Dra. Camila Fernández, investigadora asociada del Centro Incar.

¿Cuál es la huella química de la acuicultura?

Chile: Basada en estudios experimentales y de terreno, la Dra. Camila Fernández entregó información sobre el potencial impacto a nivel molecular y químico de la salmonicultura en el ambiente marino costero.

El jueves 9 de julio, dentro del ciclo de charlas organizadas por el Centro Incar, la Dra. Camila Fernández, investigadora asociada de la institución, expuso su presentación “La Huella Química de la Acuicultura”.

Sí bien la actividad acuícola es de suma importancia para el sur de Chile, hay que tener en consideración que la industria se desarrolla en un ambiente que posee una capacidad de carga limitada en cuanto a cantidad de materia orgánica, nutrientes y químicos que puede sorportar y degradar mediante microorganismos.

Según lo expuesto por la especialista, estos microorganismos utilizan como primer producto del reciclaje de cualquier sustancia orgánica el amonio, luego viene el nitrato que se produce por la actividad microbiana y nutriente que sostiene la fotosíntesis, y finalmente el fosfato como otro nutriente escencial.

Materia orgánica

Luego, dejando en claro que las concentraciones de estos compuestos antes mencionados son extremadamente variables, por diversas razones tanto naturales como antropogénicas, la experta mostró los resultados de un estudio donde midieron el impacto de los pellets no consumidos en el ambiente marino próximo a los centros de cultivo.

“La cantidad de amonio producida desde pellets disueltos puede llegar a los 300 mmoles/litro, lo que es aproximadamente 300 veces más de lo que uno encuentra en concentraciones naturales en el ambiente, lo que quiere decir que en muy poco tiempo somos capaces de generar grandes cantidades de nutrientes por alimento no ingerido”, señaló.

Sin embargo, el mismo experimento exhibió un efecto inmediato en la biodiversidad de microorganismos que trabajan extremadamente rápido para compensar esta carga. “Esto genera más respuestas que preguntas, ya que si bien estamos generando la exacerbación de la actividad de algunos grupos de bacterias, quedan otros grupos que luego pueden volver a su estado normal”, agregó.

Junto a su equipo de trabajo, observaron algo muy similar en cuanto a la cantidad de mucus producido por los peces, algo que también es posible que se acumule como materia orgánica en un sisitema productivo. En este estudio concluyeron que se producen aproximadamente 1,5 uM de amonio por hora, lo que también excede el nivel de consumo por parte de los microorganismos.

“No obstante, no sabemos si es una actividad que se sostiene en el tiempo. Pensamos que este input de mucus en la naturaleza se disuelve en el sistema, por lo que puede que no ocurra lo mismo que en nuestro sistema cerrado, pero sin duda alguna la comunidad microbiana se puede hacer cargo de estas concentraciones, a diferencia de lo que ocurre con el pellet”, indicó la especialista en Biogeoquímica Marina.

Químicos

Malformaciones y retraso en el crecimiento en larvas de erizo. Imagen: Dra. Camila Fernández.

Ahora, ¿qué pasa con los químicos que se utilizan para el tratamiento de enfermedades y se dispersan en el medio ambiente? Se han descrito distintos efectos en distintos organismos. Así, la científica mostró dos estudios que buscaban evaluar los efectos en estadios larvales de erizo y choro zapato de los tres principales antiparasitarios utilizados por la industria.

Para el caso del erizo, pudieron observar malformaciones y retraso en el crecimiento de las larvas. “Las larvas de erizo son particularmente sensibles y suelen tener respuestas muy rápidas, ninguna llegará a adulto, es una de las especies que sufre más por los pesticidas”, describió la Dra. Fernández.

Sin embargo, para choro zapato, no hubo un efecto fenotípico ni morfológico evidente en las larvas, pero los investigadores  descubrieron que los estados intermedios aceleraban su desarrollo en presencia de pesticidas. “¿Qué significa? Cada uno de estos compuesto impacta vías metabólicas distintas en un mismo organismo entonces el hecho de que no haya diferencia en el número de larvas que llgan a la etapa final de desarrollo no implica que no haya un costo metabólico y ese costo se esta pagando a nivel de la transcripción genética de esas larvas y no tenemos claridad todavía de cual podría se le impacto en adulto y si puede impactar en su viabilidad”, estableció la investigadora del Centro Incar.

Finalmente, para responder a la pregunta, ¿cuál es la huella química de la acuícultura?, la bióloga marina declaró: “No es única, no es predecible y es extremadamente variable, pero la huella química de la salmonicultura depende del lugar donde está siendo ejecutada junto con otros variados factores, sin embargo, pueden existir indicadores que ayuden a abordar el problema de la actividad acuícola como una variable ecosistémica”.