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“La salmonicultura está en buena posición, pero debe construir relato común en torno a la colaboración”

Representantes de la industria acuícola dialogaron sobre los desafíos de legitimidad y sostenibilidad del sector. En la instancia, Joaquín Villarino, compartió experiencias y aprendizajes desde la minería.

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En dependencias de la Casa Kuschel en Puerto Varas, se desarrolló un desayuno “Habilitando el desarrollo desde el sur de Chile: tecnología, sostenibilidad y legitimidad desde los territorios productivos”, organizado por la División Sur de la consultora Gestión Social, que desde 2021 trabaja en la Región de Los Lagos apoyando a las industrias productivas del sur en materia de sostenibilidad, datos y gestión territorial.

El encuentro reunió a ejecutivos, gremios y empresas proveedoras del sector salmonicultor en torno a un objetivo común: reflexionar sobre cómo fortalecer la legitimidad social de la industria y recuperar la confianza en los territorios donde opera.

La jornada contó con la participación del presidente del Consejo Minero de Chile, Joaquín Villarino, quien compartió las lecciones que la minería ha aprendido durante los últimos años en materia de comunicación, sostenibilidad y construcción de confianzas.

“La manera de enfrentar los desafíos que tiene la industria productiva son tres: colaboración entre las compañías y los gremios; mucha comunicación, porque si no contamos nuestra historia, otros la cuentan por nosotros; y resiliencia, porque construir confianza toma tiempo”, afirmó Villarino. “A eso hay que sumarle transparencia: las comunidades y las autoridades deben saber lo que hacemos, lo bueno y también cuando nos equivocamos, junto con nuestro compromiso para corregirlo”.

El líder gremial destacó que la salmonicultura “está en una buena posición, aunque se atrasó harto con este gobierno”, y valoró el trabajo de los gremios que, según dijo, “no están construyendo confianza desde cero, sino sobre una base sólida”.

Joaquín Villarino.

“La industria salmonicultora tiene una capacidad de crecimiento enorme. Pero ese crecimiento requiere construir un relato común en torno a la colaboración. Colaborar no significa gastar más plata, sino más tiempo, crear espacios de trabajo conjunto y contar con validadores técnicos que aporten credibilidad”, sostuvo el directivo.

Durante su intervención, también llamó al sector a mantener coherencia y convicción, más allá de los ciclos políticos.

“Que tu agenda sea tu convicción, no tu conveniencia política. Los sectores productivos funcionan mejor cuando logran entenderse con todos los gobiernos. La clave está en la transparencia y en la consistencia del propósito”, señaló el representante gremial.

Asimismo, destacó la relevancia de que industrias como la minería y la salmonicultura se reúnan a dialogar: “Son dos sectores emblemáticos para Chile, motores del desarrollo regional, con desafíos ambientales, sociales y regulatorios comunes. Estar comunicados y colaborar permanentemente es la única manera de enfrentarlos con éxito”.

Cifras que revelan brechas en confianza y orgullo

Cifras Orgullo vs Confianza.

En el encuentro, la División Sur de Gestión Social presentó los principales resultados de su estudio sobre percepción y legitimidad de las industrias productivas, destacando que el sur de Chile enfrenta el desafío de recuperar confianza ciudadana en torno a las actividades acuícolas.

Los datos muestran que el orgullo hacia las industrias primario-exportadoras es mayor que la confianza: mientras muchas personas valoran sus logros y aportes económicos, aún existen dudas sobre su coherencia y responsabilidad en la gestión de impactos.

El análisis evidenció que las personas con algún vínculo biográfico con una industria —ya sea porque trabajan en ella o tienen familiares que lo hacen— presentan niveles de orgullo y confianza significativamente mayores que el resto de la población.

En contraste, en Santiago predomina una visión más crítica y distante, que muchas veces influye de manera determinante en la opinión pública y en las decisiones políticas. “En Santiago se critica con distancia, pero se influye con fuerza. El desafío es transformar esa distancia en legitimidad”, indicó el informe.

El estudio también mostró que, en percepción de aporte a la economía nacional, la minería del cobre lidera ampliamente, mientras que la industria salmonicultora obtiene mejores valoraciones en aporte a las economías regionales y locales, especialmente en Los Lagos, Aysén y Magallanes. Sin embargo, desde Santiago, se percibe que el salmón no aporta tanto al desarrollo de empresas regionales ni a la innovación, con diferencias de hasta 11 puntos porcentuales respecto a la valoración de las propias regiones productivas.

A nivel nacional, el informe de Gestión Social reveló que:

  • 97% de los proyectos ingresados a evaluación ambiental en 2024-2025 corresponden a Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA).
  • De ellos, 92% pertenecen a la industria energética, mientras que en 2023 no se registraron aprobaciones de proyectos acuícolas, debido a ajustes normativos y procesos de participación ciudadana más exigentes.
  • Existen 2.962 concesiones acuícolas activas, de las cuales 44% son de moluscos, 34% de algas y 18% de salmones, además de 41 ECMPO en trámite, que muestran procesos administrativos lentos y conflictos de superposición territorial.

Para Enrique Rosselot, director de la División Sur de Gestión Social, estos números reflejan tanto las tensiones actuales como las oportunidades que tiene el sector para fortalecerse a través de la colaboración y la tecnología: “El sur de Chile tiene la oportunidad de transformar la gestión de datos en una ventaja competitiva y comunicacional. La información, cuando se maneja con transparencia, se convierte en legitimidad”.

Aprendizaje cruzado entre industrias

Desde la perspectiva de Rosselot, la conversación con la minería permite observar factores replicables para la salmonicultura, especialmente en su relación con las comunidades y otros sectores productivos. “Los sectores deben dejar de hablar sólo entre pares. La salmonicultura se concatena con el turismo, la tecnología, la construcción y la academia. Si distintas industrias colaboran por el desarrollo regional, se generan factores protectores de legitimidad”.

El director subrayó que la salmonicultura no es una industria residual, sino una actividad estratégica para el país, y que su sostenibilidad dependerá de su capacidad para generar confianza en los territorios donde opera: “La industria está apretada en términos de espacio productivo, pero tiene una capacidad de crecimiento enorme. La clave está en legitimarse, mostrar su aporte y construir confianza para habilitar nuevos territorios y oportunidades”, concluyó.