Centro Punta Islotes afectado por frente de mal tiempo. Foto: Salmones Camanchaca.

Los desafíos pendientes en certificación para estructuras de cultivo de salmón

Chile: Entre los mayores desafíos pendientes, están cómo el certificador de las estructuras de cultivo de salmón dará un sello a la memoria de cálculo y qué instancia superior hará doble check in.

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Subpesca publicó en agosto del año pasado un nuevo reglamento clave para el sector, que impone una serie de mayores exigencias a las estructuras de cultivo de salmones, para disminuir el riesgo de hundimiento de jaulas o escape masivo de peces.

Uno de los puntos más relevantes de esta nueva regulación es la obligación de certificaciones de carácter anual, que tienen la finalidad de comprobar las condiciones de seguridad de los módulos de cultivo y del fondeo de los centros salmonicultores, según el reportaje de la última edición de revista Salmonexpert (página 20).

La Autoridad detalló que quienes podrán certificar estructuras de cultivo de salmón, deberán contar con el título profesional de Ingeniero Naval, Ingeniero Civil Oceánico, Ingeniero en Pesca o Ingeniero en Acuicultura; poseer especialización o cursos sobre diseño de sistema de balsas jaula y sistemas de fondeo; y tener experiencia de a lo menos tres años en diseño de sistema de balsas jaula y sistemas de fondeo.

Visión de asociaciones profesionales

Tan importante es este proceso técnico, que la Asociación de Ingenieros y Constructores Navales de Chile (Aicnach), la Asociación Chilena de Ingeniería de Puertos y Costas, y la Asociación Gremial De Profesionales Pesqueros y Acuicultores De Chile (Apropech), se reunieron por primera vez con un enfoque multidisciplinario, “en miras a plantear un trabajo de mediano y largo plazo que permita no sólo un desarrollo de la industria sino también un acuerdo de colaboración entre las partes frente al tema de la certificación”.

De acuerdo con la asociación, “creemos que el reglamento por sí mismo no es un seguro para todo evento. Es la implementación la que representa un desafío para la industria en pos de la seguridad de las personas, el medio ambiente y las inversiones. Se requiere la participación y responsabilidad de todos los actores tanto de diseñadores, calculistas, fabricantes, instaladores, prestadores de servicios y las empresas que poseen centros de cultivo para hacerla cumplir”.

Posición de la academia 

Por su parte, Gonzalo Tampier, director de la Escuela de Ingeniería Naval de la Universidad Austral de Chile (UACh), afirma que “se debería considerar la posibilidad de incluir a profesionales de otras Ingenierías (por ejemplo, Mecánica o Civil) que han realizado una formación de postgrado relacionada a estructuras marítimas y su comportamiento en el mar (por ejemplo, en el Magíster en Ingeniería Naval y Oceánica que imparte nuestra casa de estudios)”. 

Mientras que Alberto Medina, académico del Departamento de Acuicultura y Recursos Agroalimentarios en la Universidad de los Lagos (ULagos), señala que en lo referente a la condición de fiscalizadores de certificadores de estructuras de cultivo de salmón, la labor debería estar a cargo de una instancia multiinstitucional integrada por la Armada, Sernapesca, IFOP, universidades y por asociaciones, para evaluar los proyectos y hacer seguimiento a plan de diseño, memoria de cálculo, instalaciones, mantenciones y reparaciones. 

Felipe Hurtado, académico de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), subraya que la más grande interrogante radica en cómo el certificador de las estructuras de cultivo de salmón dará un sello a la memoria de cálculo, y aprobará que el diseño y funcionamiento son los adecuados para el centro, en base por ejemplo al nivel de energía del lugar. “Falta conocer la instancia superior que permitirá un doble check in, la cual garantiza independencia en el proceso”. 

Talleres de redes

La Asociación de Talleres de Redes (Atared) también presentó su opinión del tema. Soledad Zorzano, gerente Técnico de la entidad, precisa que la Resolución 1821 -en proceso de perfeccionamiento- habla de verificación semestral y certificación anual. “Creemos que basta con la certificación anual. Entendemos al certificador como un equipo técnico-profesional por la variedad de elementos que conforman la estructura a certificar. Las empresas y profesionales acreditados y firmantes debiesen -a partir del protocolo y formularios estándar provistos por la Autoridad- acreditar una experiencia de tres a cinco años en diversos ambientes oceanográficos o bien operar donde pueda acreditar trayectoria (mar interior, zona expuesta, de alta energía)”.

Para leer completo el reportaje en revista Salmonexpert (página 20 de la nueva edición), haga click aquí.