En el caso de la salmonicultura, generadores eléctricos, tránsito de embarcaciones, uso de disuasivos acústicos y sistemas de alimentación, serían los principales emisores de ruidos submarinos. Imagen referencial de embarcaciones, Puerto de Chacabuco. Foto: Daniella Balin, Salmonexpert.

Los posibles efectos en la fauna del ruido submarino de la salmonicultura

Chile: Dentro de las posibles soluciones para la industria chilena del salmón, según expertos, se encuentra el utilizar embarcaciones de menor emisión de ruido, con el fin de evitar problemas para la fauna marina. 

El pasado jueves 20 de agosto, la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad Austral de Chile (UACh) realizó la charla online “Ruido submarino: una problemática ambiental emergente”, actividad en la que abordó desde una visión interdisciplinaria la problemática del ruido submarino y los efectos de éste sobre la fauna acuática.

El encuentro contó con la exposición de cuatro expertos en diversas materias relacionadas al ruido submarino, entre los que estuvieron el Dr. Alfio Yori, académico del Instituto de Acústica UACh, y Camilo Padilla, profesional del Departamento Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio de Medio Ambiente.

Ambos profesionales dieron mayores antecedentes a Salmonexpert de cómo la salmonicultura podría ser un potencial emisor de ruidos submarinos perjudiciales para la fauna marina y de cómo esto se podría evitar o mejorar.

Regulación

En la actualidad, no existe una normativa nacional o internacional sobre emisiones del ruido subacuático generado por actividades antropogénicas, como la industria salmonicultora, pero sí existen acuerdos y convenios internacionales para la protección del medio ambiente acuático de contaminantes, donde se incluye el ruido.

Algunos ejemplos son los convenios marinos europeos OSPAR, Helcom y Accobams, y la Directiva Europea de Estrategia Marina (MSFD). “Todos estos convenios o acuerdos consideran todo tipo de contaminantes, los cuales incluyen el ruido subacuático antropogénico, pero no especifican niveles máximos, más bien establecen objetivos y acciones para proteger y conservar el medio marino de las acciones del hombre”, explica el Dr. Alfio Yori.

Dr. Alfio Yori, académico del Instituto de Acústica UACh. Foto: Alfio Yori.

“Ahora, en nuestro país, si es que existe un proyecto evaluado por el SEIA que está impactando a una especie marina o hábitat especial, la Autoridad puede exigir el cumplimiento de algunas acciones o metodologías propuestas en el extranjero”, añade el experto en cuanto a las regulaciones nacionales.

Salmonicultura

Ambos especialistas mencionan que las mayores fuentes de ruidos submarinos son el tráfico marino de embarcaciones (de todo tipo y tamaño), el hincado de pilotes, la exploración sísmica, las tronaduras o el dragado.

En el caso particular de la salmonicultura, los generadores eléctricos, el tránsito de embarcaciones, el uso de disuasivos acústicos y sistemas de alimentación, serían los principales emisores.

“Podríamos decir que estas fuentes son de menor emisión en comparación con las anteriores, pero en ningún caso insignificantes, eso va a depender del contexto espacial y temporal en que se ubiquen. Acá cobra relevancia el estudio previo del área y el análisis de las emisiones de cada proyecto. Esto permite mayor certeza sobre sus implicancias y hoy están las herramientas técnicas para hacerlo”, plantea Camilo Padilla.

Los problemas que esto podría generar según el profesional del Ministerio de Medio Ambiente, están asociados principalmente a alteraciones de comportamiento como el abandono del lugar, reducción de la capacidad de comunicación o impedimento de la escucha de señales biológicas importantes.

Camilo Padilla, profesional del Departamento Ruido, Lumínica y Olores  del Ministerio de Medio Ambiente. Foto: Camilo Padilla.

“Hay que recordar que el medio marino es un ambiente obscuro, donde muchos animales usan y dependen fuertemente del sonido para desarrollar su vida. Generalmente se habla el impacto sobre ballenas, pero también hay hallazgos en peces e inveterbrados. En estos últimos, se han evidenciado cambios en el consumo de exígeno y alteraciones conductuales, que potencialmente podrían generar efectos en su crecimiento. Tenemos la  necesidad de conocer cuáles son los efectos de largo plazo en los diferentes ecosistemas”, sostiene.

Por su parte, el académico de la UACh agrega que los efectos dependerán de la especie evaluada, “debido a que cada especie posee su propio umbral auditivo. Esto significa que poseen distintas tolerancias al ruido, tanto en frecuencia como en nivel (dB). Además, va a depender también de su cercanía al centro de cultivo”.

Finalmente, de acuerdo con lo expuesto por Padilla, dentro de las posibles soluciones para la industria se encuentran el utilizar embarcaciones de menor emisión de ruido y el manejo de velocidades. “En este punto, la renovación y el desarrollo tecnológico puede ayudar significativamente”.

Para el caso específico de los disuasivos acústicos, indica que es necesario generar mayor información que permita determinar cuál es la técnica o dispositivo más eficiente y de menor impacto en cada caso.

“Finalmente, el SEIA seguirá jugando un rol importante para evaluar y controlar los impactos del ruido submarino. Por esta misma razón, para el Ministerio es muy importante fortalecer el papel que desempeña con criterios y lineamientos técnicos”, concluye el profesional del Departamento Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio de Medio Ambiente.