Anuncio

Salmonicultura con un nuevo estándar en consumo de energía

Publicado Última actualización

Por Javiera Sepúlveda S.

Los cambios implementados por la empresa, se basaron en las interrogantes:

¿qué tenemos? y ¿cuánto consume? Pablo Jorquera, jefe de Concesiones, Medio Ambiente, Seguridad, Certificación y Bioseguridad de Blumar, fue el encargado de responder aquellas preguntas y plantear soluciones sustentables y amigables con el entorno.

Jorquera comentó que, junto con su equipo de trabajo, primero se enfocaron en cómo poder reducir el consumo de energía de los veinte pontones que posee la empresa. En el caso de los centros de cultivo, tenían claro que los equipos sopladores de alimentación eran estandarizados, por lo que era lo único que no podrían modificar. “Hicimos un listado de los pontones y centros que teníamos instalados. Con datos reales, supimos qué y cuánto consumían. Registramos un alto consumo en habitabilidad (hotelería) y calefacción, el tercer mayor consumo era la iluminación del módulo de cultivo”.

Sistemas de monitoreo y luces LED de alta eficiencia, tecnologías con sello INNOVEX

Antes de implementar el plan de ahorro energético, Blumar operaba con focos halógenos de 400 watts en sus pontones y centros de cultivo. Jorquera cuenta que conversaron acerca de ésto con la empresa Innovex y ella les diseñó un foco de 12 watts (LED de alta eficiencia), hecho a medida y fabricado bajo la norma IP 65-68 “vale decir, que si uno de estos focos se cae al mar, incluso sumergido bajo un metro de agua, no se echará a perder; entonces, da lo mismo que llueva o truene, los focos van a funcionar (…) además, ganamos un 97% de eficiencia y disponemos de algo que dura mucho más, ya que el halógeno que teníamos instalado duraba entre 2 y 4 mil horas, en cambio, los focos LED poseen una durabilidad de 50 mil horas, garantizadas”, enfatizó Jorquera.

Con años de experiencia en el rubro, Blumar decidió dar un paso más allá en el proceso de cultivo de salmones, aprendiendo de errores, innovando y tecnificando sus necesidades. Bajo aquella premisa, los parámetros ambientales que se presentaban en el mar eran un factor determinante a la hora de operar. Por lo mismo, la empresa Innovex inpelmentó en todos los centros de la empresa, 4 sensores de oxígeno, temperatura y saturación en cada uno de sus módulos (a 4 profundidades diferentes), con el fin de saber, en tiempo real y en línea, qué condiciones hay en el centro. También se instalaron sensores de corriente en línea,a dos profundidades en cada centro  “Entonces, así podemos determinar qué cantidad de flujo de oxígeno hay en el interior de las jaulas, asociado a aquellos dos parámetros, a fin de ver si está de acuerdo al estándar que los peces necesitan para subsistir”. Explicó Jorquera. Además, se acomodaron compresores que inyectan aire en las jaulas, de manera de entregar el nivel de oxígeno que los salmones necesitan para vivir y se dispuso en conjunto con la empresa OCEA, el llamado Sistema Antibloom . Jorquera reveló que el Antibloom consiste en instalar tuberías “que bajan hasta 30 metros de profundidad y, desde ahí, succionan agua muy fría (sin algas) y la distribuyen en la superficie; por efecto de la densidad, esta agua vuelve a bajar y genera un empuje alrededor de la jaula, lo que crea una corriente positiva al interior, evitando que las algas ingresen”. Pontones experimentales, el futuro en sustentabilidad “Chacabuco” y “O’higgins”, son dos pontones (ubicados en las cercanías de la Isla Victoria, Región de Aysén), en los que la empresa Blumar decidió probar las últimas innovaciones existentes en habitabili- dad marina sustentable, disminuyendo la huella de carbono. Aquellas instalaciones funcionan desde enero del año 2012 y, en muy poco tiempo, se han posicionado como los pontones del futuro. En la búsqueda de un formato sustentable en cuanto al método de calefacción dentro de los pontones (que redujera gastos, contaminación y que, a la vez, aumentara la comodidad de los trabajadores), fue que la empresa Geotérmica ofreció instalar un sistema llamado bombas de calor. Aquel procedimiento consiste en la extracción del calor residual del generador (cuando se encuentra funcionando), transformándolo desde energía calórica, a agua con una temperatura de 80 °C. “Compramos 9 termos de 500 litros, almacenamos esa agua y durante el día instalamos un circuito que pasa por todo el pontón, donde el agua circula y mantiene calefaccionado a un costo cero de energía (…) lo único que pusimos y que tiene un consumo casi residual (150 watts, lo mismo que una ampolleta), son unos extractores que permiten que el aire circule un poquito más rápido, los que prendemos de forma intermitente”. Explicó Jorquera. En cuanto a comodidades habitacionales, podría decirse que los pontones experimentales (de 240 toneladas de capacidad), están dando de qué hablar. Según Alex Moreno, jefe del Centro “Chacabuco”, la jornada de trabajo 14/9 que deben seguir los operarios, buzos, cocineros y demás trabajadores, se hace bastante más llevadera en un lugar tan bien equipado “el espacio es mayor frente a otros pontones y la implementación también es superior, tenemos una buena cocina, refrigerador, microondas, cocina eléctrica, salas de juego, despensa, etc. En la parte sanitaria están los baños y todas las duchas correspondientes al personal. Los dormitorios son cómodos, amplios; hay lavandería, clósets, casilleros, sala de secado de ropa. Tenemos muchas ventajas comparativas”, expresa el jefe del Centro. 

