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SAAT-Salmon: nueva herramienta predictiva del comportamiento ambiental

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Patricio Feest

Los resultados del proyecto "Sistema de Alerta Ambiental Temprana en Salmonicultura SAAT-Salmon", el cual contó con el co-financiamiento de Corfo, a través de su programa I+D Aplicada Línea 2, fueron presentados en el taller de cierre del proyecto “Sistema de Alerta Ambiental Temprana”, el pasado jueves 20 de agosto, en el Hotel Manquehue de la ciudad de Puerto Montt.

En la ocasión, el director de Corfo de la Región de Los Lagos, Adolfo Alvial, quien inició el ciclo de charlas, dijo que la industria del salmón tiene una falencia básica, asegurando que "tratamos a la industria por los síntomas y no por las causas". Respecto de las causas de estas falencias, Alvial explicó que muchas veces son manifestaciones de problemas ambientales severos, y que tienen que ver con la capacidad de carga que permite la naturaleza. En este sentido, el directivo manifestó que este nuevo Sistema de Alerta Ambiental Temprana tiene la virtud de ser una contribución para la industria, "es una herramienta real para el manejo ambiental de las empresas salmonicultoras y para los organismos reguladores. No es aceptable que una actividad productiva ocupe el ambiente, en este caso el territorio marino, sin saber cuánto soporta ese cuerpo de agua", enfatizó Alvial.

En tanto, la gerente general de la empresa Ecosistema, Paola Schnettler, afirmó que la base del desarrollo de este proyecto se encuentra en las modificaciones que ha tenido el sistema de información ambiental en la industria salmonicultora. Según la ejecutiva, hace tres años, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) se hizo cargo de la información ambiental (INFA), lo cual generó que la coordinación de los muestreos en los centros de cultivos se vuelva más lento y que el productor no conozca la información de forma inmediata, lo que no permite tomar decisiones oportunas. "Sernapesca administra los Informes Ambientales (INFAs), por lo tanto, el productor conoce el estado ambiental de los centros sólo cuando pide autorización para sembrar", explicó la ejecutiva.

Para que el estado ambiental sea predictivo, se requiere de información previa a la siembra y que ésta sea conocida absolutamente por el productor. "Después de 30 meses de estudio y muchos análisis logramos encontrar una relación funcional entre el alimento de los peces y el potencial redox del sedimento", reveló Schnettler. Además, agregó que “para lograr encontrar esta relación, seleccionamos ocho centros distribuidos en distintas zonas de la Región de Los Lagos, y decidimos medir todas las variables físico-químicas que la normativa exige, materia orgánica (%MOT), pH, potencial redox (mV),  granulometría y la macrofauna. Sumamos también dos variables que no se miden en Chile, que son Carbono Orgánico Total (COT) y sulfuros", aclaró la ejecutiva. En cuanto a la macrofauna, Schnettler dijo que decidieron aplicar el índice biótico AMBI, aún cuando no es solicitado en la normativa, pero es un índice de fácil interpretación, ya que cuando se tiene una lista de nombres científicos es muy difícil identificar un estrés ambiental, esto se traduce en un número, que de manera sencilla permite observar si hay deterioro ambiental producto de la actividad.

Dentro de las principales características del servicio SAAT-Salmon, Schnettler manifestó que es una herramienta sencilla para los usuarios, la cual, además de entregar información ambiental, trabaja con los colores del semáforo, sistema en que el productor podrá ver e interpretar de manera fácil el comportamiento de su centro. "En el caso del potencial redox, trabajamos con 50 mV para considerar una estación en una situación crítica (rojo), mientras que en alerta usamos valores entre 50 y 100 mV (amarillo) y sobre 100 mV es una estación en buena condición (verde)", explicó Schnettler.

Dentro de las variables que alimentan este modelo matemático, que se caracteriza por ser especifico para cada centro,  se encuentran la especie a cultivar, la tabla de alimentación semanal, la cual refleja el nivel de producción que tendrá el centro, el número de balsas, corrientes, batimetría, etc., que son todas aquellas variables que se requieren para hacer correr el Depomod, con el cual se determina el área de impacto a través del flujo de carbono vertido. Además, se requiere la información del último informe ambiental y un primer monitoreo para generar el estado inicial del centro.

Posteriormente, el jefe del proyecto SAAT-Salmon, el biólogo marino Germán Leiva, dijo que la información que se utilizó para realizar las modelaciones se recopiló en monitoreos ambientales de ocho centros de cultivo y que cada centro fue muestreado en 11 oportunidades, con una periodicidad bimensual y con 18 estaciones de muestreo en cada uno. "La base de datos contó con más de 1.800 datos, los cuales fueron recopilados en ciclos productivos de diferentes especies de salmónidos y en distintas fases de desarrollo", destacó Leiva.

En tanto, el profesor de Física y Matemáticas de la Universidad de Los Lagos, Wilson Chaperón, habló sobre el desarrollo conceptual y matemático del modelo. En este contexto, Chaperón explicó que el principal objetivo de construir un modelo es la capacidad de predecir, es decir, saber lo que ocurrirá antes de que ocurra para tomar decisiones correctas. Sin embargo, el investigador dijo que encontrar relaciones entre variables reales no es fácil y que las relaciones que uno obtiene en forma empírica no son parecidas a las curvas que se encuentran en los libros".

Finalmente, el investigador de la División de Investigaciones Marinas del Centro Tecnológico del País Vasco (AZTI), España, Iñigo Muxika, presentó la herramienta para la medición del Índice Biótico Marino desarrollada por AZTI-Tecnalia, el cual se publicó en el año 2000 y que está basado en el modelo de Pearson y Rosenberg, en un escenario de enriquecimiento orgánico. Muxika explicó que el desarrollo de esta herramienta (AZTI Marine Biotic Index: AMBI) busca evaluar el estado ecológico del medio marino en función del estado de las comunidades del bentos. "El objetivo de ésta herramienta es conocer y poder predecir qué impacto puede haber en el bentos cuando existe una actividad determinada, lo cual permitiría calcular la capacidad de carga de un centro de cultivo", dijo el investigador.

Dentro de las ventajas del AMBI, Muxika dijo que ha sido validado por un gran número de citas científicas (más de 320 referencias), que tiene un protocolo de uso publicado el año 2005, que es una herramienta fácil de usar porque tiene un programa gratuito que se puede descargar y que incluye un listado de más de 7.700 especies asignadas a un grupo ecológico. La herramienta, según el profesor, ofrece un resultado comprensible, es insensible a la variación estacional, es independiente del tamaño muestral y se adapta bien a diferentes regiones biogeografías. Mientras, se afirmó que una de las principales desventajas es la robustez del resultado, ya que se reduce cuando hay un número bajo de especies o individuos en la muestra, entre otras.