Marcelo Campos, gerente general de Acuasesorías. Foto: Vicente Aguirre, MALLKUS Ltda.

“Actualmente nos encontramos en la etapa del fracaso regulatorio”

Chile: La sobrerregulación que hoy presenta la acuicultura chilena ha significado mayores y más complejas fiscalizaciones, trámites que confunden y normativas iguales para todas las especies acuícolas, entre otros.

“Impacto de la normativa en la acuicultura chilena”, se denominó la charla final de la tercera jornada del VI Congreso Nacional de Acuicultura, exposición a cargo de Marcelo Campos, gerente general de Acuasesorías.

En su ponencia, Campos se refirió a que Chile, según la FAO, se ubica en el noveno lugar a nivel mundial en producción pesquera, y primero en Latinoamérica.

“Esto, por una parte es bueno, pero por otra genera un gran problema, ya que en Chile, acuicultura es igual a salmonicultura y eso ha costado sacarlo de la mentalidad de todos, incluso de quienes trabajamos dentro de la industria. Claro que es importante hacer distinción en los tipos de recursos, pero la normativa no hace grandes diferencias entre las especies, las zonas zoogeográficas o los ambientes. Y muchas veces nos encontramos con que la normativa es la misma para salmonicultura, mitilicultura, ostiones, abalones, algas, crustáceos; no hay diferencia en relación a los salmones si son ovas, smolt, menos de trucha pan size o reproductores. Y qué decir de acuicultura a pequeña escala o áreas de manejo, porque la autoridad no entiende que son distintas cosas y que debemos tener normativas diferenciadas”, recalcó Campos.

A juicio del profesional, al hablar de normativa de la acuicultura en Chile, se debe mencionar un antes y un después del ISAv. “Las consecuencias de esto, fue pánico en productores e inversionistas y una sobrerreacción de las autoridades, introduciéndose una serie de modificaciones a la Ley General de Pesca y Acuicultura, lo que se tradujo en normas cada vez más complejas, un cambio radical en el escenario productivo, aumento en los costos de producción y autoridades reclamando una competencia sectorial”, aclaró Campos.

Según comentó el experto, la gran lista de normativas a la acuicultura chilena ha significado una sobre regulación. “Si bien, no hay otra actividad en Chile que esté más regulada que la acuicultura, esto se ha traducido en concentración de las operaciones de siembra y cosecha, impedimento de la producción continua de todas las especies salmónidas, aumento en los costos de producción, aumento en la demanda de servicios, entre otros. La gran pregunta es ¿se podrán solucionar los problemas de logística y operativos de la industria con esta gran cantidad de normativas? Esta sobrerregulación ha significado mayores y más complejas fiscalizaciones, todas las cuales no apuntan necesariamente al tema sanitario, y las sanciones no diferencian tampoco la gravedad de las infracciones”, expresó Campos.

Costos

En el 2013, el entonces subsecretario de Pesca y Acuicultura, advirtió que la producción de salmónidos caería un 20% el 2014 producto de la regulación. Ese mismo año, medios de prensa vaticinaban altos costos de producción, problemas de precios, entre otros.

“La autoridad abordó esta situación de sobreproducción, que afectaba sanitaria, ambiental y comercialmente a la industria, pero se olvidó de que el mercado es finito. Dice a los productores cuánto producir, para alcanzar a un precio tal, que a lo menos sea igual a los costos de operaciones. Esto no es problema de cuántas empresas están produciendo o cuánto están produciendo las empresas”, recalcó el profesional.

Para Campos, antes del virus ISA teníamos un mercado libre, luego este mercado fracasó, apareció la regulación y actualmente estamos en la etapa del fracaso regulatorio. “Pero nos interesa tener una acuicultura realmente sustentable. Si bien somos líderes en producción, sin investigación y gestión, la acuicultura va a fracasar. La sustentabilidad no es solo producir. En eso debemos ser muy conscientes”, puntualizó Campos, agregando que “estamos ante una bomba de tiempo. Necesitamos, hoy día, crear un organismo que efectúe un diagnóstico de la situación normativa, fortaleciendo la institucionalidad y seguir luchando por un Ministerio de Pesca y Acuicultura”, expresó Miguel Campos.