Javiera Calisto, directora Jurídica en Oceana Chile. Foto: Oceana Chile.

Salmonicultoras: El tiempo de la transparencia ya llegó

*Columna de opinión para Salmonexpert de Javiera Calisto y César Astete, representantes de Oceana Chile.

El pasado 1 de marzo se aprobó en el Senado el proyecto de ley que exige mayor transparencia a la industria salmonicultora, establece medidas para prevenir y sancionar el escape de peces, y termina con la sanción por la extracción accidental de salmones por parte de la pesca artesanal. Desde Oceana Chile celebramos esta noticia, ya que no se trata solamente de una gran mejora a la regulación ambiental de esta industria, sino también refleja el trabajo de años.

Hoy, acceder a datos como el uso de antibióticos, antiparasitarios, biomasa producida, y mortalidades por centro de cultivo de salmones parece algo básico, pero no es así. Para ser concretos, fue hace ocho años - en 2014 - cuando, al ver el elevado uso de antibióticos en la salmonicultura nacional, realizamos la primera solicitud de información al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). En particular, se buscaba conocer el detalle del uso de antibióticos y la biomasa cosechada por empresa, con el objetivo de aumentar la competencia, provocar la disminución en el uso de antibióticos, y así buscar elevar los estándares ambientales de la industria salmonera en el país.

Sin embargo, esto significó recorrer un largo camino judicial que involucró el paso por el Consejo para la Transparencia, la Corte de Apelaciones, el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema. Todo debido a la oposición de las empresas en la entrega de los datos, las cuales ante cada solicitud recurrían a todas las instancias posibles con tal de retrasar el acceso, demorando hasta cuatro años y con ello, haciendo que la información perdiera todo valor.

Conocer el uso que se le está dando a los antibióticos es relevante, porque de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la resistencia a los antibióticos es una de las principales amenazas actuales para la salud humana. Esto es cuando las bacterias mutan y logran resistir la acción de los antibióticos utilizados para combatir las enfermedades que generan. En comparación a otros de los principales países productores de salmón, como Noruega y Canadá, la industria chilena es la que, por lejos, utiliza más antibióticos por tonelada de salmón producida.

Por esto, el 2018 en una moción parlamentaria que buscaba mejorar la regulación frente a escapes y otros aspectos ambientales, se introdujo una norma de transparencia activa que exige a Sernapesca publicar periódicamente información desagregada sobre antibióticos, antiparasitarios, biomasa y mortalidades. Esto permitirá un mayor control ciudadano, tanto a la industria del salmón, como a las tareas de fiscalización que tiene el Estado.

Otro aspecto relevante de este proyecto de ley es que establece fuertes sanciones económicas por cada salmón que se escape, así como también fija medidas dirigidas para prevenir su ocurrencia. En Chile los escapes de salmones son eventos comunes. Entre 2010 y el 2020 se escaparon cerca de 5 millones de peces entre la región de Los Lagos y Magallanes.

Este proyecto que se encuentra en su tercer trámite constitucional y cuyo origen es la Cámara de Diputados y Diputadas, tuvo importantes aportes en el Senado respecto al acceso a la información y transparencia, la posibilidad de remoción por parte de la pesca artesanal y el sistema de prevención y sanción de escapes.

De esta forma, el trabajo técnico de ambas corporaciones del Congreso, más el aporte de las ciencias y la sociedad civil, nos tiene hoy muy cerca de una respuesta institucional a deudas impostergables de esta actividad económica.

Por esto, esperamos que los nuevos integrantes de la Cámara baja y particularmente la Comisión de Pesca, Acuicultura e Intereses Marítimos, apoyen este proyecto que lleva más de cuatro años de tramitación, y den este paso significativo en aumentar los estándares de una industria que tanto impacto genera en los mares de nuestra Patagonia.