Desafíos para modernizar la regulación en la salmonicultura

Panel de discusión.

Chile: “Para asegurar sustentabilidad es necesario conocer la capacidad del ecosistema para sostener la actividad y los riesgos implicados", manifestó la Dra. Doris Soto.

En el marco del VIII Encuentro Anual del Núcleo de investigación en Economía de Recursos Naturales y del Medio Ambiente (NENRE – EfD Chile), el Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (Incar) desarrolló la sesión «Desafíos regulatorios para el sistema de producción de salmones».

En el workshop realizado el jueves 13 de octubre, participó la Investigadora Principal del Programa Integrativo de Incar, Dra. Doris Soto; el Investigador Asociado de la línea “Sustentabilidad Socioeconómica” de Incar, Dr. Carlos Chávez, y el Director Zonal de Subpesca, Región Los Lagos, Alejandro Barrientos. El panel estuvo moderado por el Investigador Principal de Incar, Dr. Jorge Dresdner.

En su presentación, Alejandro Barrientos se refirió a la regulación sectorial en materia sanitaria y medioambiental de la salmonicultura. El profesional hizo referencia al reglamento que se desprende de la Ley General de Pesca y Acuicultura como el reglamento de control en línea de parámetros ambientales de las agrupaciones de concesiones de acuicultura que se comenzó a aplicar este semestre, así como los programas que se desprenden del D.S Nº319 del Ministerio de Economía, los cuales son el Programa sanitario específico de vigilancia y control de la caligidosis; Programa sanitario específico de vigilancia y control de la anemia infecciosa el salmón; Programa sanitario general de vigilancia de la susceptibilidad a los antimicrobianos en la salmonicultura; y Programa sanitario específico de vigilancia y control de la piscirickettsiosis, todos de competencia de Sernapesca, que regulan las actividades en los centros de engorda de salmón.

Enfoque ecosistémico

Sistema de semáforo

Implementar un sistema tipo semáforo como la que se desarrolló en Noruega para la producción de salmones, es necesario generar una plataforma de intercambio y difusión de científicos y técnicos, del sector público y privado, así como las organizaciones de la sociedad civil. “Igualmente es necesario determinar la mejor combinación de indicadores en una matriz de riesgo o formato similar, así como también discutir estos con el sector productivo y sociedad civil incluyendo la decisión de los puntos de ‘corte’, es decir los valores que determinan un color en el sistema de semáforo y los valores máximos aceptables para garantizar la salud de los ecosistemas, incluyendo el componente humano”, indicó la investigadora del Incar, agregando que para el desarrollo e implementación de un sistema de semáforo para salmonicultura y norma secundaria se requiere de un entramado de instituciones que actúe en forma coordinada, conjunta, y que facilite el desarrollo e implementación de la norma, con procesos participativos y transparentes.

“Un sistema de semáforo transparente y accesible por la comunidad debería mejorara la comprensión y aceptación de la actividad en la medida que se respeten las luces”.

Por su parte, la Dra. Doris Soto se refirió a la propuesta de política pública presentada por el Incar, relacionada con regular la máxima producción posible de salmonídeos considerando la capacidad de carga de los ecosistemas marinos.

“El enfoque ecosistémico para la acuicultura, impulsado por la FAO, y cualquier tipo de marco de acuicultura sustentable debería abordar interrogantes como cuanta materia o energía ingresa y cuanta sale de los ecosistemas; si existen especies y servicios ecosistémicos en riesgo; y si los beneficios socioeconómicos son superiores a las externalidades. Esto es fundamental en las comunas donde el sector tiene un alto impacto en empleo y desarrollo local”, manifestó la investigadora.

Según lo expuesto por la Dra. Soto el área de uso de una concesión va mucho más allá que el área específica de la concesión, como por ejemplo, para diluir y procesar nutrientes, antimicrobianos, biocidas, parásitos. Y, por otra parte, los escapes de peces tienen efectos a escala de ecosistemas

“Para asegurar sustentabilidad es necesario conocer la capacidad del ecosistema para sostener la actividad y los riesgos implicados. Sería relevante estimar el valor ambiental real de los servicios que utiliza la producción de salmones”, detalló la experta.

Para la profesional, para implementar un enfoque ecosistémico a la acuicultura, se requiere de algunos elementos regulatorios indispensables como la planificación espacial, refiriéndose a las Áreas aptas para la acuicultura (AAA). “Tenemos que respondernos cuánto se puede producir en un área determinada sin deteriorar irreversiblemente la resiliencia de un ecosistema natural y sin deteriorar el entramado social. Hay que recordar que la definición de AAA sólo ocupó algunos indicadores que parecieron adecuados para la naciente acuicultura pero que son insuficientes para la producción actual de alta intensidad. La regulación actual se basa principalmente en la capacidad individual de las concesiones, pero ello no es suficiente desde la perspectiva de riesgos para el ecosistema”, argumentó.

Otro elemento que debe implementarse es un sistema de manejo o gestión integrada de riesgos en las áreas que usa la acuicultura, lo requiere establecer un límite aceptable. “La gestión actual de las ACS, como por ejemplo, el descanso de los barrios, es una forma de gestión integrada con enfoque ecosistémico, pero no se ha evaluado su impacto ambiental Igualmente, se requiere un Sistema de Monitoreo Ambiental integrado de los cuerpos de agua, intensivo, transparente y permanente, acorde a los niveles de riesgos, que alimente a los sistemas de gestión. Si bien existen estudios de los cuerpos de agua, estos son parciales, deben conseguir financiamiento todos los años, no son permanentes y por lo tanto, no son suficientes”, precisó la Dra. Soto.

En tanto, el Dr. Carlos Chávez se refirió a la importancia de modernizar la regulación de la producción de salmones en Chile. “Por una parte, es importante regular debido a las externalidades de la acuicultura, tanto exógenas como endógenas. Y por otra parte, la actividad salmonicultora en Chile se ha tornado en un sector económico muy importante, generando muchas retornos para el país, pero también ha causado un impacto positivo en el área del empleo y a nivel socioeconómico, ya que ha permitido la reducción de la pobreza y desigualdad en zona donde la industria opera. Sin embargo, modernizar su regulación implica costos de diseño e implementación, fiscalización e investigación”.