
Nueva Pescanova dirá adiós a su sueño de multinacional acuícola
Christian Pérez Nueva Pescanova, la compañía resultante del convenio que han aprobado casi el 70 % de los acreedores, seguirá siendo una multinacional pesquera y procesadora, pero dirá adiós a la aventura acuícola emprendida por el expresidente del grupo, Manuel Fernández de Sousa, hace más de una década. El sueño de querer liderar el negocio del pescado de cultivo se convirtió en una actividad ruinosa en la que, en los últimos años, Pescanova invirtió más de EUR 450 millones o US$ 625 millones (dos veces y media su resultado de explotación). Pero ni el langostino vannamei de Nicaragua, Ecuador, Honduras y Guatemala; ni el salmón de Acuinova Chile y Nova Austral; ni el rodaballo de Mira (Portugal) han podido taponar las pérdidas de la compañía, de acuerdo con lo informado en La Voz de Galicia. En el último año, desde que Pescanova entró en concurso de acreedores, la red de cultivos desplegadas en la era De Sousa han sido objeto de informes y contrainformes para determinar su viabilidad. La conclusión es que, ante una deuda que ha ido escalando hasta los EUR 4.200 millones (poco más de US$ 5.800 millones), la prioridad es salvaguardar el negocio y el empleo de la compañía en España, preservar las licencias de pesca y la estructura de extracción y procesado en terceros países. El documento de convenio que, tras la renuncia del consorcio Damm-Luxempart, capitanearán los siete mayores acreedores financieros, deja claro que no habrá dinero para el negocio acuícola, que, al menos en el texto, queda abandonado. Según el convenio, los centros de cultivo de Chile, Portugal y Guatemala deberán reestructurar su deuda negociándola con los bancos de cada país. Pesca Chile está en quiebra desde mayo del 2013, con una deuda de EUR 88 millones (cerca de US$ 122 millones). Sus dos filiales salmoneras arrastran unos números rojos de 80,9 millones, en el caso de Acuinova Chile, también en quiebra y en proceso de venta; mientras que Nova Austral adeuda EUR 40,9 millones (casi US$ 57 millones) a los bancos chilenos.