Embarcación menor. Foto: Naviera Paredes.

Armasur propone ajustar la clasificación de naves acuícolas menores

Chile: El gremio afirma que se debe establecer que las naves acuícolas menores son todas aquellas con una eslora igual o menor a 24 metros, para ampliar los espacios de habitabilidad y de carga y sus reservas de flotabilidad.

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En diciembre recién pasado, la Asociación de Ingenieros y Constructores Navales de Chile (Aicnach) se reunió para discutir técnicamente sobre los últimos naufragios de embarcaciones que prestan servicios a la acuicultura. Entre sus propuestas, está seguir la normativa internacional, fijando la eslora de naves menores en 24 metros y no en 203 m3 de volumen como en la actualidad, lo que permitiría llegar a 400 m3 dando más habitabilidad y capacidad al barco.

Al respecto, el presidente de Armasur, Héctor Henríquez, afirmó a Salmonexpert que está 100% de acuerdo con la propuesta de la Aicnach, que además se encuentra en línea con los posturas que han expuesto Arasemar y Directemar, donde “se pone en perspectiva de que la reglamentación no está dando el ancho en cuanto a que no entrega respuestas a la contemporaneidad de los servicios para la acuicultura, con la logística que se requiere para operar embarcaciones eficientemente”. 

De este modo, considerando las regulaciones internacionales existentes para la Marina Mercante, el directivo señaló que “hay que ajustar la clasificación de naves acuícolas menores, estableciendo que son todas aquellas con una eslora igual o menor a 24 metros, sin utilizar TRG como a la fecha, para ampliar los espacios de habitabilidad y de carga, sin entrar al régimen normativo de naves acuícolas mayores. Así, se lograría una manga más grande y llegar a un volumen de hasta 400 m3”.

Héctor Henríquez, presidente de Armasur. Foto: Armasur.

“La reglamentación hoy dice que las naves acuícolas menores deben llegar a un volumen máximo de 50 toneladas de registro grueso (TRG). Eso significa 200 m3, lo que es absolutamente insuficiente, pues se trata de una embarcación con, por ejemplo, reserva de flotabilidad muy baja, complicando su operación”, advirtió Henríquez. Con lo que, paralelamente, se tendrá que readecuar la formación de los patrones de estos barcos. 

Asimismo, el presidente de Armasur destacó que, con estos cambios, se abren las puertas para actores del borde costero, como los pescadores artesanales, “que necesitan diversificar su actividad y a quienes el medio marítimo no les genera ninguna adversidad. Entregándoles las competencias necesarias, ellos pueden perfectamente ser parte de la dotación de embarcaciones acuícolas menores y mayores. No se les debe dejar a la orilla del camino”. 

En tanto, el titular del gremio recalcó que cuando se trata de una nave acuícola con un volumen de 400 m3 o más, donde se tienen que hacer actividades de movimientos de pesos muertos de 60 toneladas, se requieren más competencias técnicas en aspectos relevantes de seguridad tales como criterios de estabilidad, “pues estos patrones poseen la experiencia, en eso no existe problema”. Lo que implicaría reestructurar la malla curricular actual para la preparación de estas personas. 

“Hay una industria acuícola que es boyante en Chile, que crece de manera relevante, se desarrolla, que tiene competidores importantes en el mercado mundial, por tanto, los prestadores de servicio para el sector debemos ir ajustando la manera de operar”, subrayó Henríquez.