Tres de cada cuatro aislados de Piscirickettsia son del genotipo LF-89

Chile: Las proporciones de cada genogrupo del patógeno salmonicultor han comenzado a cambiar desde el año 2017, algo que podría estar ligado a la presión de selección ejercida por las vacunas.

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Ayer en el hotel Cabañas del Lago, Intesal y el Monterey Bay Aquarium realizaron el seminario “SRS a 4 años del Programa de Gestión de la Acuicultura (PGSA)”, instancia en la cual distintos expertos volvieron a revivir y discutir los resultados de la iniciativa público-privada para generar conocimiento clave en cuanto a Piscirickettsia salmonis y Caligus rogercresseyi.

Uno de los expositores fue el Dr. Marco Rozas, CEO del laboratorio Pathovet, quien fue parte de la investigación científica realizada y conocimiento generado en el PGSA.

Además de mostrar parte de esos resultados, el experto actualizó distintos aspectos respecto del patógeno, pero ligados a la respuesta inmune del pez y cómo ha evolucionado hasta hoy.

Para comenzar su presentación y dar un contexto general, el Dr. Rozas señaló que entre 2017 y 2021 la mortalidad atribuible a SRS bajó un 3,6%, desde un promedio anterior de 15,6% a un actual de 12%.

La importancia de esto, de acuerdo con el científico, “recae en que la industria no ha podido bajar de ese porcentaje, lo que cobra relevancia si se considera que el 93% de los antibióticos que se utilizan son para tratar SRS”.

Por otro lado, en los últimos cinco años, la proporción de aislados totales de cada genogrupo ha cambiado considerablemente, desde un balance en el 2017 de 55% EM-90 y 45% LF-89 a un 24% y 76%, respectivamente.

“Hoy las proyecciones indican que tres de cada cuatro aislados de Piscirickettsia salmonis son del genotipo LF-89”, destacó el CEO de Pathovet.

Lo anterior podría estar ligado a la presión de selección ejercida por los genogrupos incluidos en las vacunas. La primera vacuna disponible en el mercado fue con un componente LF-89 inactivada, eso hasta el 2016 cuando paulatinamente las vacunas fueron migrando al componente EM-90.

“La presión que ejercimos fue priorizar la inmunidad para EM-90, aunque es la misma bacteria, filogenéticamente son distintas y tienen componentes y antígenos diferentes”, aclaró Rozas.

¿Y la respuesta inmune?

No es secreto que el para ejercer una respuesta eficaz contra la bacteria, las vacunas deben activar la respuesta inmune mediada por células T, y específicamente la comandada por IFN gamma e IL-12 que module la diferenciación de linfocitos T CD8 citotóxicos.

Sobre este punto, el Dr. Marco Rozas hizo un llamado a dejar en el pasado los ensayos con peces infectados vía intraperitoneal (IP) y evaluar la respuesta inmune en peces cohabitantes.

“Es importante porque activan distintas vías de inmunidad. Con IP la bacteria se inocula dentro del pez, por lo que me estoy saltando toda la inmunidad de mucosas que es clave como barrera física e inmunológica. Aquí están incluidas la piel, branquias e intestino”, detalló el investigador.

Finalmente, y como una forma de llevar esta información inmunológica a una aplicación práctica, Marco Rozas mostró los resultados obtenidos en ensayos en terreno donde se cuantificó IFN gamma e IL-12 de 540 peces de seis centros de cultivo.

La idea general fue medir la respuesta inmune frente a la estrategia de vacunación AJ5,1+vacuna viva.

Con la vacunación comienzan a subir ambas citoquinas hasta las 800 UTAs post traslado al mar y es justamente aquí cuando estas citoquinas comienzan a bajar y empiezan a aparecer los primeros positivos.

“Como toda la inmunidad mediada por células se va a la baja cuando comienza la infección natural, entonces en el caso de SRS ocurre que termina la inmunidad y comienza la infección, tormenta perfecta para iniciar la infección”, concluyó Rozas.