Adolfo Alvial, integrante del primer Comité de Ética salmonicultora. Foto: Cedida.

“La relativización que algunos hacen del cumplimiento normativo causa un daño evidente”

Chile: El integrante del primer Comité de Ética de la industria salmonicultora chilena, Adolfo Alvial, entrega su visión: “Debemos ser capaces de querer y ser queridos por nuestros trabajadores y la comunidad”.

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Un importante hito para la industria se concretó recientemente: la conformación del primer Comité de Ética, impulsado por la Asociación de Salmonicultores de Magallanes. Uno de los integrantes de la instancia técnica es Adolfo Alvial, Biólogo marino y director ejecutivo del Club Innovación Acuícola y de Orbe XXI.

“Me corresponderá evaluar y sugerir acciones, en el marco del Código de Ética de la Asociación, sobre conductas y actos de los asociados respecto de las cuales el Directorio nos solicite un pronunciamiento. Asimismo, podremos hacer contribuciones como Comité en relación con los principios y conductas que se espera de empresas que buscan cumplir su actividad con apego a los valores que inspiran nuestra convivencia”, detalló Alvial, dando a conocer a Salmonexpert su visión acerca de las mejores prácticas éticas para la industria nacional.

¿Cómo es una ética correcta para la salmonicultura chilena?
Lo básico es cumplir las normas y sus principios inspiradores sin relativismo alguno. Efectuar sus actividades respetando los derechos humanos de sus trabajadores, de las comunidades de su entorno y de quienes se vinculan a su ejercicio, como proveedores y clientes. Operar sin daño o detrimentos físico ni moral de las personas que trabajan en ellas, o reciben los productos, servicios o impactos de su actividad. Precaver en todo momento, anticipándose a situaciones de riesgo, para cualquiera de los grupos humanos y el entorno ambiental. 

Respetar la diversidad étnica, religiosa, de género, de opinión, etc., evitando toda forma de acoso o discriminación. Contribuir permanente y activamente a la preservación y fortalecimiento de los valores y bienes que la comunidad en que se inserta aprecia, respeta y valora. Las empresas deben demostrar que son parte de la comunidad, no ellas frente a la comunidad, y tal condición deben honrarla, participando de las acciones de interés común para preservar y mejorar la calidad de vida y el entorno cultural y natural.

¿Cuáles son las principales falencias éticas en el sector salmonicultor local?
La relativización que algunos hacen del cumplimiento de las normas, o el uso de subterfugios, que, no obstante no violar la regulación, causan un daño evidente a su entorno social o ambiental. No es generalizado, pero la falta de algunos los daña a todos. Por eso tiene un gran valor el adoptar códigos y establecer acciones como ésta de la Asociación de Magallanes que felicito sin reserva.

Por otro lado, creo que las empresas deben establecer y transmitir valores y principios éticos al interior de ellas y demostrar en todos los niveles apego a su cumplimiento. La conducta ética no es una opción, es una obligación que nos debemos unos a otros por respeto a nuestra dignidad como persona humana y en procura que, como comunidad, velemos por el bien común y la generación de mejores condiciones de vida para todos.

Centro de cultivo de salmón en Magallanes. Foto: Archivo Salmonexpert.

Por último, estimo que la transparencia es una acción que aún no alcanza los niveles que exige una buena convivencia y la generación de confianzas importantes en la sociedad. Hacer bien las cosas debe ser un incentivo para transmitirlo, como también los errores y equivocaciones, cuya comunicación puede tener un reproche en lo inmediato, pero sin duda, una conducta premiada finalmente por la sociedad. Nada justifica que por alcanzar las metas, en la empresa, como en ningún tipo de organización privada o pública, se dañe a terceros o se oculten o minimicen situaciones que constituyen errores o acciones equivocadas de cualquiera de sus miembros.

¿Qué significa para la industria del salmón tener su primer comité de ética?
Es un ejemplo que debería multiplicarse entre los productores. Al respecto, quisiera también señalar que hace seis meses adoptamos la misma iniciativa en el Club Innovación Acuícola, compuesto por proveedores de base tecnológica. En momentos en que enfrentamos muchos desafíos, globales y nacionales, los valores, principios y las conductas éticas que se desprenden de ellos, constituyen la más poderosa de las herramientas para efectuar un tránsito hacia nuevas formas de convivencia, producción, tecnología, etc., en paz y con respeto por la persona humana. Es la base del mundo que legaremos a las generaciones venideras.

¿Debiera esto, posteriormente, ampliarse a otras regiones donde se produce salmón?
Eso espero. Es una iniciativa que fortalece una industria que quiere y puede ser mejor y alcanzar mayores niveles de reconocimiento y confianza de quienes conforman su entorno. No basta con generar fuentes de trabajo y aportar para obras específicas si no se hace con un propósito permanente y demostrable de las personas y el entorno, lo cual significa más que cumplir las normas. Debemos ser capaces de querer y ser queridos y no sólo reconocidos por nuestros trabajadores y la comunidad, y por eso, celebro que estemos avanzando en esa senda.