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Pedro Pablo Laporte, director de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes y gerente de salmones de Blumar. Foto: Salmonexpert.

“Es una buena idea cultivar salmón en la Región de Magallanes”

Chile: Pedro Pablo Laporte, director de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes destaca que la región está llamada a ser productora de salmón de excelencia, con altísimos estándares de calidad y certificación, sin olvidar la cautela en las favorables condiciones sanitarias imperantes en la zona.

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Con el incremento en la población mundial y la reducción de las capturas de peces y moluscos, la acuicultura está llamada a ser la responsable de suministrar la fuente proteica a las generaciones futuras.

En relación con lo anterior, Pedro Pablo Laporte, director de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes y gerente de salmones de Blumar, comenta que, dentro de las alternativas de especies a cultivar, el salmón tiene aspectos muy destacables.

“El salmón es extremadamente eficiente en la transformación del alimento consumido a generación de carne (1,31 kg de alimento para obtener 1 kg de carcasa comestible, versus 1,9 para el pollo, 2,8 de los cerdos y 7 del ganado vacuno). En términos de retención de energía, que es la eficiencia de un producto en retener energía desde el alimento, el salmón resulta ser el más eficiente dentro de las proteínas comúnmente producidas. Teniendo un índice de retención de energía de 23% para salmón Atlántico, que se produce mayoritariamente, versus 14% para el cerdo, 10% para el pollo y 5% para el cordero. Si hacemos el mismo análisis, desde el punto de vista de retención de proteína en relación con la consumida, el resultado es similar, reteniendo el salmón un 31%, versus 21% el pollo, 18% el cerdo y un 5% el cordero”, expone el ejecutivo.

Según argumenta Laporte, respecto del impacto de estas producciones, que se mide comúnmente a través de la huella de carbono, el salmón genera 2,9 kg de dióxido de carbono por cada kilo de carne producido, versus 2,7 del pollo, 5,9 del cerdo y 30 del vacuno). “Por último, al considerar la porción comestible, que se calcula dividiendo la carne comestible por el peso corporal total, el salmón también sobresale, teniendo un índice de 68%, versus 52% para el cerdo, 46% para el pollo y 38% para el cordero.

Si miramos la producción mundial de las principales proteínas, en millones de toneladas, tenemos al cerdo con 113, al pollo con 96, al vacuno con 64, a los ovinos con 9 y al salmón con solo 3. Es decir, de la matriz de proteínas disponibles, solo el 1% es salmón”, destaca.

A juicio del profesional sería entonces lógico, para un futuro sustentable, promover, para el consumo proteico de las generaciones futuras una de las especies más eficientes en producción de proteína. “Adicionalmente, el consumo de salmón tiene beneficios probados para la salud. Mejora la salud cardiovascular, ayuda a bajar el colesterol y regula muchas funciones corporales de gran importancia, como la generación y reparación de DNA. También mejora la salud cerebral, el funcionamiento del sistema nervioso y el balance hormonal, reduce los cuadros inflamatorios, ayuda a prevenir enfermedades inmunitarias y enfermedades a la vista, así como la salud y prevención del envejecimiento de la piel”, recalca Laporte.

Sostenibilidad

Como toda producción animal, la salmonicultura tiene desafíos y áreas en las que hay que mejorar, para lo cual es necesario cautelar que la acuicultura se desarrolle en un marco de sostenibilidad con el medio ambiente y las comunidades en que se lleva a cabo.

“Las certificaciones internacionales van en la misma dirección de estos objetivos, lo que afortunadamente, también es coherente con las exigencias, cada vez más altas, de los mercados objetivos del salmón. El menor costo y la calidad no son requisitos suficientes. Hay que velar por la sostenibilidad, la que juega un rol crucial, no para optar por un diferencial de precio, sino simplemente para ser considerado como un producto y un proveedor aceptable”, explica el directivo de la asociación.

A su juicio, también se puede ir más allá de lo que exige el mercado. “Existen iniciativas como es el GSI (Global Salmon Initiative), un compromiso de más del 50% de los productores de salmón a nivel mundial, con presencia mayoritaria de los productores chilenos, con la sostenibilidad a través de la certificación con un estándar muy exigente (ASC), reconocido por ONGs como la WWF, al que sin duda las empresas deberían adscribir”, expone.

Para Laporte, la Región de Magallanes ha sido una de las pioneras en la acuicultura y sus inicios datan del año 1985, con uno de los primeros centros de cultivo del país y tiene claramente condiciones sanitarias muy favorables para el desarrollo de la acuicultura.

“Aunque su proyección de crecimiento es acotada, mucho menor que la Región de Los Lagos o la Región de Aysén, con las concesiones que se estima serán otorgadas, más la regulación existente, está llamada a ser una región productora de excelencia, con altísimos estándares de calidad y certificación, lo que, sumado a las características del salmón y su producción, da pie para sostener que, cautelando los factores ya descritos, es una buena idea producir salmón en esta región”, puntualiza el ejecutivo.