Salmón Atlántico. Fuente: Archivo Salmonexpert.

Preocupación por pérdida de audición en salmón de cultivo

Estados Unidos: Acorde con un estudio publicado en la revista Scientific Reports, la mitad de los salmones de cultivo a nivel mundial sufre de pérdida de la audición debido a una deformidad en los huesos del oído.

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El descubrimiento es de suma importancia para el bienestar animal de los peces de cultivo, como también para la supervivencia de los peces de cultivo que se liberan en medios silvestres.

La Universidad de Melbourne guio el estudio que reveló que la mitad de los peces de salmón Atlántico de cultivo tienen una deformidad en el otolito, condición que es muy inusual en los peces silvestres.

Tormey Reimer, líder del estudio, dijo que los peces de cultivo son diez veces más propensos a las deformidades que los peces silvestres. “La deformidad se produce cuando la estructura típica del carbonato de calcio en el hueso del oído de los peces se sustituye con una forma cristalina diferente. Los huesos del oído deformado son más grandes, más ligeros y más frágiles”, expresó la investigadora.

Además, agregó que “La deformidad se produce a una edad temprana, con mayor frecuencia cuando los peces están en pisciculturas, pero los efectos sobre la audición son cada vez más graves, a medida que el pescado crece.Nuestra investigación sugiere que los peces afectados por esta deformidad, pueden perder hasta el 50% de su sensibilidad auditiva”.

Para probar si la deformidad responde a un fenómeno mundial, los investigadores de la Universidad de Melbourne y del Instituto Noruego de Investigación de la Naturaleza, tomaron muestras de salmones de Noruega, Canadá, Escocia, Chile y Australia.

El equipo comparó la estructura de los otolitos de salmones de cultivo y silvestres, además de comparar la audición entre los peces utilizando un modelo que predice qué puede escuchar un pez. Sin importar la procedencia de los peces, la deformidad fue mucho mayor en peces de cultivo que en peces silvestres.

“Este estudio plantea preguntas sobre el bienestar de animales de cultivo, y podría explicar por qué algunos programas de conservación no están funcionando”, dijo el co-autor del estudio, el profesor asociado Tim Dempster, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Melbourne.

“Algo en el proceso de cultivo está causando la deformidad. Ahora tenemos que trabajar en la causa fundamental para ayudar a la industria del salmón a producir peces con estándares de bienestar aceptables”, añadió.

Cada año, se producen más de dos millones de toneladas de salmón, con más de mil millones de peces cosechados.

“Estimamos que aproximadamente la mitad de estos peces presentan una deformidad en el hueso del oído, comprometiendo la audición. Todavía no se sabe cómo esta pérdida afecta el desempeño de los peces. Sin embargo, la producción de animales con deformidades contraviene dos de las “Cinco Libertades”, en las que se basa la legislación para garantizar el bienestar de los animales de cultivo en muchos países”, añadió Reimer.

Esta deformación, podría explicar por qué muchos programas de conservación de peces no están funcionando según lo esperado. Cada año, miles de salmones criados en pisciculturas son liberados en ríos de Norte América, Asia y Europa con el fin de aumentar la población silvestre, pero su supervivencia es entre diez y veinte veces menor que la de salmón silvestre. La pérdida de audición puede provocar que los peces no detecten a sus depredadores, además de restringir su habilidad para navegar de vuelta a su origen para reproducirse.

El profesor Steve Swearer, co autor del estudio, explicó que el mal desempeño de los peces liberados en los ríos es un misterio desde hace mucho tiempo. “Creemos que la capacidad auditiva comprometida podría ser parte del problema. Todos los programas de repoblación de peces silvestres deben evaluar si sus peces presentan esta deformidad, y el efecto que esto tiene sobre sus tasas de supervivencia”, dijo.

“Si no cambiamos la forma en que se producen los peces antes de su liberación, podríamos simplemente estar arrojando dinero y recursos al mar”, finalizó Swearer.