Opinión Editorial

Dos atentados contra la salmonicultura: es hora de dar una señal concreta

Chile: Uniéndonos a la solicitud de la industria, llamamos a las autoridades a tomar medidas concretas y urgentes, ante sabotaje y ataque incendiario perpetrados en un sector clave para la economía.

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En menos de un mes, la industria salmonicultora nacional sufrió dos atentados en sus instalaciones, donde el primero fue un sabotaje contra los centros de cultivo de Caleta Bay, ubicados en el sector Totoral del Lago Llanquihue. De hecho, se observaron sujetos en embarcaciones no matriculadas, quienes habrían cometido el eventual ilícito.

Pese a que este evento, ocurrido a fines de febrero, implicó la acción de terceros, el discurso público se concentró en la salida de la salmonicultura desde lagos y ríos, acción que está tomando el sector, pero, la pregunta es, ¿no es lo suficientemente grave un sabotaje como para condenarlo de manera transversal? Esperamos que las investigaciones den con los responsables y sean sancionados.

Luego, durante la semana pasada, se conoció un ataque incendiario que afectó a una piscicultura en la comuna de Vilcún, Región de La Araucanía, no siendo la primera vez que ocurre un hecho de estas características en la zona.

Según informó Carabineros, este hecho, registrado en la piscicultura Dalcahue de la Salmonífera del mismo nombre, ubicada en la localidad de San Patricio, se dio cuando un grupo de encapuchados ingresó hasta el recinto con armas de fuego, amenazó a trabajadores y posteriormente prendieron fuego, significando no sólo pérdidas económicas sino que también riesgo a la vida de los operarios.

Lamentablemente, lo anterior significa la pérdida del lugar de trabajo para muchas familias de la región, proveedores y prestadores de servicio que trabajan en esta actividad local, ante lo cual las autoridades como el delegado presidencial, se limitaron solamente a condenar el hecho, que está lejos de ser el primero en su tipo en distintas industrias además de la salmonicultora.

Ambos atentados contra la salmonicultura se encuentran en investigación, y no tenemos certeza si más allá de las condenas públicas, quienes cometieron los posibles delitos serán sancionados y menos aún sabemos si las autoridades lograrán con sus acciones terminar con estas prácticas que ponen en riesgo a trabajadores, fuentes de ingreso, y la misma imagen país.

Es por eso que, uniéndonos a la solicitud de la industria del salmón -como parte de su cadena de valor-, hacemos un llamado a las autoridades a tomar medidas realmente concretas y urgentes para el resguardo de los habitantes y actividades productivas que se desarrollan en las regiones, porque con incertidumbre es imposible el sano crecimiento.