La carta abierta que une a la salmonicultura y agricultura chilena

Presidentes del Consejo del Salmón y la Sociedad Nacional de Agricultura llaman a fortalecer un encadenamiento productivo que ya impacta a seis regiones del país.
En una carta publicada por El Mercurio, Loreto Seguel, presidenta ejecutiva del Consejo del Salmón de Chile, y Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), destacaron la necesidad de profundizar los vínculos entre la salmonicultura y la agricultura nacional, como una vía concreta para avanzar hacia un desarrollo más sostenible, con impacto directo en el empleo, la productividad y la soberanía alimentaria del país.
La misiva pone el foco en el rol que cumplen los granos nacionales en la alimentación de peces y en el potencial de crecimiento que representa esta alianza para seis regiones del sur del país.
A continuación, el texto completo:
Alianza entre el agro y la salmonicultura: un encadenamiento que fortalece a seis regiones del país
La calidad y composición de los alimentos para peces marcó la agenda del comité de acuicultura de la FAO en Roma, ratificando un tema clave para Chile: para desarrollar industrias sostenibles, debemos fortalecer nuestras ventajas competitivas.
El convenio del Consejo del Salmón con la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (SOFO), la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) y el Consorcio Agrícola del Sur (CAS) marca un paso concreto hacia un encadenamiento productivo virtuoso entre la salmonicultura y la agricultura con tiene una base sólida: la salmonicultura chilena -que aporta más de 70 mil empleos y representa el 17,6% del PIB de las regiones del sur austral-, ya está estrechamente ligada a la agricultura, pues casi el 60% del alimento para salmones proviene de granos como trigo, soya, canola o raps, parte de ellos de producción local.
Esta alianza abre nuevas oportunidades para el campo chileno, extiende el impacto más allá de las tres regiones salmonicultoras e incluye a Biobío, La Araucanía y Los Ríos. Hoy somos el segundo productor mundial de salmón, y aún hay margen para crecer.
¿Se imaginan el efecto en el campo si la salmonicultura aumentara 50% al 2030? Para hacerlo realidad, es necesario el trabajo colaborativo y que sea la agricultura chilena quien provea los granos que necesita la industria. Así el crecimiento será más sólido y legítimo, avanzando juntos mar y tierra, ciencia y tradición, innovación y arraigo.
Tenemos la oportunidad de ser un país que piensa en grande, con negocios globales y fortalecimiento del talento local. Salmonicultura y agricultura pueden -y deben- liderar la visión hacia una industria sostenible ambiental, social y económicamente. Porque cuando la colaboración se vuelve estrategia país, el sello chileno se proyecta con más fuerza al mundo.