Columna de Opinión
Rewilding: Efectos en la salmonicultura chilena y en el crecimiento

El embate que afecta a la salmonicultura va ligado al concepto “rewilding”, cuya génesis es poco conocida, aunque es la base ideológica de campañas contra el cultivo de salmones en la Patagonia chilena.
*Columna de opinión para Salmonexpert de Carlos Martínez, cientista político.
El concepto “permisología” se ha vuelto cotidiano en la discusión política y económica, y en directa relación con las necesidades de crecimiento del país. Se le consideran un requisito para recuperar un crecimiento que permita una mayor justicia social y bienestar para el país. En nombre del medio ambiente no todos creen en esta premisa.
En esta discusión sobre sobre permisos que afectan diversas actividades entre otras actividades como minería, construcción, energía, hidrógeno verde y salmonicultura. Quisiera detenerme en la salmonicultura y los intentos de acotarla o definitivamente eliminarla como actividad productiva de la Patagonia. Una campaña de un grupo de ONGs y entidades conservacionistas que tiene como lema “Patagonia sin salmones y sin relocalización”.
El embate que afecta a la salmonicultura va muy ligado a otro concepto que es el “rewilding”, cuya génesis es poco conocida o poco se habla de ella, aunque es la base ideológica de alguna de las campañas en contra del cultivo de salmones en la Patagonia chilena.
Recientemente se anunció la compra de la Isla Wafo por un grupo de fundaciones extranjeras, entre ellas Fundación Wyss, agrupadas por otra: Re:wild. Las razones publicadas para adquirirla es que con esta compra “Re:wild, la Fundación Jeff y Marieke Rothschild, Art into Acres, Cultiva y WWF Chile impiden que los desarrolladores y las industrias extractivas destruyan la irremplazable isla Guafo de Chile y la biodiversidad que sustenta".
¿Por qué se presenta la conservación y el rewilding como algo antagónico con el desarrollo, y quienes lo promueven se presentan como salvadores de lo prístino o lo silvestre frente a lo que consideran industrias extractivas como si ellas fueran intrínsecamente malas?
Con lo anterior no quiero poner en duda que es motivo de celebración que la Isla Guafo pueda ser una gran zona de conservación. Al contrario, lo que preocupa es la forma maniquea en que se presentan estas iniciativas.
¿Debemos pensar que el Re:wild ha salvado de las “garras del desarrollo” esta isla y otros lugares? ¿Deberíamos pensar que vastas zonas de la Patagonia son un objetivo del Rewilding? ¿O sea, salvarlo del desarrollo y del crecimiento, así como de la presencia humana para mantenerlo en estado silvestre? ¿No hay una visión un tanto extrema al plantear que la conservación excluye cualquier otra actividad?
En la misma senda, vemos un grant aprobado por Ocean 5, para la Fundación Rewilding Chile, (Tompkins Conservation) entregado el año 2024 por U$ 450.000 “para desarrollar una estrategia de tres años centrada en la creación de parques marinos y desarrollar una campaña activista para eliminar las concesiones de salmón de aguas protegidas en coordinación con otras organizaciones sin fines de lucro chilenas”.
Esta visión no toma en cuenta los distintos tipos de actividades de conservación que la UICN propone. En efecto esta organización establece un esquema de conservación que va desde los paisajes de conservación hasta los parques como distintas alternativas de conservación en función de las características de las áreas a conservar y de su estado.
¿De dónde viene el término “Rewilding”? (A veces traducido como “Asilvestrar”) Según Rewilding Argentina, capítulo argentino de Tompkins Conservation, la palabra Rewilding fue utilizada por primera vez en 1992 por el ambientalista y escritor estadounidense Dave Foreman en su columna “Around the Fire”, que se publicó en la revista Wild Earth órgano de difusión del proyecto Wildlands”. Allí se proponía una “estrategia para recuperar la Norteamérica salvaje.”. (según informa Rewilding Argentina, 2022, pág.11). Señalando que “proponían que el 50% de Norteamérica sea destinado a tierras salvajes.” Y agregando que “Gracias a los aportes de Doug y Kris Tompkins, se imprimieron 75 mil copias de ese número para difundir ampliamente la idea.” (Ibid).
The New York Times , escribió un artículo a la muerte de Dave Foreman en septiembre del 2022 señalando que fue “una figura destacada entre una generación de activistas”, el NYT dice que es quien habría abogado por “una protección agresiva del medio ambiente por su propio bien”, y que se basa en “una filosofía, conocida como ecología profunda, que sostiene que la naturaleza tiene un valor inherente, no sólo en su utilidad para las personas” y cuyas propuestas incluyen “devolver vastas franjas de tierra a la naturaleza, arrancando cualquier rastro de intervención humana”.(NYT David Foreman, Hard-Line Environmentalist, Dies at 75).
Más explícito es un texto del propio Foreman que da a conocer la publicación ya citada de Rewilding Argentina como un “in memorian” por su muerte : “El rewilding es un intento audaz de buscar a tientas el camino de regreso a octubre de 1492 para encontrar un sendero diferente, un sendero cubierto de malezas y ya casi olvidado”. (Dave Foreman Rewilding Argentina 22 de septiembre de 2022 pag.11 .).
