"Eliminar el problema de los piojos con vacunas es, en principio, imposible"

Noruega: Especialistas han visto una reducción del 80 por ciento en la carga de larvas de piojos con vacunas en el laboratorio. Luego lo sacaron al campo y la reducción cayó al cinco o diez por ciento.

Es casi imposible vacunar para que el salmón se vuelva inmune a los piojos del salmón. El profesor del NMBU (Universidad Noruega de la Vida), Øystein Evensen, tiene más fe, en ese sentido, en que las vacunas mejoren el bienestar de los peces.

Parece imposible llegar tan lejos con las vacunas contra los piojos del salmón como lo han logrado las investigaciones con vacunas contra la gripe, el sarampión, el tétanos y otros virus y bacterias.

“Eliminar el problema de los piojos con vacunas es, en principio, imposible”, observa Øystein Evensen. “Lo que puedes leer es que obtienes un cierto efecto y puedes reducir un poco los piojos. Pero es difícil lograr una reducción que se acerque a la que vemos con las vacunas comunes contra bacterias y virus”.

Más bien, plantea la pregunta de qué es lo que realmente necesitamos lograr con una vacuna. ¿De cuánto debe ser la reducción para que sea útil?

“Si se puede reducir en dos tratamientos mecánicos, puede que valga la pena el esfuerzo, y si se reduce en tres, es absolutamente excelente. ¿Quizás deberíamos pensar de una manera ligeramente diferente?”, desafía al profesor.

Si, por ejemplo, se pueden reducir de cuatro a dos tratamientos durante una temporada de piojos, entonces será un gran paso adelante tanto en términos de bienestar como de costos. “Quizás esa sea la manera de pensar cuando se trata de vacunación: reducir la carga reduciendo el número de tratamientos”, afirma el especialista.

Los investigadores llevaron a cabo experimentos con vacunas y obtuvieron entre un 50 y un 70 por ciento menos de piojos en el salmón. “Es muy bueno, pero eso no significa que obtendrás el mismo resultado en el campo”, indica Øystein Evensen. La realidad en las jaulas es bastante diferente a la que se prueba en el laboratorio.

“Hemos participado en algunos ensayos donde vemos una reducción del 80 por ciento en la carga de larvas de piojos en el laboratorio. Luego lo sacaron al campo y la reducción se redujo al cinco o diez por ciento. Lo que funciona en el laboratorio proporciona una buena base para salir al campo, y luego hay que utilizar los datos de campo como prueba de fuego final”, dice Evensen.