Imagen referencial de plástico. Foto: Pixabay.

Reciclaje del Plástico en Chile

   

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Para quienes lean este artículo, quizás el título pueda ser grandilocuente, y es que las políticas públicas, los canales estatales, la conciencia ciudadana y empresarial en Chile, aún está muy lejos de ser parte de aquellas comunidades que hoy son líderes en conciencia y cultura del reciclado.

Si bien esta información es técnica y concreta en cuanto a números y porcentajes, nos deja entrelíneas que nos falta aprender, internalizar y ejecutar modelos de negocios capaces de producir y obtener óptimos resultados, pero bajo la responsabilidad social y medioambiental.

La evidencia indica que en nuestro país el aumento sostenido del consumo industrial de plásticos para la producción de bienes secundarios tiene que ver con la tendencia del PIB (Asipla, 2015).

Según cifras de la Asociación de Industriales de Plástico (Asipla), del total de las 900 mil toneladas consumidas en el mercado nacional el año 2013, la comercialización de resinas termoplásticas se concentró en los polietilenos: de alta y baja densidad (PEAD y PEBD), y de Tereftalato (PET), con un 56%; asimismo, un 29% corresponde al Polipropileno (PP), Policloruro de Vinilo (PVC), Poliestireno (PS) y Poliuretano (PU). El resto de las materias primas, lo conforman otros tipos de resinas (14%) y, finalmente, con una participación muy marginal, aparecen los materiales reciclados con un 1% (Corfo 11BPC-10107).

Entre 2014 y 2015, el crecimiento del consumo nacional de resinas termoplásticas se mantuvo estable y alrededor de las 900 mil toneladas, con un crecimiento de 1,25% anual.

La industria de las resinas termoplásticas está enfocada a producir productos de envases y embalajes, dirigidos a las distintas empresas, incluida la de alimentos para consumo, seguida por la de productos para la minería, construcción y agroindustria.

Ahora bien, en Chile existe una matriz que categoriza en tres partes a la industria del plástico, la que está compuesta por 1) los proveedores nacionales e internacionales de resinas o polímeros vírgenes, para la producción de productos plásticos; 2) las empresas fabricantes y; 3) los proveedores de plásticos reciclados, que abastecen a las que los fabrican, para la producción de otras líneas de productos, esto gracias a la restricción que existe de utilizar sólo materia prima virgen en las industrias de alimentos y farmacéuticas, entre otras.

Tal y como fuera señalado, el consumo aparente de plástico en Chile se ha mantenido constante desde el 2014 a la fecha, entonces surge la interrogante: ¿Cuánto de este material es desechado anualmente?

Para responder a esta pregunta se deben considerar las cifras del estudio “Diagnóstico y estrategias para la gestión de residuos plásticos en Chile” (Corfo 11BPC-10107), el cual precisa que el material utilizados en construcción (18%) y en minería (19%), se mantienen mayormente en empleo, sin embargo, la proporción de envases y embalajes (48%) tiene una tasa de utilización útil más corta.

De lo anterior, se debe suponer que en los últimos años en Chile, se han generado alrededor de 432 mil toneladas de desechos plásticos cuyo destino han sido los vertederos. Por lo señalado, la siguiente imagen muestra la distribución de los residuos generados en Chile a partir de las materias primas bases consumidas.

Según cifras de Asipla, la participación del material reciclado en el mercado nacional alcanza al 1%. Lo anterior, se traduce en que anualmente, y a la fecha, están disponibles para recuperación cerca de 9 mil toneladas de plástico. Sin duda, la cifra es muy baja respecto de otros países miembros de la OCDE; no obstante, estudios han concluido que considerando un escenario optimista y con grandes esfuerzos, se podría llegar a un 11% de recuperación sobre el consumo aparente de plástico, lo que equivale a unas 99 mil toneladas anuales.

Beneficios del reciclaje

Sin perjuicio que los intermediarios son parte importante en la cadena para la recuperación y el reciclaje, son las propias industrias generadoras las que juegan el rol fundamental para que se obtenga el beneficio de la valorización de los residuos.

Esto es así, porque las empresas que adoptan los modelos de reciclaje en sus sistemas de gestión avanzan hacia la sustentabilidad y logran, por ejemplo, que la segregación en origen sea el valor agregado que necesitan los residuos para convertirse en materias primas útiles para otras industrias.

Los beneficios han sido descritos ampliamente en la literatura y con casos prácticos, sin embargo, es importante destacar el triple impacto de la industria del reciclaje.

1) La huella de carbono viene a ser uno de los elementos a utilizar como indicador. Un estudio encargado por el Centro de Investigación de Polímeros Avanzados de Chile, CIPA, analizo? tres aspectos de la industria del plástico: transporte, obtención de la materia prima y proceso de extrusión, como alternativa de transformación.

Los resultados de este estudio indican que la obtención de materia prima es la principal responsable de las emisiones de CO2 en la industria del plástico, por encima del transporte y el proceso de transformación (extrusión) aplicado a cada resina.

Se agrega que al emplear material reciclado, la huella de carbono se reduce, puesto que los factores de emisión de este tipo de material están por debajo de los factores de emisión del material virgen (cerca de un 90% menos).

Haciendo una analogía, al final del ciclo de vida del plástico ¿Qué pasa si las empresas generadoras a través de los intermediarios exportan sus residuos con potencial de reciclaje?. La huella de carbono se dispara en el transporte y son las empresas generadoras, las que deberían asumir ese indicador en sus sistemas de gestión para futuras acreditaciones y certificaciones. Debemos recordar, además, que la norma en Chile establece que los generadores son responsables de sus residuos hasta la disposición final.

Luego, la tendencia debería ser mantener en lo posible los beneficios del reciclaje en nuestro país, para que la industria del plástico local pueda incorporar una mayor proporción de materia prima reciclada a su matriz de producción y se logre bajar la huella de carbono en todo el ciclo.

2) Adoptar un esquema económico circular en la gestión de residuos, esto significa que si nos enfocamos en los productos con un ciclo de vida útil o corto, como son los envases y embalajes, al proceso tradicional de producción, consumo y eliminación, deberíamos agregar la reducción y el reciclaje.

3) Sociedad. Estudios de CIPA, muestran un aumento sostenido en el porcentaje de personas que estarían dispuestas a cancelar por un producto o servicio amigable con el medio ambiente.

Lo anterior, fue patente en la reciente Feria Ciudad Sustentable 2015, organizada por la Intendencia regional de Los Lagos y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, iniciativa inédita en Chile, donde las empresas como Reciclados del Sur, recogieron las inquietudes de la ciudadanía y otras entidades, respecto de la falta de lugares para reciclar en la región y la carente educación ambiental para llevar a cabo esta acción.

Una industria exitosa en su producción es sinónimo de una industria consciente y respetuosa del medioambiente; un país que avanza para el desarrollo igualitario de sus ciudadanos, es un país que genera y ofrece estructuras concretas para el cuidado y respeto de su entorno.

Si bien hoy existen medidas más concretas como la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor) -información que merece otro artículo-, necesitamos un país más expedito en esta materia, y esto se traduce finalmente a un trabajo en comunión: ciudadanos educados en una cultura ambiental, Estado y empresariado dispuesto a invertir en sistemas de reciclado, que permita instaurar de una vez por todas una cultura sustentable en Chile.