Carlos Odebret. Foto: Loreto Appel, Salmonexpert.

Carlos Odebret abordó los desafíos de la industria salmonicultora

Chile: En una charla brindada en la Universidad San Sebastián de Puerto Montt, el profesional realizó un balance de la industria salmonicultora local y los desafíos que se le han presentado a lo largo de su historia, recalcando las regulaciones normativas, el aspecto sanitario, la vinculación con el medio y la demanda de consumo interno de salmón.

En el marco del inicio del segundo trimestre de los Programas de Desarrollo Profesional Advance que imparte la Universidad San Sebastián en Puerto Montt, el empresario Carlos Odebret brindó la clase magistral “Sustentabilidad Competitiva: El Desafío del Salmón”.

En la oportunidad, Odebert hizo un repaso de la industria salmonicultora local y los desafíos que se le han presentado a lo largo de su historia, recalcando el pie en el que están ahora, en particular el tema de los precios, las regulaciones normativas, el aspecto sanitario, la vinculación con el medio y la demanda de consumo interno de salmón.

Microregulación

En conversación con Salmonexpert, el profesional recalcó que la industria tiene mucha microregulación, es decir, exceso de regulación a pequeña escala. “Son técnicas regulatorias que buscan definir restricciones o espacios de competitividad para la industria, de una manera simple. Sin embargo, el conjunto de regulaciones que se han ido incorporando, como modificaciones al RESA o a la LGPA, han generado un espacio regulatorio muy enredado. Creo que en la industria debe haber muy pocos actores que entienden al detalle la norma. Y si se cambia a cada rato, es muy difícil poder proyectar, entonces se genera cierta incertidumbre también”, comenta.

A su juicio, la causa de lo anterior es la propia necesidad de la industria de poder tener regulaciones que le permitan dar sostenibilidad económica a largo plazo, a partir del aspecto sanitario. “Considero que es el momento de sentarse a discutir un cambio más profundo y estructural. Quizás es necesario simplificar el modelo, o adecuarlo a los tiempos actuales, pensando en los próximos años. En el fondo es pensar dónde va a producir salmón la industria, como, por ejemplo, salmonicultura oceánica; por otra parte, cuánto aguanta este ritmo de producción ¿podemos hacer un millón de toneladas en el mismo espacio? ¿o hacemos 800 mil toneladas en espacios distintos?; y, por último, plantearse seriamente que se produce en convivencia con otros actores que igualmente ocupan el mar. Entonces, es una discusión bastante más profunda, que no tiene que ver con un arreglo regulatorio pequeño, si no con cambios más profundos a la salmonicultura para que sea competitiva”, argumentó.

Políticas públicas

Otra de las temáticas abordadas por Odebret, fue la necesidad de generar políticas públicas con el fin de incentivar el consumo de salmón en las zonas donde se producen. Lo anterior, debido a las altas tasas de obesidad infantil que se manifiestan en la zona sur austral de Chile.

“Los esfuerzos que se han realizados, en esta materia son mínimos. El año 2010, el mercado de salmón robado, era de US$ 60 millones. Cuando no hay una oferta de un producto que se disponga, el mercado se ajusta, es decir, en alguna parte, alguien vende estos salmones y hay US$ 60 millones potenciales de un negocio en Chile, y actualmente esa cifra debe ser mayor. De alguna manera la demanda satisface su necesidad a través de un camino, y en este caso, mediante el salmón robado porque es más barato. ¿Hay una demanda por salmón? Por supuesto que la hay. Por lo tanto, la pregunta es cómo se adapta un producto para un segmento Chile, y aquí hay un desafío. Me imagino que si Junaeb es capaz de incorporar un máximo de financiamiento en proteínas, hay un mercado con un potencial enorme para satisfacer las demanda de salmón incorporado a los almuerzos de miles de estudiantes de, por ejemplo, las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes”, expresa Odebret.

Con respecto a lo anterior, el profesional destaca que, dado que hay un mercado y una demanda conocida, debería haber una planta de proceso que satisfaga esa necesidad. “La industria debe apostar a que, en vez de generar un salmón filete, el mismo que se envía a Estados Unidos, elaborar un producto distinto, pero con las mismas características nutricionales, para el mercado local. Esto es clave, porque es la forma con que se pueden testear los productos. Si la industria quiere desarrollar un nuevo producto para un mercado distinto en Estados Unidos o China, hay que probarlo acá. Esa es la forma, pero para eso se requiere de una demanda estructurada y conocida y que por supuesto el Estado se involucre y Junaeb puede ser un actor relevante. No tiene que ver con la promoción del salmón, ni con su publicidad, sino que gente quiere igualmente comer salmón, pero se necesitan productos adecuados para cada mercado”, puntualiza Odebret.