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Centro Experimental Huenquillahue (Fotografía: Marine Harvest Chile).

Peces biocontroladores Avances en el control biológico de Caligus rogercresseyi

El control biológico del piojo del salmón a través del uso de peces limpiadores se ha convertido en una alternativa factible en Chile, principalmente, debido al desarrollo de proyectos de investigación relacionados con el estudio de diferentes especies de peces ramoneadores y su eficacia para mantener las cargas parasitarias bajo control.

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La lucha contra la Caligidosis se ha transformado en un problema de gran relevancia para la sustentabilidad de la industria salmonicultora nacional y mundial. Tradicionalmente, el empleo de pesticidas químicos ha permitido de forma relativamente rápida y efectiva poder convivir con este parásito. Sin embargo, actualmente, los medicamentos disponibles para el control del piojo de mar en la industria salmonicultora son limitados y, el uso continuo y frecuente pueden llevar, potencialmente, al desarrollo de resistencia en los piojos (Igboeli y col., 20121 ).

El control de parásitos en el cultivo de salmónidos ha sido complejo a nivel mundial, dada la baja disponibilidad de fármacos para tratamientos orales y las complejidades operativas para la realización de baños terapéuticos. Para lograr un adecuado sistema de prevención y control de los parásitos, se ha recomendado un manejo integrado que considere tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, a modo de realizar un manejo sustentable en el tiempo.

Control biológico de la Caligidosis

Actualmente, las estrategias de Manejo Integrado de Plagas (MIP) se han puesto en marcha en todas las regiones salmonicultoras afectadas por los piojos de mar. Estas estrategias implican el uso de una amplia gama de herramientas para mantener los piojos de mar por debajo de los niveles que tienen un impacto económico o ambiental, mejorando así la sustentabilidad de la industria salmonicultora.

El control biológico es un método ecoló- gico del MIP, que consiste en utilizar organismos vivos con el objeto de controlar las poblaciones de otro organismo. En Noruega, el control biológico para combatir la infestación por L. salmonis se ha realizado mediante el uso de "peces limpiadores", ésta técnica se ha convertido en una alternativa viable, y la única exitosa, debido a la mayor incidencia de piojos resistentes y a la aceptación pública por la reducción de uso de quimioterapia en la producción de alimentos.

En Chile, en la búsqueda de metodologías de mitigación y control de la Caligidosis se han desarrollado diversas investigaciones y con resultados variables, tales como la que realizó el Centro Acuícola y Pesquero de Investigación Aplicada (Capia) de la Universidad Santo Tomás, sede Puerto Montt, quienes postularon a la lisa común (Mugil cephalus) como un potencial controlador biológico de estados larvales y juveniles del Caligus.

Fue así como, a través de un bioensayo que se realizó en las instalaciones del Centro de Investigación y Transferencia Acuícola (CITA), de la empresa Aquainnovo, evaluaron el efecto de la lisa común como especie biocontroladora de Caligus rogercresseyi en salmón Atlántico. Entre las conclusiones del estudio, se indicó que la lisa común no actúa como biocontrolador de Caligus en estadios juvenil y adulto, al menos en condiciones controladas, presentando similar número de parásitos por pez entre tratamientos y grupo control, tanto en el muestreo de fijación como de recuento final. Además, según comentó el investigador y director del proyecto, Alberto Ausburger, "la lisa común es parasitada por Caligus en estadios juveniles y adultos, pero en menor intensidad que en salmón Atlántico".

Más recientemente, Fundación Chile, en alianza con la empresa Marine Harvest Chile, se encuentra trabajando en el desarrollo del róbalo (Eleginops maclovinus) como biocontrolador de C. rogercresseyi en el cultivo de salmón Atlántico.

Experiencias del róbalo como potencial biocontrolador

La evidencia obtenida por Fundación Chile en la ejecución del proyecto Corfo Innova "Desarrollo tecnológico para el cultivo del róbalo", de que ejemplares de róbalo infestados con Caligus después de algunos días de ser confinados en balsas jaulas en el mar son capaces de desparasitarse significativamente, permitió generar un nuevo proyecto donde este comportamiento, observado inicialmente, fue evaluado a nivel experimental, a través de desafíos por cohabitación con salmón Atlántico en estanques.

