Dr. Ruben Avendaño, investigador de la Universidad Andrés Bello y del Centro Incar. Foto: Archivo Salmonexpert.

La reinvención de la salmonicultura chilena ante el Covid-19

*Columna de opinión para Salmonexpert del Dr. Ruben Avendaño, investigador de la Universidad Andrés Bello y del Centro Incar. 

Ciertamente, no estábamos preparado para una crisis como la del tipo Covid-19, sino que estábamos más atentos a que la salmonicultura chilena fuera golpeada por otro patógeno que provocara una crisis igual o mayor que la generada por el virus de la anemia infecciosa del salmón (ISAV) en 2007 o tal vez el propio recrudecimiento de la piscirickettsiosis o el aumento en la carga parasitaria de Caligus rogercresseyi o algún patógeno emergente como Tenacibaculum dicentrarchi o incluso todas ellas al mismo tiempo. 

Sin embargo, al mirar al pasado y definir qué nos dejó el ISAV estoy seguro que al unísono todos los actores o la gran mayoría de la industria del salmón, es decir, productores, fiscalizadores e investigadores concordaríamos en que fue un gran aprendizaje, comenzando por el ponernos de acuerdo en momentos de conflictos, mejorando procedimientos de bioseguridad y estableciendo normativas consensuada y otras veces no tanto. 

Cómo no recordar que cuando se reportó el primer brote en julio del 2007, no teníamos técnicas de diagnóstico y por primera vez, los laboratorios comenzaron a implementar una desconocida técnica llamada Reacción en Cadena de la Polimerasa o PCR, la cual con el Covid-19 ha pasado a ser conocida por prácticamente todos los chilenos. Así, la industria fue capaz de montar una infraestructura y capacidades humanas para que después de cuatro meses de ocurrido el primer brote el Instituto Nacional de Normalización acreditara el RT-PCR con sondas Taqman como técnica diagnóstica. 

Hoy, ante el avance del Covid-19 y la ferviente necesidad de diagnosticar rápida y prematuramente a los enfermos y portadores del virus, la industria del salmón y laboratorios de investigación de enfermedades acuícolas responden poniendo a disposición toda la capacidad de análisis de muestras tomadas en el sistema de salud a pacientes con sospechas de Covid-19 así como sus equipamientos. Incluso, en ocasiones poniendo en riesgo la propia salud de los operarios del laboratorio de diagnóstico, pues a diferencia de los primeros estudios que se realizaron en la crisis del ISAV cuando se evaluaron distintas matrices de envío de las muestras al laboratorio y se mataba el virus, en la gran mayoría de las muestras de los pacientes sintomáticos o sospechosos el Covid-19 está vivo. 

Por tanto, creo que se debe resguardar la salud de los trabajadores de la salmonicultura y sus familias, lo que como consecuencia permitirá una mejor condición respecto a los cuidados y salud de los peces y el ambiente acuático en que se están cultivando. Para la tranquilidad de todos, empresas salmonicultoras han actuado diligentemente y modificado sus protocolos de operación, incluso la mayoría de ellas está realizando el test de diagnóstico del Covid-19 a los colaboradores que deben trabajar en los centros de cultivos ubicados en los distintos rincones del sur del país. 

Con todo lo anterior, nuestro ente regulatorio también ha aprendido, así el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura ha dictado una serie de resoluciones –Resoluciones Exentas Nº 565/2020, Nº 585/2020, Nº 614/2020 y Nº 648/2020– destinadas a implementar medidas para reducir el riesgo de transmisión del Covid-19 en los centros de cultivo de salmónidos. Además, se modificó el Programa Sanitario General de Manejo de Mortalidades y sus sistemas de clasificación estandarizado, lo que prioriza las acciones para prevenir la diseminación de agentes patógenos y medidas que refuerzan la vigilancia para la detección temprana de enfermedades de alto riesgo, durante el manejo de las mortalidades generadas en los centros de cultivos.

Entonces, se nos presenta como pregunta: ¿es lo único que se puede hacer o hay desafíos que son necesarios de ir previendo y abordando para no encontrarnos con un problema mayor? Distintas entidades han presentado sus recomendaciones. Médicos Veterinarios sugieren el mantenimiento de niveles mínimos de producción para toda la cadena productiva durante el período de Covid-19, en concordancia con el cuidado y salud de los trabajadores; el aseguramiento del abastecimiento de insumos y materiales para el proceso productivo; mantención de la vigilancia sanitaria en peces de cultivo; y velando por el cumplimiento de la normativa vigente que regula el sector productivo, a fin de evitar el generar impactos negativos en el medio ambiente y en los animales de producción, ya que dada la situación mundial pudiesen tener repercusiones mayores a las ya conocidas y agravar la condición sanitaria de las personas, animales y medio ambiente. 

Todo lo anterior pareciera simple cuando se trata de una industria que se desarrolla en tierra, pero los centros de mar se distribuyen desde la región de Los Lagos a Magallanes. Además, siempre nos olvidamos de un componente que no depende de nuestro actuar ni podemos prever, como es el ambiente y sus componentes fisicoquímicos y biológicos. Más aún en una situación mundial de cambio climático.

A modo de ejemplo, la reciente muerte masiva de salmones en un centro de cultivo ubicado en Quellón en la región de Los Lagos, donde habían más de 900 mil salmones coho. Por tanto, este factor puede tener un gran impacto dependiendo del lugar geográfico en que se encuentre el centro de cultivo, así como las variables de salinidad, temperatura e incluso si llueve o no, lo que puede determinar el estado sanitario de los peces en cultivo. 

Además, el invierno está a la vuelta de la esquina, con peces que han presentado en el último tiempo una mayor carga de Caligus y temperaturas más frías, las cuales podrían ser óptimas para la aparición de peces con anomalías en el tejido muscular externo y consistente con una condición de tenacibaculosis. Surge la pregunta: ¿Qué hacemos ante estos cuadros? ¿se debe realizar o no tratamiento antimicrobiano o antiparasitario? Y todo lo anterior, considerando que las condiciones de operación son normales, es decir, sin las medidas implementadas por el Covid-19.

¿Y ahora quien podrá ayudarnos? Como decía un pseudosuperhéroe, no pretendo ser vidente ni adivino, solamente remitirme a la historia más reciente y que nos indica que la colaboración público-privada, haciendo parte a las capacidades científico-técnicas de la academia, es la mejor respuesta país para enfrentar los desafíos futuros. Y ahora manos a la obra.