Imagen referencial de centro de cultivo. Foto: Daniella Balin, Salmonexpert.

Salmonicultores ven menores riesgos en reproductores operando en el mar

Chile: Empresas consultadas por Salmonexpert observan progresos en genética y bioseguridad en la producción de ovas tras cambios al Reglamento Sanitario que impulsa el Gobierno.

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Tener la posibilidad de contar con reproducción y genética en el mar para salmonicultoras que operan en Chile con programas de producción de ovas avalados técnicamente, como ocurre en Noruega, es visto con buenos ojos por un grupo de empresas consultadas por Salmonexpert.

Esto, al igual que los centros se encuentren limitados en la cantidad de peces a mantenerse y que su tamaño dependa de las distancias a otros sitios de cultivo, tras cambios al Reglamento Sanitario (RESA) que está impulsando el Gobierno.

Opiniones de los protagonistas

Gastón Cortez, gerente general de Salmones Austral, afirma que lo que está haciendo el Gobierno es positivo, en términos de mantener los reproductores en mar, pues desde el punto de vista técnico el avance que se tiene haciendo genética ahí “es cuatro o cinco veces mayor a lo que se tendría si estuviéramos en agua dulce, en tierra”.

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“La autoridad, con las medidas de control que tiene sobre reproducción en mar y en agua dulce, ha logrado frenar cualquier posible contaminación hacia la producción de salmón. No veo riesgos en los cambios que está proponiendo el Gobierno. Otros países como Noruega, Escocia, Irlanda y Canadá cuentan con una amplia difusión en este sentido y son competitivos”, asegura el ejecutivo.

Según Cortez, mientras más empresas tengan programas genéticos bien conformados, es una gran ventaja para la industria nacional, ya que existirá mejor control de enfermedades. “Estas compañías no representan un riesgo cuando vuelvan con sus reproductores al mar, al contrario”, recalca.

Asimismo, Óscar Garay, gerente de Farming de Salmones Magallanes, afirma que la operación de reproductores en tierra sí es una buena medida, pero el problema es que se ha realizado en pisciculturas usando exclusivamente agua dulce, y se debería haber concretado incorporando también agua de mar para simular lo más posible a las condiciones naturales de los centros que transitan de una salinidad a otra cuando van a desovar y así evitar enfermedades como el ISA.

“Y respecto de los cambios que apunta la normativa RESA, de flexibilizar un poco (ojo, esto es importante, porque es un poco, no es que el reglamento esté permitiendo hacer reproductores en el mar como se hacía antes) las distancias, pero poniendo límites a los tamaños de este tipo de centros y exigiéndoles que se haga desarrollo genético me parece bien”, apunta Garay.

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En tanto, para Patrick Dempster, gerente general de Aquagen Chile, asevera que esta es una discusión técnica compleja e importante en la que no puede perderse de vista el fin último: una industria salmonicultora más sustentable y competitiva a nivel global.

Para lograr este objetivo son claves dos cosas, de acuerdo con Dempster. “Tener disponibles todas las opciones para muchos de manera de asegurar no solamente el progreso genético y la bioseguridad, sino que también para desconcentrar el riesgo y así asegurar tanto el suministro de ovas como los núcleos genéticos, punto de origen de la cadena de valor, y mantener la discusión en el marco de lo técnico, conservando la altura de miras y respetándonos, pues somos una industria entrelazada y conectada, por lo que debemos siempre buscar lo mejor para el conjunto”.