Los estudios en condiciones controladas realizados por este centro de investigación, en conjunto con Marine Harvest Chile, demostraron que la eficacia del róbalo para disminuir las cargas parasitarias alcanzaba valores cercanos al 48%. A juicio del gerente de Salud y Nutrición de Peces de Marine Harvest Chile, Jorge Mancilla, estos resultados experimentales fueron bastante promisorios. "En ese ensayo logramos encontrar una reducción efectiva en los estanques experimentales, además, recolectamos las fecas de los róbalos y pudimos encontrar carcasas de Caligus digeridas, con lo cual comprobamos que existía actividad bio-controladora", expresó el ejecutivo.

Es así como, en este tiempo transcurrido, han realizado varios ensayos por cohabitación, pruebas en balsas jaulas en el Centro Huenquillahue de Marine Harvest Chile y, recientemente, están trabajando en la optimización del proceso de producción de peces biocontroladores en balsa jaula, gracias a un proyecto cofinanciado por la Fundación Copec-UC. "Lo que estamos buscando es poder desarrollar mejor la biología, hacer escalable la producción hasta los 3-4 g en estanques y, después, poder llevarlos a jaulas en el mar. De esa manera se podría disminuir los costos de producción", detalló Mancilla.

Si bien no existe una metodología estándar para llegar a probar que un pez puede ser biocontrolador, el jefe de Desarrollo de la Estación Experimental Quillaipe de Fundación Chile, Juan Carlos Sánchez, cree que tan importante como la evaluación de las aptitudes biocontroladoras, el pez debe tener aptitudes de ser cultivada. "Hay que tener un abastecimiento regular de peces biocontroladores, ya que no sacas nada con tener una especie que es un destructor de Caligus, si al final de un estudio de años no tienes cómo abastecer a la industria", expresó Sánchez.

Estudios experimentales y ensayos de campo

En cuanto a las etapas experimentales que debe pasar un pez para ser considerado biocontrolador, Sánchez explicó que se deben hacer pruebas básicas de cohabitación en estanques, donde es necesario tener un buen control del cultivo de Caligus, para poder hacer infestaciones con metodologías probadas, que sean homogéneas y que permitan hacer los bioensayos. Posteriormente, si la evaluación inicial de biocontrolación es positiva, se comienza a evaluar diferentes variables de cultivo para determinar cuál es la incidencia real que tiene la biocontrolación. La densidad de cultivo, el número idóneo de ejemplares de estos peces nativos por salmón para la obtención de resultados positivos, las tallas de los peces y los costos de producción, son algunas de las variables de importancia.

En ese contexto, Mancilla reveló que en los ensayos de campo, realizados por cuatro meses en el centro experimental Huenquillahue, se encontraron resultados con una tendencia similar, no obstante, un poco más bajos que los observados en condiciones de control. En este escenario, la infestación es natural y, dependiendo de la presión de infestación, se pueden observar resultados variables. "Cuando existe una baja infestación (3 a 4 Caligus adultos totales (AT)) prácticamente no hay diferencias, cuando es media (5-9 Caligus AT) se observa la actividad de biocontrolación, sin embargo, cuando la infestación es alta (> a 9 AT) la biocontrolación disminuye", reveló el investigador.

En tanto, para el coordinador científico de Fundación Chile, Patricio Sáez, uno de los factores importantes a considerar en las pruebas de campo, es la abundancia de Caligus en el ambiente."Es un tema relevante, ya que una baja cantidad de Caligus en el ambiente durante la realización de un ensayo, podría generar resultados no totalmente representativitos de la capacidad biocontroladora del pez".

Otra variable a considerar es el estado de limpieza de las redes peceras, "La presencia de altos niveles de biofouling en las mallas puede reducir la capacidad biocontroladora del róbalo. El róbalo es un pez omnívoro - ramoneador que presenta una estrategia de alimentación oportunista, por lo tanto es probable que se sienta atraído por consumir presas presentes en el biofouling, en desmedro del consumo de Caligus en los peces, explicó Patricio Sáez.

