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Cuando la nutrición vegetal y la genética convergen para una nueva era en la salmonicultura

Foto: PTEC Inva.

Investigadores de Chile y Estados Unidos coinciden en la relevancia de unir la agricultura con la nutrición y genética de peces.

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En el escenario actual de la acuicultura global, los grandes desafíos ya no se limitan a mejorar la eficiencia productiva, sino a transformar las bases mismas de cómo se alimentan y desarrollan las especies de salmón del Atlántico (Salmo salar), salmón coho o del Pacífico (Oncorhynchus kisutch) y la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss).

En Chile, el Programa Tecnológico para la Producción Local de Insumos Nutricionales Vegetales para la Acuicultura (PTEC-INVA) –una iniciativa impulsada por la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), liderado por Salmones Antártica y cuyas entidades coejecutoras son el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria (CeTA), Empresas Agrotop, Veterinary Histopathology Center (VeHiCe) y las universidades de Chile (UChile) y Católica de Temuco (UCT)– está avanzando precisamente en ese horizonte: unir la agricultura y la acuicultura para crear una tercera industria basada en insumos vegetales y peces genéticamente adaptados a ellos.

Del mar a la tierra: el nuevo paradigma agroacuícola

A través de un comunicado de prensa se informó que durante el Seminario Internacional “Creando una tercera industria” organizado por el PTEC-INVA en el Centro Regional de Investigación INIA Carillanca, el Dr. Jurij Wacyk González, representante de la UChile para el PTEC-INVA, y el Dr. Kenneth Overturf, genetista senior de Riverence Provisions LLC (Idaho, Estados Unidos), expusieron sobre cómo el vínculo entre nutrición y genética redefine el futuro de la salmonicultura.

El Dr. Wacyk presentó los avances del PTEC-INVA en la incorporación de fuentes proteicas y lipídicas de origen vegetal –como canola, arveja, lupino, haba, linaza, alfalfa, soya y camelina– en dietas para Salmo salar y Oncorhynchus mykiss, destacando los ensayos de digestibilidad y desempeño productivo.

Foto: PTEC Inva.

“Estamos alimentando el presente y el futuro con ingredientes vegetales locales”, puntualizó el Dr. Wacyk, enfatizando que el gran desafío del sector no es reemplazar por reemplazar, sino entender cómo los ingredientes agrícolas nacionales pueden integrarse de forma eficiente y sostenible al sistema acuícola chileno.

La genética como llave para una nueva eficiencia

Desde Idaho, el Dr. Kenneth Overturf presentó una visión complementaria: si cambian los alimentos, los peces pueden evolucionar para mejorar la utilización de dietas formuladas con materiales vegetales.

En su anterior cargo como uno de los científicos principales del Servicio de Investigación Agrícola (ARS, por su sigla en inglés) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), donde dirigió un programa de mejoramiento genético, el Dr. Overturf y su equipo desarrollaron líneas de trucha arcoíris capaces de digerir eficientemente dietas basadas en plantas, reducir la enteritis inducida por la soya y biosintetizar ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) a partir de aceites vegetales.

Con estimaciones de heredabilidad de 0,78 para el DHA y 0,61 para el EPA, sus resultados demuestran que la genética puede transformar las limitaciones nutricionales de las plantas en ventajas productivas.

“Seleccionar peces que utilicen eficientemente dietas sostenibles convierte una limitación en una ventaja competitiva. El futuro no solo está en desarrollar mejores alimentos, sino en cultivar mejores peces”, resumió el Dr. Overturf.

Visitas técnicas

Como parte de las actividades de vinculación del PTEC-INVA en el marco del Seminario Internacional: “Creando Una Tercera Industria”, su equipo de gobernanza, junto con los representantes de la Universidad de Chile, Dr. Jurij Wacyk y Dr. Mario Caruffo Madrid, además del Dr. Kenneth Overturf, visitaron las instalaciones del Laboratorio de Nutrición y Fisiología de Peces del Departamento de Ciencias Agropecuarias y Acuícolas de la Universidad Católica de Temuco (UCT), dirigido por el Dr. Patricio Dantagnan Dantagnan, quien también integra el PTEC-INVA como representante de la UCT.

Posteriormente, con la articulación del gerente del PTEC-INVA, Dr. Daniel Nieto Díaz-Muñoz, la comitiva recorrió la Piscicultura Los Tambores de Salmones Antártica, ubicada en la comuna de La Unión (región de Los Ríos). Allí fueron recibidos por el subgerente de Agua Dulce, Gustavo Araya; el jefe de Área para Los Ríos, Rodrigo Domínguez; y el primer asistente, Guido Barril.

“El trabajo colaborativo entre universidades, empresas y programas tecnológicos es esencial para conectar la investigación con la producción real. En Los Tambores, esa conexión ya se ve: peces alimentados con dietas funcionales, evaluados bajo condiciones comerciales, cerrando el ciclo entre genética, nutrición y sostenibilidad”, subrayó el Dr. Nieto.

Una tercera industria: el puente entre el campo y el mar

Tanto los ensayos nutricionales del equipo de la Universidad de Chile como las líneas genéticas desarrolladas por el USDA apuntan hacia un mismo destino: una acuicultura sostenible basada en el conocimiento agroacuícola.

El modelo que impulsa el PTEC-INVA no solo busca reducir la dependencia de insumos importados, sino activar cadenas de valor agrícolas regionales que produzcan ingredientes para el cultivo de salmones y truchas.

De acuerdo con los cálculos del Dr. Wacyk, solo un 1% de inclusión de ingredientes vegetales locales en las dietas nacionales podría significar más de 10.000 toneladas anuales de demanda agrícola, equivalentes a 4.800 hectáreas de cultivo de arveja, o más de 15.000 de lupino en el caso que la inclusión sea del 2%, fortaleciendo la economía rural de toda la macrozona sur-austral del país.

Conclusión: una revolución sostenible en marcha

El presente y el futuro de la acuicultura chilena están convergiendo en una sola idea: la integración del conocimiento genético, nutricional y agrícola para producir peces más eficientes, saludables y sustentables.

Esta nueva era agroacuícola no solo redefine la relación entre tierra y mar, sino que posiciona a Chile como un laboratorio natural donde la ciencia aplicada puede dar origen a una tercera industria que alimente al mundo con inteligencia y sostenibilidad.