Mortalidad de salmones. Foto: Fundación Terram.

ONGs solicitan transparentar impacto de actuales floraciones algales nocivas

Chile: Tanto Greenpeace como Fundación Terram afirman, entre otras cosas, que la presencia de amonio y urea de cultivo de salmón en fiordos cerrados puede exacerbar eventos FAN.

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Frente a las mortalidades masivas conocidas en los últimos días, por floración de algas nocivas en las regiones de Los Lagos y Aysén, desde Greenpeace afirmaron en comunicado de prensa que “es innegable la influencia de la contaminación producida por la salmonicultura con el desarrollo de este tipo de crisis. Es una tremenda irresponsabilidad que la industria se vuelva a escudar sólo en el cambio climático. Existen evidencias de que la presencia de amonio y urea proveniente de cultivos de salmón en fiordos cerrados o con poca circulación, pueden exacerbar floraciones de la especie detectada en el Fiordo Comau”. 

Consenso científico

“No se puede ignorar el rol que tienen los nutrientes que aportan de forma ininterrumpida las jaulas de salmón, para la proliferación de algas potencialmente tóxicas. Ya hace más de 10 años existe consenso científico respecto a la relación que tiene la degradación de la calidad del agua en este tipo de blooms. En ese sentido, la única manera de afrontar estos fenómenos que se hacen más frecuentes y peligrosos, es restringir la presencia de elementos altamente contaminantes de las columnas de agua como son las instalaciones de engorda de salmones”, indican desde Greenpeace.

El Fiordo Comau “es uno de los pocos lugares de la región de Los Lagos que alberga bancos de corales de agua fría, los que representan un hábitat muy sensible y que ya ha sido muy alterado por la industria acuícola. Esta alga causa una mortalidad de peces, no solamente salmones, sino que también puede afectar a especies silvestres ya que genera una obstrucción dañina de las branquias de los peces. Es urgente que haya transparencia respecto de la magnitud de lo que está ocurriendo en el fiordo”, enfatizó Estefanía González, coordinadora de Campañas de Greenpeace. 

“Se trata de una situación gravísima que guarda similitudes con el origen de la catástrofe medioambiental que sufrió la región de Los Lagos en el otoño de 2016. Hoy, las medidas tomadas hasta el momento dan cuenta de la gravedad de la situación, Sernapesca ha autorizado el traslado y la cosecha temprana de salmones para evitar mayores pérdidas económicas a las empresas instaladas en el fiordo, sin embargo, es altamente riesgoso incrementar la circulación de wellboats en condiciones en las que podrían estar esparciendo algas nocivas hacia otras zonas”, agregan desde Greenpeace. 

Estudios de capacidad de carga

Mientras que desde Fundación Terram mostraron su preocupación “ante la ausencia de información clara y oportuna que debería entregar la Autoridad sectorial en estos escenarios, en vista de los antecedentes históricos que existen sobre ellos. Se debe tener presente que, según la propia Autoridad, estos eventos comenzaron a ocurrir el 27 de marzo y transcurridos casi 10 días no hay información pública que detalle de forma completa el número de centros afectados, la cantidad de salmones muertos en cada uno de ellos, los planes de contingencia para su retiro y el destino de las mortalidades de peces”.

A partir de estos antecedentes, “nos queda la incertidumbre de la real capacidad de respuesta de la industria frente a la disposición biosegura de la mortalidad en plantas reductoras certificadas para esos efectos, en vista del potencial impacto ecosistémico sobre las diversas áreas protegidas aledañas a todos estos centros de cultivo, como ocurre con el Área Marina Costera Protegida Fiordo Comau-San Ignacio de Huinay en Los Lagos, y con el Parque Nacional Isla Magdalena, la Reserva Forestal Las Guaitecas y el Santuario de la Naturaleza Estero de Quitralco en Aysén”, manifiestan desde Fundación Terram.

Por todo esto, de acuerdo con Fundación Terram, “es necesario que la Autoridad esclarezca lo antes posible el destino de los salmones en descomposición, como también las vías y medios dispuestos para ello de acuerdo con los planes de contingencia presentados por las empresas, sin dejar de tener presente que todo ello debe realizarse bajo el procedimiento, con las condiciones y dentro de plazos establecidos por la normativa sectorial para su retiro y disposición final”.

“Estos eventos contribuyen a reafirmar la idea de que los fiordos no son zonas aptas para el desarrollo de la salmonicultura, en tanto ecosistemas únicos especialmente vulnerables a la variabilidad climática, pero respecto de los cuales no se han realizado estudios de capacidad de carga, a lo que se suma el hecho de que la aprobación de proyectos de cultivo de salmones o el aumento de su biomasa se ha realizado prácticamente en su totalidad sin siquiera contar con Estudios de Impacto Ambiental (EIA), con las consecuencias que ello implica”, sostienen desde Fundación Terram.