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Y la historia se repite

Publicado Última actualización

Por christian pérez mallea editor christian@salmonexpert.cl

Durante muchos años, la autoridad noruega sólo autorizó en su territorio la entrega de una concesión salmonicultora por compañía productora, medida que implicaba la existencia de un sector bastante disperso, con muchas pequeñas empresas. Varias crisis económicas, principalmente a causa del establecimiento de bandas de precios, acusaciones de dumping y sobreoferta de producto, hicieron temblar a dicha industria pocos años después, período en que numerosas compañías tuvieron que declararse en insolvencia o bancarrota. Según varios empresarios salmonicultores de ese país, el escenario era bastante insostenible por esos días, hasta que inversionistas como John Fredriksen ingresaron a esta actividad económica, adquiriendo la propiedad de empresas e inyectando el capital y liquidez que tanto mermaba entre las firmas noruegas. El resto es historia. El número de empresas productoras de salmón en ese país es cada vez más pequeño y, dada la casi inexistente entrega de nuevas autorizaciones para cultivo, pareciera que el crecimiento integral ya no es gran opción en dicho país escandinavo y sólo por la vía de adquisiciones es posible incrementar el potencial productivo de una compañía. De cierta forma, pareciera que el escenario en Chile apunta en la misma dirección, con cada vez menos áreas de cultivo nuevas para el desarrollo de la industria y un constante proceso de consolidación durante los últimos dos años. Quizás la mayor incertidumbre que resta por aclarar, es si aún quedan muchas transacciones por realizar en ese proceso. Lo más probable es que así sea, dada la importante cantidad de compañías que, aunque interesadas, no pudieron entrar en la propiedad de ninguna de las firmas que estuvo en venta y/o serios aprietos económicos. Por primera vez en bastantes años, la situación sanitaria en Chile es relativamente estable y los precios son buenos. Esto debe, al menos, cautivar la atención de empresas salmonicultoras de otros países, así como de grupos de inversionistas nacionales. No está de más recordar que la oferta mundial por salmón Atlántico sólo crecerá en 2-3% el próximo año, lejos del porcentaje anual de crecimiento, que rondaría el 9% actualmente. Es decir, el probable fenómeno que se observará en el mercado es de un aumento en el precio como consecuencia de mayor demanda que oferta y, subsiguientemente, una caída en la demanda como resultado de precios muy altos. Esperemos que los altos precios no lleven a la sustitución por otras proteínas. Por suerte, las proyecciones con frecuencia fallan. Por ejemplo, muchos creímos que la prohibición rusa que se impuso sobre las importaciones agrícolas de los Estados Unidos, la Unión Europea, Noruega, Canadá y Australia traería consigo un enorme espaldarazo a los envíos chilenos de salmónidos. Algo que, al parecer, ha estado bastante lejos de la realidad. Tras sólo unos meses, muchos productores noruegos ya lograron encontrar la forma de entrar al mercado ruso: a través de Bielorrusia.