Ayudando a los peces a combatir los piojos de mar

Australia: Científicos han descubierto que los peces tienen una capacidad innata para evitar la infección parasitaria, allanando el camino a nuevos métodos para prevenir brotes en las poblaciones de cultivo. La infestación de parásitos en los centros de cultivo es uno de los mayores desafíos de la acuicultura.

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En una industria en rápido crecimiento, los brotes de parásitos causan ineficiencias en la producción, escaso bienestar para los peces y consecuencias negativas para las poblaciones silvestres cuando las enfermedades se diseminan.

Para ayudar a la industria a combatir la infestación de parásitos en los centros de cultivo, investigadores de la Escuela de BioCiencias en la University of Melbourne descubrió una importante arma: el comportamiento natural de los mismos peces.

Brotes de parásitos

“Los brotes de parásitos en los peces silvestres son inducidos por los peces de cultivo en los principales sistemas de cultivo, como las infestaciones de piojos en el salmón silvestre en Europa y América del Norte”, dijo el investigador asociado de la Universidad de Melbourne, Tim Dempster.

A juicio del profesional, los tratamientos para los parásitos también son estresantes y no contribuyen al bienestar de los animales. “Estos incluyen baños con químicos, baños en agua dulce, alimentos medicados u otros tratamientos aplicados directamente al parásito o al huésped”, argumentó.

En una primera investigación, el equipo de Dempster examinó la capacidad inherente del salmón para evitar la infección a través de su primera línea de defensa, su comportamiento.

“Probamos si el pez más cultivados en el mundo, el salmón Atlántico, puede defenderse contra los parásitos usando diversos comportamientos”, destacó Dempster.

Al comparar los salmones cuyas percepciones habían sido distorsionados por un sedante suave con los salmones que exhibían un comportamiento normal, los investigadores descubrieron que los peces “normales” adquirieron un 30% menos de parásitos que los peces sedados.

“Nuestros resultados revelaron claramente que los comportamientos normales son adaptativos contra los parásitos. Esto nos ayuda a comprender mejor los comportamientos que ayudan a los peces a evitar la infestación. Hay más de 100 especies de peces que son cultivados en todo el mundo, pero hasta ahora conocemos poco acerca de su capacidad de engañar a sus principales parásitos”, comentó Dempster.

“Nuestro estudio ayudará a diseñar centros de cultivo que permitan a los peces desplegar totalmente sus comportamientos naturales defensivos. También podríamos aprender de estos comportamientos para crear nuevos métodos de prevención de la enfermedad”, puntualizó.

Evaluación de comportamiento

Para determinar si los comportamientos normales protegían contra la infestación, el equipo primero tuvo que “crear” peces que no tuvieran comportamiento normal.

“No fue fácil, pues tuvimos que encontrar un método completamente nuevo para abordar este tema”, comentó la Dra. Samantha Bui, estudiante de doctorado en la University of Melbourne, que actualmente trabaja en Institute of Marine Research (Noruega).

“Tratamos a un grupo de peces con la anestesia disociativa ketamina. El anestésico permite que los peces permanezcan activos, pero sus sentidos son temporalmente opacados, lo que altera su comportamiento”, explicó Bui.

Durante la investigación, los científicos encontraron que los peces normales saltaban del agua y rodaban en la superficie de seis a siete veces más que los peces sedados. Sin embargo, también observaron que los peces normales nadaban menos que los peces sedados.

“Los comportamientos de saltos e inmovilidad fueron menos comunes en los salmones anestesiados, mientras que la frecuencia de natación errática aumentó en los peces anestesiados”, manifestó la investigadora, quien agregó que “los resultados muestran que estos comportamientos, a niveles normales, reducen la capacidad de los parásitos para adherirse a los peces”, puntualizó.

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