Debates en torno a la sustentabilidad acuícola nacional

Chile: Entre el 17 y 20 de enero, se desarrolla en la sede Viña del Mar de la UNAB, el VI Congreso Nacional de Acuicultura, instancia que ha reunido a investigadores, científicos, autoridades, estudiantes e invitados especiales, en torno a la discusión de la sustentabilidad y diversificación acuícola en Chile.

Con un llamado a la sinergia y el diálogo entre la industria, el gobierno y la academia, se dio inicio al VI Congreso Nacional de Acuicultura. Este llamado, se hizo en el marco del seminario inaugural, donde el foco estuvo puesto en que Chile, "país con vocación marítima, donde no se han desarrollado al 100% las capacidades, porque ha sido muy complejo encontrar el equilibrio entre el desarrollo económico de la acuicultura con la sustentabilidad y el respeto por el medio ambiente", según los expositores.

“El desarrollo de la acuicultura, para quienes tenemos una mirada vinculada y articulada con el desarrollo territorial y de las regiones, es un tema muy importante, especialmente por el valor agregado que podemos darle a esta gran fuente de exportaciones. Para la Universidad Andrés Bello, potenciar esta área es fundamental, en especial mediante el Centro de Investigaciones Marinas de Quintay, uno de los centros más completo a nivel nacional en I+D del área marina”, comentó Jorge Martínez, vicerrector de la sede Viña del Mar de la Universidad Andrés Bello (UNAB)

Antonio Vélez, presidente de la Sociedad Chilena de Acuicultura (SCHACUI). Foto: Vicente Aguirre Diez, MALLKUS Ltda.

En tanto, Antonio Vélez, presidente de la Sociedad Chilena de Acuicultura (Schacui) destacó que nuestro país es el escenario apropiado para desarrollar una acuicultura diversa, con variadas especies en lugares tan distintos y distantes.

“El lema del congreso ‘Investigación para la diversificación y la sustentabilidad’, orienta a la idea de dirigir nuestros esfuerzos de I+D a aplicar y potenciar el camino de la diversificación basado en especies priorizadas y económicamente apoyadas por programas de largo aliento. La actual estrategia del Gobierno, de apoyar estos programas en plazos cercanos a los 10 años, es la manera de asegurar avances tecnológicos que luego se traducirán en innovaciones acuícolas. La acuicultura ya no es una opción, sino que una necesidad obligada para un crecimiento sostenido del 10-12% anual, para lograr generar las 30 millones de toneladas de alimento que la FAO ha advertido que se necesitarán en los próximos 25 años, a nivel mundial. Por lo tanto, tenemos un gran desafío que desarrollar”, expresó Vélez.

Apoyo estatal

La diversificación y sustentabilidad de la acuicultura es un tema central para el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), de cara al desarrollo de este sector productivo en Chile. Sin embargo, el 2016 fue un año complejo para el servicio, debido a la gestión de políticas públicas.

“Debido a los eventos que ocurrieron en la industria salmonicultora y la pesca artesanal de la Región de Los Lagos con las Floraciones Algales Nocivas, se hace aún más necesaria la cercanía con la investigación en estos ámbitos. Por lo anterior, hemos fortalecido nuestras herramientas de gestión en el ámbito ambiental y sanitario, y hemos fortalecido los convenios con los diferentes estamentos de investigación. Prueba de aquello, es que, a través del Fondo de Inversión Estratégica del Ministerio de Economía, el Estado ha destinado US$45 millones para el desarrollo de 2 grandes proyectos, que se hacen cargo, por una parte, de las brechas de investigación en materia sanitaria en la acuicultura, pero que en una primera etapa han enfocado los esfuerzos en la salmonicultura; y de la falta de un análisis integral de los datos que el propio Estado genera. El año pasado requerimos, en muchos casos, de una integración de datos de manera de poder tomar indicadores de alerta y nosotros, como entidad, actuar de manera oportuna”, explicó Alicia Gallardo, subdirectora de Acuicultura de Sernapesca.

La profesional comentó que ambos proyectos ayudan al servicio para la toma de decisiones, con enfoque precautorio, pero sin afectar la competitividad de la industria. “Ambas iniciativas tienen la finalidad de mejorar nuestra gestión y el diseño de políticas públicas, las cuales es muy necesario que estén cerca de la investigación científica. Es por ello que es muy relevante la relación con la comunidad científica, quien tiene un rol protagónico para Sernapesca, para aportar y compartir la información que tengan disponible, así como nosotros para contribuir con la data y la experiencia en terrenos que tenemos. Es necesario el trabajo colectivo y solidario en materia de investigación, para beneficio de toda la comunidad, porque el futuro de la acuicultura lo hacemos todos”, puntualizó Gallardo.

Academia

En tanto, el director de la carrera de Acuicultura de la UNAB, Juan Manuel Estrada recalcó que la acuicultura cumple un rol fundamental, debido a suministro de algas, mariscos y peces, permitiendo que la población mundial pueda acceder a alimentos de alto valor nutricional, indispensables para el normal y sano desarrollo de niños y adultos.

“En un escenario de cambio climático acelerado, de pesquerías en franca declinación, junto con comunidades y sociedades que demandan respeto cada vez mayor por el medio ambiente, la acuicultura enfrenta desafíos mayores y urgente a nivel nacional y global. En nuestro país, los efectos del cambio climático han afectado el borde costero y las comunidades que allí se asientan. Esto ha obligado a desarrollar tecnologías y sistemas acuícolas en aguas abiertas y en tierra”, enfatizó Estrada.

A juicio del profesional, la acuicultura realiza una gran contribución al Producto Interno Bruto (PIB) del país, siendo la tercera industria exportadora a nivel nacional. “Sin embargo, existe un gran desconocimiento de la disciplina, sus proyecciones y reales contribuciones al crecimiento y desarrollo del país. La acuicultura chilena, pese a ser muy reconocida en el extranjero, en Chile es una gran desconocida para la sociedad en general, la cual olvida que, por ejemplo, solo la salmonicultura da trabajo a más de 70 mil personas, que trabajan en la salmonicultura, pero también en la mitilicultura, en la industria ostionera y abalonera, siendo en su mayoría actividades productivas que generan polos de desarrollo, aun en localidades aisladas, y muchas veces, es la única actividad que genera ingresos”, destacó el docente.