Dr. Ruben Avendaño-Herrera. Foto: Archivo Salmonexpert.

“Es primordial generar información científica que permita conocer la diversidad de Tenacibaculum sp.”

Chile: Así lo estima el Dr. Ruben Avendaño-Herrera, experto en el estudio de estas bacterias y asegura que estos son patógenos emergentes con un potencial riesgo insospechado debido la baja eficacia del tratamiento antibiótico.

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Consultado por Salmonexpert, el Dr. Avendaño-Herrera director del Laboratorio de Patología de Organismos Acuáticos y Biotecnología Acuícola en al Universidad Andrés Bello e investigador del Centro Interdiciplinario para la Investigación Acuícola (Incar), aclaró algunos puntos claves de este hito.

-¿Qué evidencias laboratoriales y de campo llevaron a la incorporación de la enfermedad en la lista 3?

Es muy importante señalar que la inclusión en la Lista 3 de la Tenacibaculosis genera el reconocimiento de un problema muy concreto y que durante varios años ha sido silenciado o solapado por diagnósticos errados o simplemente por una mayor cercanía con agentes más clásicos de la industria chilena. Sin embargo, el último año la Tenacibaculosis a nivel mundial a tenido un recrudecimiento asociado no sólo a su clásico representante como es Tenacibaculum maritimum, sino también a bacterias emergentes como es el caso en Chile de T. dicentrarchi. Hoy en día, la estadística oficial sobre diagnósticos demuestra que bacterias del género Tenacibaculum han sido identificadas en salmón Atlántico y en una menor cantidad en trucha arcoíris, sin embargo, no necesariamente podrían corresponder a T. maritimum como indican las estadísticas. En este sentido, sabemos que las herramientas diagnósticas no tienen la eficacia esperada. Por otro lado, también conocemos de casos en salmón coho, en donde Tenacibaculum sp. no es la primera causa de infección. Cabe destacar, que, si no me traiciona la memoria, el caso anterior de una incorporación de bacteria en la Lista 3 fue F. psychrophilum el 9 de julio del 2013. A pesar de que el primer caso se detectó en el año 1991 y durante más de 20 años convivimos con este microorganismo. Hoy, hemos sido más diligentes en reconocer el problema y probablemente sea debido a que el impacto de la tenacibaculosis en Chile es muy relevante, pues afecta a peces en su última etapa de cultivo.

-¿Se tiene una estimación de la prevalencia de esta enfermedad?

En general, los datos que manejamos son erráticos en este punto. De hecho, hasta hace un año atrás la Tenacibaculosis no era tema, sino que la generación de publicaciones científicas sobre Tenacibaculum sp. comenzaron a dar luz sobre el problema que podría traer el no enfrentar que T. dicentrarchi es un patógeno emergente y con un potencial riesgo insospechado, ya que los antibióticos de uso clásico no generan un buen resultado cuando se realiza el tratamiento. En este sentido, hemos investigado paso a paso y nos adelantamos al problema, desarrollando protocolos que nos permiten reproducir la enfermedad en las distintas especies de peces, generando métodos de diagnósticos que nos permiten no sólo señalar que las bacterias están en los peces ,sino aislar el agente y contar con una colección generosa para el desarrollo de proyectos de investigación que generen conocimiento de excelencia, pero que a la vez también entreguen soluciones a la industria y considerando sus tiempos productivos. Desafortunadamente, realizamos una propuesta al proyecto FIE Epidemiología III y Ciclo de Vida del SRS III en donde abordábamos en parte este tema asociado a los casos de Piscirickettsia salmonis, pero no fue adjudicado. No obstante, tenemos muestras de campo y colaboración que nos puede permitir de manera indirecta dar respuesta a la pregunta.

-¿Las tres especies de Tenacibaculum descirtas en Chile son relevantes?

La mayoría de los casos con presentación clínica de la enfermedad corresponden a T. dicentrarchi, por lo que es la especie que requiere mayor estudio y de la cuál tenemos mayor cantidad de aislados. Por otro lado se encuentra T. finnmarkense, que también requiere atención; sin embargo todavía no está totalmente descrito y las diferencias con T. dicentrarchi se han encontrado principalmente a nivel genético. Para el único caso de T. maritimum descrito en Chile, corresponde a un hallazgo aislado, ya que en nuestro país las condiciones ambientales para su proliferación no se cumplen.

-¿Cuál de las tres cultivadas en Chile, alguna merece una mayor atención?

Sin duda, pareciera que el salmón Atlántico merece mayor atención, ya que la gran mayoría de los diagnósticos son obtenidos en esta especie. Sin embargo, nuestros estudios de desafíos en peces nos demuestran que la trucha podría ser más susceptibles y en último lugar el salmón coho. Sin embargo, es muy relevante señalar que no es un problema asociado sólo a especies salmonideas, así hemos diagnosticado infecciones asociada a congrio colorado, congrio dorado y lenguados o más bien dicho peces planos en general. Similar a lo que se observa en Europa. Por tanto, especies marinas son susceptibles a este grupo de bacterias del género Tenacibaculum sp. y podría ser una puerta de entrada a otros agentes, más aún si se considera que la prevalencia en el sistema acuático es muy alto en el caso de P. salmonis o Vibrios en el caso de las especies de diversificación.

-Ya que la bacteria no responde de la manera esperada al tratamiento con Florfenicol y Oxitetraciclina, además de la incorporación a la lista 3, ¿qué otras medidas se deben tomar para su control?

Hoy es primordial generar información científica que permita conocer la diversidad de Tenacibaculum sp. que tenemos en el sistema y más aún, si existen grupos con distintas propiedades. Haciendo un símil, hasta hace unos años atrás muy pocos eran los estudios que consideraban las diferencias existentes en P. salmonis, es decir, si era genogrupo LF-89 o EM-90, incluso si estas bacterias eran provenientes de casos de salmón coho, salmón Atlántico o trucha arcoíris. Hoy la situación es distinta y el empresario, el investigador o el público asociado a la salmonicultura tiene un conocimiento cabal sobre estas diferencias. Precisamente, investigación básica con un claro componente aplicado es urgente, pero se requiere de tiempos y financiamiento tendientes a estudiar estos aspectos asociados a la bacteria y la respuesta del pez. Como medidas, lo primero es realizar estudios de susceptibilidad a otras alternativas terapéuticas, pero entendiendo que los Tenacibaculum sp. generan rápidamente incremento de las dosis de antibióticos pos primer tratamiento, por lo que se debe ser muy cuidadoso. A nivel preventivo, se recomienda que aquellos centros que han evidenciado mortalidades sobre el 15% en un proceso productivo considere el uso de autovacunas, siendo imprescindible el aislamiento para este fin.

Finalmente, la autoridad debiera abrirse a conversar a nivel científico técnico para llevar a cabo proyectos en pos de responder más rápidamente cuando ocurre la aparición de patógenos bacterianos emergentes. Por ejemplo, en Europa los laboratorios universitarios con historia en temas sanitarios son permitidos de desarrollar autovacunas experimentales, siempre que exista la claridad cuantas dosis y en donde serán administradas, ya que el fin último es proteger los peces. Obviamente, acompañados de antecedentes sólidos, pero en nuestro país no es posible. En este sentido, la flexibilidad con responsabilidad y la confianza debe generarse en pos de solucionar un problema que está a la vuelta de la esquina.