Torre eólica

Otro gran consumo de energía, estaba ligado al funcionamiento de un potente ge- nerador, que debía solventar las necesida- des de habitabilidad nocturnas del pontón (luces en los baños, artefactos eléctricos, etc.). Blumar decidió que producir electricidad era una buena alternativa de ahorro, por lo que instalaron una torre eólica que entrega carga adicional a un banco de batería, así que, cuando el generador principal se apaga, es utilizada aquella energía almacenada. Alex Moreno, enfatizó que con la implementación de la torre, existe un ahorro de combustible de “por lo menos” un 45%, disminuyendo así, un gran porcentaje de la huella de carbono. El sistema eólico instalado, por ahora de manera experimental, es de origen chino y no existen más empresas en el país que lo hayan utilizado. “Buscamos un modelo bastante raro, por tres razones, una fue que los generadores que tienen aspas, crean un efecto llamado vela, donde el viento empuja a la torre y se mueve. Entonces, instalarlo en una superficie flotante no era tan seguro. Lo otro, es que este modelo emite entre 25 y 30 decibeles, es decir, emite menos ruido que un tubo fluorescente y no molesta a los trabajadores. La otra ventaja que le vimos, es que no tiene velocidad máxima para dejar de funcionar”, destacó Pablo Jorquera. 

Plantas de tratamiento Omnipure

Para la compañía Blumar, el tratamiento de los desechos es un tema muy impor- tante. Por la misma razón, fueron más allá de las opciones convencionales y busca- ron una solución más eficiente y amigable con el medio. De esta forma, instalaron costosas plantas estadounidenses llamadas Omnipure (diseñadas para transatlánticos, buques de pasajeros o plantas petroleras), pero con la ventaja de sacar “casi agua po- table”, aseguró Jorquera. La máquina tiene una capacidad de 220 litros por hora y tra- baja los desechos de los baños. Marco Vera, es el electromecánico de uno de los pontones experimentales. Él se encarga del funcionamiento de los gene- radores, el sistema eléctrico y de alimentación, monitoreo, etc. “Esta planta no produce lodo y trabaja con agua salada, en la primera etapa, un estanque recibe los residuos de los baños, luego una bomba los muele y los envía, junto con el agua salada, a una cámara que fabrica una mezcla homogénea. Aquella mezcla viaja por unas celdas donde se le aplica tensión y voltaje, lo que produce hipoclorito de sodio (desinfectante). En la siguiente etapa, se le administra voltaje nuevamente, haciendo que la mezcla se oxide; luego se envía a una planta decloradora y queda lista para su salida al mar”, explicó el profesional.