Salmón Atlántico. Fuente: Archivo Salmonexpert.

La reducción de ácidos grasos afecta procesos inflamatorios

Noruega: En un reciente estudio científico, investigadores noruegos concluyeron que la reducción de ácidos grasos de cadena larga n-3 (LCPUFA n-3) en la alimentación de salmón Atlántico (Salmo salar) no afecta el crecimiento, la robustez ni la calidad del producto, pero podría tener efectos negativos a nivel inmunitario.

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Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga de la serie omega-3 (n-3 AGPI-CL), el ácido eicosapentaenoico (EPA, 20: 5 n-3) y ácido docosahexaenoico (DHA, 22: 6 n-3) son muy beneficiosos para la salud humana. En la actualidad, el salmón de cultivo es una muy buena fuente de ácidos ?-3, por ejemplo, una porción de 150 g de filete de salmón de cultivo proporciona, aproximadamente, 1,5 g de EPA + DHA. Esto es, seis veces la dosis diaria de 250 mg recomendados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés).

Como el aceite de pescado es un ingrediente cada vez más limitado, el contenido de ácidos grasos de cadena larga se ha reducido gradualmente en la alimentación de salmón cultivado. En tanto, las consecuencias para la salud de los peces y de la calidad de filete no se habían abordado en estudios a escala comercial.

Reducción de ácidos grasos

Según el trabajo publicado en la revista Aquaculture, los investigadores del National Institute of Seafood and Nutrition Research (NIFEs), en conjunto con la empresa Marine Harvest y Skretting, realizaron un estudio para probar el efecto de la reducción de ácidos grasos sobre parámetros productivos y de calidad de filete. Para ello, alimentaron peces de la especie salmón Atlántico (Salmo salar) con dos niveles de EPA y DHA en un ciclo completo de engorda.

El ensayo se llevó a cabo en las instalaciones de I + D del Centre of Aquaculture Competence en Langavika (Hjelmeland, Noruega occidental). Se utilizaron seis jaulas de 24x24 m, con 50.000 ejemplares por jaula. Los peces fueron alimentados con la dieta de transferencia de la compañía elaboradora de alimento Skretting, Spirit Supreme 600, durante seis semanas antes de la introducción de las dietas experimentales.

A partir de la sexta semana, después de la transferencia de los smolts, los peces de tres jaulas fueron alimentados con una dieta baja en ácidos grasos, que contenía 6% de EPA + DHA del total de ácidos grasos y fue dada hasta que los peces alcanzaron un peso corporal de 1,2 kg. Posteriormente, se les entregó una dieta que contenía 4,5% de EPA + DHA hasta la cosecha, con un promedio de 5% de ácidos grasos durante el ciclo completo (16 g/kg de alimento).

En tanto, los peces de las otras tres jaulas fueron alimentados con una dieta "estándar" que contenía 8% de EPA + DHA, durante todo el ciclo productivo (26 g/kg de alimento).

Los ácidos grasos poliinsaturados, tales como el omega-3, son muy beneficiosos para la salud humana.

Resultados

En cuanto a los resultados obtenidos por la investigación, el crecimiento y los parámetros medidos de salud, incluyendo cataratas, acumulación de lípidos del hígado y efectos secundarios de las vacunas, no fueron significativamente diferentes entre los dos grupos.

“A través del período de producción, los peces se enfrentaron a condiciones estresantes y desafiantes, tales como cinco tratamientos contra el piojo de mar (una por vía oral y cuatro tratamientos de baño), así como un brote de la enfermedad del páncreas y se observó una mortalidad considerable debido a infecciones branquiales”, detallaron en el artículo. A pesar de esto, los resultados de mortalidad no difirieron significativamente entre los grupos de la dieta, lo que indica, según los autores, que los peces alimentados con la dieta baja en ácidos grasos fueron tan robustos como aquellos peces alimentados con la dieta estándar.

Además, la clasificación de la calidad en la cosecha no reveló ningún efecto de la dieta, y tampoco lo hizo la evaluación sensorial de los filetes. “Como era de esperar, el perfil de ácidos grasos del filete fue diferente, registrándose, en promedio, 5,4% de EPA + DHA del total FA (0,9 g/100 g) en el filete de los peces alimentados con la dieta baja en ácidos grasos y de 7,5% (1,3 g/ 100 g) en peces alimentados con la dieta estándar.

Los peces alimentados con bajo porcentaje de EPA + DHA mostraron una mayor frecuencia de manchas de melanina en el filete, 28,2% frente al 21,5% en el salmón alimentados con la dieta estándar. Los autores, sugieren que este resultado podría estar relacionado con la menor inclusión de ácidos grasos, lo que afectaría procesos inflamatorios.

Finalmente, el trabajo concluyó que la reducción de EPA + DHA a niveles de 8-5% de ácidos grasos totales en la alimentación del salmón Atlántico, durante todo el ciclo de producción de agua de mar, no afectó el crecimiento ni la mortalidad. Sin embargo, si se encontraron diferencias en la prevalencia de manchas de melanina en el filete, las cuales aumentaron con la disminución de la incorporación de EPA + DHA en la dieta.

Los investigadores identificaron tendencias interesantes, que requieren un mayor estudio, y que tienen que ver con las infecciones branquiales y la acumulación de astaxantina, los cuales parecen ser afectadas negativamente por la disminución de EPA + DHA en la dieta.