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Salmonicultores critican estrategia de biodiversidad del Gobierno: “genera incertidumbre”

Centro de cultivo de salmones en la Región de Magallanes.

La industria está preocupada frente al “cambio transformador” para la sostenibilidad, pues aunque las empresas buscan proteger el medio ambiente, es clave el equilibrio.

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El 6 de junio pasado, se publicó en el Diario Oficial la Resolución Exenta N°3458, del Ministerio del Medio Ambiente, que somete a consulta la actualización de la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2025-2030. En este contexto, la Asociación de Salmonicultores de Magallanes presentó sus observaciones fundadas al anteproyecto en el marco de la consulta pública.

De acuerdo con el gremio, el contraste entre la propuesta en consulta y la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2017-2030 es de gran envergadura, tanto en su contenido técnico como en la orientación política. “La nueva propuesta de actualización omite realizar una revisión crítica y fundamentada sobre el estado actual de la biodiversidad en Chile, el cumplimiento de las metas anteriores y las brechas persistentes. Esta orientación impide extraer lecciones y debilita la justificación de nuevas líneas de acción. Más aún, en lugar de construir sobre la base de un instrumento robusto –que sigue vigente y tiene legitimidad técnica– se opta por su reemplazo total sin una evaluación transparente de su efectividad. Esta falta de continuidad revela el carácter refundacional, degradando notoriamente un instrumento previo construido con mucho mayor profundidad, estructura temática y capacidad operativa”.

La asociación indica que a diferencia de la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2017–2030, que incluye una caracterización minuciosa de los ecosistemas terrestres, acuáticos, marinos e insulares, así como también de la diversidad genética, servicios ecosistémicos y amenazas diferenciadas por territorio, la nueva propuesta omite este análisis de base y no da cuenta de si el análisis sigue siendo válido. “La estrategia vigente no sólo incorpora estadísticas, cartografía y clasificación de ecosistemas según su estado de conservación, sino que también contextualiza el valor económico de la biodiversidad y sus vínculos con sectores productivos como la agricultura, el turismo y la pesca. Lamentablemente, la actualización propuesta omite todo contenido equivalente, invisibilizando las interdependencias económicas y ecológicas sobre las que debe construirse una estrategia nacional”.

Marcada presencia de ONGs

El presidente de SalmonChile, Arturo Clément, señala en Diario El Divisadero que se valoran los avances de la industria en su trabajo con el Gobierno, "pero a la vez estaremos atentos a amenazas, y aspectos que podrían ser un obstáculo a estas agendas: la implementación de la Ley SBAP, que muestra aspectos controvertidos y contradictorios, ello con una nueva superposición de funciones entre servicios, y un marcado desequilibrio, con una marcada presencia de ONG's, grupos ambientalistas, y nula presencia del sector privado. Pretenden sacar 11 reglamentos de la Ley SBAP en el mes de septiembre, en forma sesgada y opaca, esa forma de hacer políticas públicas es la que nos tiene estancados".

Es que la estrategia vigente contempla ámbitos temáticos claramente definidos, con metas y acciones específicas para la conservación marina y de islas oceánicas, la gestión de especies exóticas invasoras, la conservación de especies nativas, el fortalecimiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y la protección y uso racional de humedales. Su eliminación o reducción a enunciados genéricos en la propuesta en consulta, advierten los Salmonicultores de Magallanes, representa un debilitamiento considerable del carácter técnico de la política pública, al diluir problemáticas que exigen abordajes diferenciados y especializados.

Un caso especialmente problemático es el denominado “cambio transformador”, definido como “Proceso sistémico, relacional, dinámico e iterativo que busca realizar cambios en las visiones, estructuras y prácticas de la sociedad, incluyendo el sistema de producción y los patrones de consumo, para abordar las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad y alcanzar un desarrollo sostenible, considerando la cooperación entre la diversidad de actores, la multiplicidad de escalas, la equidad y la justicia, para las actuales y futuras generaciones”.

“Esta propuesta se trata de un enunciado ideológico amplio puede ser interpretado de múltiples formas para justificar cualquier agenda estructural, sin un criterio normativo que permita traducirlo en políticas, regulaciones o acciones concretas. Su inclusión como principio genera incertidumbre jurídica, debilita la orientación técnica de la estrategia y compromete la legitimidad de su aplicación. Otro ejemplo es el principio de “reconocimiento de los múltiples valores de la naturaleza”, cuya formulación plantea preguntas no resueltas: ¿cómo se identificarán y priorizarán esos valores? ¿Qué ocurre cuando un mismo territorio es valorado a la vez como espacio sagrado, área de conservación y fuente de recursos productivos? ¿Cómo se resolverán los conflictos entre esos enfoques sin criterios previamente definidos?”, se preguntan en el gremio.

Por tanto, recalcan desde la asociación, “recomendamos que el Ministerio del Medio Ambiente elabore y publique un informe técnico de evaluación de la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2017–2030, en el cual se sistematicen los avances, brechas y dificultades de implementación, incluyendo el grado de cumplimiento de cada una de sus metas. Este análisis debe servir como insumo esencial para cualquier modificación sustantiva de la política, de modo que el proceso de actualización sea técnicamente fundado”.