Competencia interespecífica

En ecología de poblaciones, la competencia interespecífica es la interacción que se produce cuando individuos de distintas especies se disputan los mismos recursos en un ecosistema (por ejemplo, el alimento). Considerando que el alimento representa un alto costo para la industria salmonicultora, los investigadores también han estudiado esta variable. Según comentó Mancilla, se han elaborado pruebas con distintas tallas de róbalo en estanques y con distintos calibres de alimento. "Los róbalos de 120 g son capaces de comer calibres de 6,5 mm, pero un calibre de 9 o 12 mm, lo intenta comer pero lo regurgita", reveló el investigador, aseverando que la tasa de crecimiento de los salmónidos no decreció en ninguno de los casos estudiados, aunque precisó que, en la medida que se vaya avanzando en los estudios, se tendrá mayores antecedentes.

En tanto, Sánchez comentó que la competencia por el alimento no es tan fuerte entre estas especies, sin embargo, faltan estudios para conocer las conductas de alimentación de ambas especies, cuando están juntas, cómo se van jerarquizando con el objeto de no afectar la expectativas productivas de un cultivo.

Costos de producción

Otro de los puntos relevantes a la hora de promover estos tratamientos no farmacológicos son los costos de producción. Para hacer este tratamiento rentable, los investigadores están desarrollando una metodología para estimar la proporción óptima de róbalo y salmón que se utilizará en las jaulas marinas, basado en el nivel de infección y otros factores, como las condiciones ambientales y las características geográficas de los centros. "Normalmente, en Noruega hablan de una proporción entre 3% a un 6% de peces limpiadores por salmón, de acuerdo con la presión de infestación y características de cada centro. Nosotros ensayamos entre 10% a 20%, lo cual es bastante alto, por lo cual tenemos que seguir bajando los ratios con los róbalos, porque esto tiene que ser rentable", aseveró Mancilla, añadiendo que "el costo del pez limpiador no debiera ser mayor a 4 centavos de dólar por kg de salmón producido, considerando que usar peces limpiadores no implica dejar de usar tratamientos farmacológicos".

En tanto, Sánchez opinó que el costo actual de los biocontroladores no es un precio competitivo, porque el cultivo se ha desarrollado a baja escala y en tierra, con los costos asociados a un centro experimental. Es por esta razón, y con el afán de optimizar las variables de cultivo, que en los próximos meses ingresaran al centro experimental Huenquillahue unos 30 mil róbalos de aproximadamente 10 g, "la idea es llevarlos hasta 70 g, que es la talla de cosecha de biocontroladores, y eso nos permitirá, por una parte, sacar los peces antes del hatchery, bajar los costos, y por otra parte, acostumbrar a los peces a la dinámica de las balsas jaulas en el mar.

Principales desafíos

A nivel de industria, Jorge Mancilla cree que uno de los grandes desafíos se relaciona con los estándares ASC (Aquaculture Stewardship Council). La industria salmonicultora se dirige hacia los estándares ASC, que son muy rigurosos y exigentes, sobretodo en uno de los criterios del Principios 5, que tiene que ver con salud de peces, específicamente con el Criterio 5.2 y el parasiticide treatment index (PTI), el cual indica una máxima cantidad de tratamientos farmacológicos para cumplir este estándar. "Con la actual forma que estamos trabajando, la mayoría de los centros de la industria que cultivan salmón Atlántico en las regiones de Los Lagos y de Aysén, no cumple este punto", reveló Mancilla.

"En Marine Harvest Chile, nuestro enfoque está en la sustentabilidad, con menor uso de medicamentos y en la búsqueda del equilibrio costo-beneficio de tratamientos no farmacológicos. Esperamos que en los próximos años podamos estar ingresando un primer centro en el mar con biocontroladores", reveló Mancilla, agregando que el gran desafío es que el resto de la industria pueda ir en este camino, porque se requiere inversiones iniciales importantes que, en una situación de crisis como la que tenemos hoy, no es fácil apostar en este ámbito. "Es la única manera en que sigamos haciendo acuicultura basada no sólo en la experiencia, sino también en la búsqueda de nuevo conocimiento. Ese es otro desafío que tenemos como industria", complementó el ejecutivo.

