Haematoccocus pluvialis. Foto: Wikimedia Commons

Nuevas alternativas para el aceite de pescado en la dieta de salmónidos

Reino Unido: En la revista “Biotechnology Letters”, se publicó un review que describe las fuentes alternativas más recientes para el aceite de pescado, ingrediente fundamental en la alimentación de salmones de cultivo.

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Los peces son una buena fuente de proteínas, vitaminas y minerales, además de ser la principal fuente de ácidos grasos omega-3 (n-3), eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), esenciales para la salud humana. De hecho, autoridades sanitarias mundiales recomiendan el consumo de al menos dos porciones de pescado por semana, para prevenir enfermedades cardiovasculares e inflamatorias, entre otros beneficios para la salud.

Según la FAO, la acuicultura suministra más del 50% de los pescados y mariscos del mundo para consumo humano, siendo actualmente el sector productivo de proteína animal que crece más rápido. Sin embargo, la industria requiere grandes cantidades de harina y aceite de pescado provenientes, en parte, de la pesca.

Actualmente estas fuentes de origen animal han sido gradualmente reemplazadas con alternativas principalmente de origen vegetal. Pero como el aceite vegetal carece de EPA, DHA y n-3 de cadena larga, los cuales son escenciales para lograr un nivel adecuado en salmones, se produce una necesidad por nuevas fuentes de novo de n-3.

En este sentido, la Iniciativa Global del Salmón (GSI por sus siglas en inglés) ha invitado a organizaciones comerciales a suministrar hasta 200 mil toneladas anuales de nuevos aceites ricos en omega-3 para apoyar la producción sustentable del área.

Fuentes marinas

Los primeros candidatos que surgen dentro de las fuentes marinas de n-3, son los organismos tróficos inferiores como el krill antártico (Euphasia superba), krill del pacífico (Euphasia pacifica) y los copépodos calanoides (Calanus finmarchicus), los cuales ya se han investigados para su uso en pellets de salmónidos.

Además de lo anterior, también existe un creciente interés por el uso de fuentes subutilizadas, como los subproductos de la pesca y la acuicultura, y de peces mesopelágico,s entre otras fuentes marinas. Sin embargo, los volúmenes de producción de todas estas fuentes son relativamente bajos.

Phaeodactylum tricornutum. Foto: Wikimedia Commons.

Microalgas y fuentes microbianas

Las microalgas, junto con otros microorganismos unicelulares son los principales productores de n-3 en el medio acuático, proporcionando un suministro continuo de EPA y DHA. Por lo tanto, estas ofrecen una forma natural de aumentar la oferta de n-3 en peces de cultivo, y la industria ya los utiliza para enriquecer los alimentos de larvas y juveniles.

Sin embargo, en etapas posteriores del crecimiento, donde las microalgas no son la fuente de alimento natural y se requieren mayores volúmenes de producto, la biotecnología microbiana ofrece un enfoque alternativo y prometedor a los ingredientes marinos tradicionales para la alimentación.

Por ejemplo, Diatomeas (Phaeodactylum tricornutum) y microalgas (Nannochloropsis sp. y Desmodesmus sp.) se están investigando como reemplazos de la harina de pescado. Además, otra microalga llamada Haematoccocus pluvialis, puede ser utilizada para el reemplazo de los carotenoides que les dan el color particular a los filetes de salmón, Por otra parte, bacterias como Paracoccus carotinfaciens (nombre comercial: Panaferd-AX) y levaduras Phaffia rhodozyma, ya son utilizadas para estos propósitos.

Se han identificado especies microbianas como la diatomea marina Crypthecodinium, así como también los Labyrinthulomycetes Thraustochytrium, Ulkenia, pero especialmente Schizochytrium sp., los cuales producen biomasas lipídicas ricas en n-3 y con altas proporciones de n-3:n-6.

DHAgold, DHA Natur, ForPlus, NeoGreen y AlgaPrime DHA son algunos de los productos disponibles en el mercado que utilizan estas fuentes alternativas como suplemento en las dietas.

Sin embargo, todos los productos anteriores basados en algas, tienen el inconveniente de que sólo proporcionan uno de los dos ácidos grasos n-3 o DHA, y no aportan EPA. En respuesta a este problema, la empresa Veramaris lanzó un producto que combina Schizochytrium con EPA y DHA para producir un aceite de algas sin estas falencias.

Fuentes transgénicas

Aunque se han realizado investigaciones para modificar genéticamente microorganismos y microalgas, como las mencionadas anteriormente, el enfoque principal para la bioingeniería se ha centrado sobre la producción y cultivo de semillas oleaginosas capaces de producir estos ácidos grasos, ya que las plantas terrestres no poseen esta habilidad.

Los genes implicados en la producción de los ácidos grasos ya mencionados están presentes en varias especies de microalgas marinas y a través de la bioingeniería fue posible su introducción plantas oleaginosas terrestres.

Los dos cultivos oleaginosos que han sido vistos como potenciales plataformas para la producción transgénica, son la Camelina (Camelina sativa) y la Canola (Brassica napus L.).

Se reportan cantidades de EPA de hasta 24% en el aceite obtenido de semillas de Camelina que producen solo EPA, mientras que el aceite rico en EPA y DHA tiene un contenido de de 11 y 8%, respectivamente. En la actualidad, no se ha publicado ninguna producción comercial de nuevos aceites de n-3 provenientes de estas semillas genéticamente modificadas (GM).

Por otro lado, la empresa DuPont desarrolló una levadura oleaginosa transgénica, Yarrowia lipolytica, que produce una biomasa de EPA de alto nivel a través de una fermentación a escala industrial. Dow AgroSciences, en asociación con DSM, desarrollaron un producto de soja que contiene 1,5 y 2,7% de EPA y DHA. También, Calysta Inc., en asociación con CHAIN Biotech Ltd., produjeron un microorganismo GM llamado “Methanococcus” que es capaz de convertir gas metano en n-3.

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