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Salmón Atlántico. Fuente: Archivo Salmonexpert.

Identifican biomarcador para cuantificar estrés crónico en peces

Publicado Última actualización

Christian Pérez

Los peces ante estímulos estresantes lanzan una respuesta de estrés endocrino a través de la activación del eje hipotálamo-hipófisis-interrenal (HPI-) para liberar cortisol en la sangre. El cortisol plasmático es un pobre predictor del estrés crónico, debido a que refleja no más de una instantánea de la respuesta al estrés en un momento dado.

Por el contrario, el contenido de glucocorticoide en las escamas, especialmente cortisol, muestra la historia del estrés de los peces. Las escamas de los elasmoides de los peces teleósteos son estructuras calcificadas exoesqueléticas dérmicas que crecen junto con el pez. Las escamas de los peces capturan la exposición sistémica al cortisol durante largos períodos de tiempo, por lo que es adecuado para cuantificar el estrés crónico en los peces. El valor adaptativo de las acciones de cortisol a corto plazo es ampliamente reconocido.

Según lo publicado en AquaHoy, mucho menos se conoce sobre el estrés persistente y sus consecuencias perjudiciales para la salud, crecimiento y reproducción. Este biomarcador ayudará a monitorear la salud en general de una población silvestre y desarrollar una acuicultura más sustentable, asegurar el rendimiento de los peces en los acuarios públicos y la investigación científica.

La investigación de Aerts sobre los glucocorticoides como biomarcadores para el estrés agudo y crónico en vertebrados mostró que los glucocorticoides, y especialmente el cortisol en las escamas, reflejan el nivel de estrés experimentado por los peces en el tiempo, convirtiendo al cortisol en las escamas de los peces en el biomarcador largamente buscado para cuantificar el estrés crónico experimentado.

La literatura científica carece de datos sobre el cortisol en una matriz que captura la exposición sistemática al cortisol durante largos períodos de tiempo, adecuados para la evaluación del estrés crónico en los peces, comparable con las plumas de las aves y el pelo en los mamíferos.

Basado en el análisis de las escamas para especies altamente relevantes para la acuicultura como la carpa común (Cyprinus carpio), dorada (Sparus aurata), lubina (Dicentrarchus labrax), tilapia de Mozambique (Oreochromis mossambicus), salmón Atlántico (Salmo salar), trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss) y el luciperca (Stizostedion lucioperca), así como peces usados en la investigación como el pez cebra (Danio rerio), se encontró que los glucocorticoides, especialmente cortisol, se incorporan a las escamas de los peces con el tiempo.