En términos experimentales, Sánchez dijo que el principal desafío que tiene la industria para poder implementar esta metodología es configurar una unidad de producción comercial, que esté especialmente diseñada para el cultivo intensivo de róbalo. "Tenemos el ciclo de cultivo desarrollado y este año hemos ido avanzando en parametrizar las variables de cultivo, lo que nos permite tener mayor certeza de los volúmenes de producción, controlar la mortalidad y monitorear el crecimiento de las larvas. Todo esto nos permitirá hacer una planificación de la producción predecible en el futuro", puntualizó el investigador.

Un nuevo biocontrolador

En paralelo a la investigación y desarrollo del róbalo como biocontrolador, Marine Harvest Chile fue una de las empresas que junto a Aquabench buscaron otra especie endémica de Chile que presentara características específicas para ser considerada como potencial biocontrolador de Caligus. Los estudios preliminares indicaron que esta especie era un buen candidato. Se realizaron ensayos de campo con la especie y, según indicó Mancilla, tendría una actividad mayor a la documentada para róbalo y, además, una conducta más activa a la biocontrolación. " Ahora la idea es poder volver a hacer un nuevo ensayo y conocer más la biología de este organismo para poder tener un segundo candidato", reveló el representante de Marine Harvest Chile. En tanto, Sánchez detalló que sería muy interesante apoyar el desarrollo del cultivo de esta especie. "Estamos abiertos a poder evaluar el potencial biocontrolador de otras especies, tenemos el capital humano y las metodologías establecidas para evaluar y desarrollar tanto el cultivo como los desafíos experimentales y de campo de nuevas especies".

Normativa aplicada a peces biocontroladores

Según la jefa del Departamento de Salud Animal del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), Marcela Lara, actualmente, no existe una reglamentación específica que aborde los peces utilizados como biocontroladores para la prevención y el control de Caligidosis, sin embargo, el Reglamento Sanitario (D.S. N° 319), incluye medidas de protección y control para especies hidrobiológicas en general, por lo cual, existen artículos que son aplicables a este tipo de peces. Sin embargo, Lara explicó que los títulos como el N° VI “De los centros de cultivo” y el N° X “Del transporte” del mencionado decreto, fueron considerados en las etapas de transporte y mantención de los Malapterus durante el transcurso de la actividad experimental.

Asimismo, como parte de su estrategia para el combate de la Caligidosis, el Sernapesca incorporó a su programa específico el incentivo al uso de tratamientos no farmacológicos. "Nuestro Servicio apoya este tipo de iniciativas, y cualquier otra herramienta no farmacológica que prevenga o controle esta parasitosis, mediante la gestión normativa aplicable a este tipo de actividades, en conjunto con el incentivo reglamentario implementado en el actual programa, el cual, como primera etapa, aborda las estrategias de control, mientras que en una segunda etapa, evaluará la incorporación de incentivos a estrategias de prevención", puntualizó Lara, agregando que "en esta instancia se encuentran recopilando la información correspondiente a este tipo de estrategias, para evaluar eventuales modificaciones normativas, tendientes a una mejora continua de la actividad".

En tanto, Mancilla precisó que Sernapesca ha facilitado mucho el trabajo desarrollado con los biocontroladores, ya que, a su juicio, el Servicio entiende la importancia y la relevancia futura de alternativas no medicamentosos para la sustentabilidad de la industria salmonicultora. "Obviamente, este apoyo no significa que no haya que hacer controles de enfermedades, los esquemas de trabajos son similares a lo que realizamos en el cultivo de salmónidos, pero se tiene que buscar, además, otro tipo de enfermedades que afectan a las especies marinas, de acuerdo con las directrices de la Organización Internacional de Epizootias (OIE)", aclaró el investigador.

Si bien aún quedan pequeñas brechas en el desarrollo de peces biocontroladores en Chile para trascender a escala productiva comercial, los resultados de la interacción entre centros de investigación, el Estado y empresas productivas, han generado los primeros pasos para lograr obtener una nueva herramienta en la lucha contra la Caligidosis, basada no sólo en la experiencia de otros países, sino también en la búsqueda de nuevo conocimiento a nivel nacional.