El texto anterior es muy coherente con lo que escribió otro destacado exponente de la ecología profunda y contemporáneo de Foreman, Kirk Patrick Sale quien afirma “la América poscolombina se convirtió en “campo de batalla” no sólo de la lucha entre europeos e indígenas sino entre el hombre occidental y el medioambiente” (Kirk Patrick Sale ( The Conquest of Paradise WParadise .W.Norton New York 1992 pag. 289).
Imaginamos que estos no son más que textos metafóricos en el los cuales hay un sentimiento más poético que racional. Pero parecen encerrar un anhelo que hemos visto en numerosos textos de promotores del Rewilding. Está claro que cultivar salmones o producir hidrógeno verde no podría ser parte de una vuelta a la América Precolombina. Tiene consecuencias que no son metáfora.
Interesante e ilustrativo es otro texto que encontramos también en Rewilding Chile: “Con el tiempo, a menudo se hace evidente que habría sido más sabio evitar el desarrollo o la difusión de tal o cual tecnología. Hoy es fácil imaginar cómo el mundo podría estar en mucho mejor estado sin la energía nuclear, la revolución verde en la agricultura, la pólvora, la televisión, el motor de combustión interna.” Tompkins-Conservation-25-Un-cuarto-de-siglo-de-trabajo-para-salvar-la-vida-silvestre pág. 8) .
Los promotores del Rewilding agregan que “Sostenemos que el actual sistema económico de crecimiento tecnológico e industrial, basado en el capitalismo corporativo, es deficiente e impulsa la crisis ecosocial..” (Ibid Pág.5) Como vemos, el crecimiento y el progreso lleva aparejado su antípoda: el decrecimiento. ¿Qué otra cosa podría significar volver a la época previa a la llegada de Colón, o replantearse los avances de las sociedades desarrolladas que no sea un decrecimiento, más allá de lo metafórico del texto? De hecho, así lo han propuesto. Interesante leer el libro de impecable y elocuente presentación presentado en las mismas páginas como publicación apoyada por esta Fundación “Overdevelopment, Overpopulation, Overshoot” (Ibid pag. 145).
En el “Vocabulario para una nueva Era” financiado y distribuido por la Fundación del Partido Verde Alemán, la Fundación Heinrich Böll, importante financista del movimiento ambiental chileno, se señala que el “decrecimiento es un rechazo al espejismo del crecimiento”. De la misma Heinrich Böll provienen hoy importantes miembros del gobierno.
Elisa Loncon ex presidenta de la Convención Constituyente, afirmó en uno de sus trabajos que “ Este antropocentrismo occidental fundamentó una idea de “progreso y desarrollo” que ha socavado a la naturaleza y a los pueblos que respetan la naturaleza. ( Elisa Loncon : “Aportes de la Filosofía mapuche en el cuidado del Lof y la Madre Tierra”).
El Rewilding de Foreman fue enriquecido y precisado por biólogos como Michael Soulé y Reed Noss, quitándole esa perspectiva mesiánica que tuvo en sus orígenes, y proponiendo más una estrategia de conservación ambiental que busca restaurar ecosistemas degradados para devolverles su equilibrio natural y biodiversidad, reduciendo al mínimo la intervención humana. Esta visión parece más sensata y menos ideologizada.
Hoy pareciera que la discusión pasa por una visión del hombre contra la naturaleza, del desarrollo contra la conservación. De la modernidad contra los pueblos originarios, erigidos en los únicos auténticos cuidadores de la naturaleza.
"Una visión de suma cero de la relación entre la humanidad y la vida silvestre a menudo lleva a humanistas y ambientalistas a considerarse enemigos”. Dice Saul Zimet en un artículo publicado en la revista Quillet con el título de Saving the Animals, en marzo de este año.
Señala el artículo que la “idea errónea particularmente peligrosa es que los intereses de los seres humanos están principalmente en conflicto con los de la vida silvestre”. Según esta creencia,” el crecimiento económico continuo y la industrialización pueden beneficiar a los humanos, pero solo a costa del bienestar a largo plazo de la vida no humana”.
La realidad dice él es muy distinta. “A largo plazo, los peligros de la naturaleza desordenada son tan generalizados y las posibles soluciones de la humanidad tan indispensables, que impulsar la riqueza humana y el florecimiento económico es necesario, no perjudicial, si queremos proteger la vida silvestre y mantener o incluso aumentar la biodiversidad”. Hay implícito en los decrecentistas la idea de que los intereses de los seres humanos están fundamentalmente en conflicto con los de la vida silvestre. Plantean que el crecimiento económico y la industrialización pueden beneficiar a los humanos, pero solo a expensas del bienestar a largo plazo de la vida no humana.
Es importante, teniendo en cuenta el origen de Rewilding, y su visión un tanto misantrópica, (aunque hoy matizada por científicos más que activistas) y experiencias muy positivas de conservación, la necesidad de buscar consensos en nuestro país, donde puedan convivir los proyectos de parques y zonas de conservación, de un valor innegable, con la necesaria actividad económica, los beneficios de un desarrollo sustentable en un territorio suficientemente grande como es la Patagonia, donde no haya términos excluyentes. Estos consensos tienen base técnica y científica (UICN y otros autores) por lo que hay un punto de partida basado en ciencia y buenas prácticas al que se puede aludir.