Dr. Kevin Maisey, profesor asistente del Centro de Biotecnología Acuícola (CBA) de la Universidad de Santiago de Chile (Usach). Imagen: Kevin Maisey.

Desarrollan kit de detección de respuesta inmune para salmónidos

Chile: El sistema no sólo podría ser útil frente a Piscirickettsia salmonis, sino que también podría determinar parámetros de correlación de protección frente a otros patógenos bacterianos

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Para el Dr. Kevin Maisey, profesor asistente del Centro de Biotecnología Acuícola (CBA) de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), la vacunación es un elemento importante de la prevención y el control de muchas enfermedades bacterianas y virales.

“En la industria nacional hay numerosas vacunas disponibles contra Piscirickettsia salmonis, sin embargo, la evidencia de la efectividad de las vacunas contra esta bacteria en condiciones de campo en Chile es limitada y hay consenso entre distintos actores de la industria que la protección a largo plazo de la vacunación es limitada”, asevera el profesional.

Así, mediante el desarrollo de un kit de detección de respuesta inmune para salmónidos, el científico busca una correlación de protección, a través de “uno o varios parámetros de laboratorio, marcadores inmunes científicamente establecidos, que permitan ser asociados a la protección contra una enfermedad clínica, tanto bacterianas como virales. Si existe una respuesta inmune correlacionada con la protección, es útil para interpretar los efectos de la vacunación con criterios de valoración de respuesta inmune”.

Producción de anticuerpos monoclonales

La iniciativa se está desarrollando en el Laboratorio de Inmunología Comparativa del Centro de Biotecnología Acuícola de la Universidad de Santiago de Chile, en colaboración con investigadores del Laboratory for Comparative Immunology, Friedrich-Loeffler-Institut, Alemania.

“La idea es que en muestras sangre periférica, con lo cual no es necesario sacrificar el pez, y mediante la técnica de citometría de flujo, se utilicen distintos anticuerpos para determinar un perfil o patrón particular de células del sistema inmune y de proteínas inmunes presentes en la muestra. Ello permitiría tener un resultado cuantitativo que puede ser correlacionado con protección inmune. Hoy, esto no es posible, por ejemplo cuando se determina la presencia de anticuerpos IgM específicos frente a un patógeno”, detalla Maisey.

Aporte a la industria

Para el académico, “una correlación de protección es muy útil si se pueden demostrar relaciones cualitativas y cuantitativas. Por ejemplo, 3 o 5 días post-vacunación, se puede cuantificar un aumento de la población de linfocitos T CD8+ y la secreción de citoquinas claves como interferón gamma, a nivel proteico”.

“Estos datos permitirían correlacionarse con la protección. Si meses después, un pez responde de la misma manera frente al mismo estímulo, estará mejor preparado para enfrentarse adecuadamente a un patógeno. Si ello no ocurre, el productor puede ejercer las acciones preventivas que estime necesario”, añade.

También permitiría relacionar la respuesta inmune en poblaciones: “Un criterio de correlación de respuesta inmune puede ser útil si desea relacionar como una población de peces en agua dulce o agua de mar responden frente a la vacunación. O, si se desea correlacionar si familias de peces de pedigree conocido responden adecuamente frente a este estímulo”.

Disponibilidad

La situación sanitaria actual ha afectado el trabajo de laboratorio y el de los colaboradores del proyecto en Alemania. Actualmente, están en proceso de desarrollo y validación de los distintos anticuerpos monoclonales y la etapa siguiente es el proceso de validación en muestras de peces vacunados en laboratorio y en muestras de campo.

Una vez que tengan estos parámetros de correlación, obteniendo el financiamiento adecuado, se podrán empaquetar los distintos kits, “que no sólo podrían ser útiles frente a Piscirickettsia salmonis, sino que también podríamos determinar parámetros de correlación de protección frente a otros patógenos bacterianos como Renibacterium, Aeromonas, Tenacibaculum, Yersinia, Vibrio o Flavobacterium, o virales como ISA, IPNV o PRV”, finaliza Maisey.