Predicción, eficacia y sostenibilidad se consolidan como ejes del debate técnico sobre sealice
Nuevas herramientas de monitoreo, análisis productivos y estudios de resistencia apoyan el diseño de estrategias sanitarias más eficaces y sostenibles para enfrentar parásitos de la salmonicultura.
La tercera jornada del Sealice Conference 2025 reunió a especialistas nacionales e internacionales para revisar los avances científicos y operacionales en el control del piojo de mar, continuando con el enfoque técnico que caracteriza al encuentro. Durante la mañana, las sesiones se centraron en modelamiento y epidemiología, además de tratamientos farmacológicos, abordando nuevas metodologías para comprender la dinámica poblacional del parásito y evaluar la eficacia de las herramientas de control disponibles. El evento, organizado por el Centro Incar, el Instituto de Acuicultura y Medio Ambiente de la Universidad Austral de Chile (UACh) y el Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal), destacó nuevamente por su contribución al intercambio de evidencia científica y a la discusión de estrategias sanitarias para una salmonicultura más eficiente y sostenible.
Desde la perspectiva del uso de tratamientos antiparasitarios, Alexander Jaramillo, encargado del Área de Salud e Inocuidad de Intesal, presentó la charla “Patterns of antiparasitic use in Atlantic salmon farming in Los Lagos region, Chile (2015–2024)” y explicó que el análisis integró cerca de 8 mil registros de Sernapesca, abarcando siete ciclos productivos entre 2015 y 2024, cada uno compuesto por 20 meses de engorda y 3 meses de descanso sanitario. Destacó que el tratamiento de la información por ciclo permitió identificar variaciones que quedan invisibles en análisis anuales, señalando que “cuando se trabaja por año lo que realmente se obtiene es un promedio artificial de ciclos que están en etapas completamente diferentes; por eso estructuramos el estudio por ciclo, para caracterizar con precisión el uso de antiparasitarios y su relación con la biomasa, la mortalidad y las cargas de hembras adultas”. Añadió que el índice ICA permitió comparar vecindarios con niveles de uso muy bajos versus otros que mostraron incrementos notorios conforme avanzaban los ciclos.
En cuanto a los patrones observados entre vecindarios, Jaramillo detalló que la frecuencia de uso de productos como azametifos y peróxido de hidrógeno mostró un comportamiento heterogéneo, ya que algunos vecindarios mantuvieron altos niveles durante todo el ciclo, mientras otros registraron aumentos marcados en su fase final, coincidiendo con picos de Caligus. Al respecto, enfatizó que “los heatmaps revelan vecindarios completos que atraviesan ciclos complejos, otros que sólo presentan complicaciones al cierre, y además observamos, según los perfiles de susceptibilidad del Ifop una disminución tanto de individuos susceptibles como no susceptibles, lo que indica que ciertos productos están perdiendo eficacia y hace imprescindible adoptar estrategias sanitarias diferenciadas y una regulación que incorpore esta variabilidad territorial”. Sostuvo que la biomasa continúa siendo uno de los factores más correlacionados con el uso terapéutico y que, considerando que los tratamientos farmacológicos representaban alrededor del 70% en 2015 y actualmente bordean el 50%, será clave integrar herramientas no farmacológicas para interpretar adecuadamente los patrones actuales.
Por su parte, Jorge Mancilla, gerente de Salud y Nutrición de Mowi Chile, desarrolló su exposición “Can we predict Caligus rogercresseyi abundances in farming sites by monitoring the plankton stages of the parasite?”, exponiendo un estudio realizado en 46 centros de cultivo de Los Lagos y Aysén, basado en 262 muestras de zooplancton recolectadas entre 2018 y 2025. Su objetivo fue evaluar la relación entre densidad larval y abundancia de juveniles de Caligus, señalando que “cada día nuestros salmones están expuestos a fuentes externas e internas de infestación; si esas larvas logran asentarse, inician un ciclo que convierte la vigilancia del plancton en una herramienta clave para predecir la presión que enfrentará un sitio en las semanas siguientes”. El análisis se sustentó en modelos lineales mixtos que integraron variables ambientales, sanitarias y productivas, empleando tiempos de rezago de 3 y 5 semanas para capturar el desarrollo de juveniles posteriores al muestreo.
Respecto de los resultados obtenidos, Mancilla resaltó que tanto los modelos estadísticos como el random forest coincidieron en que los principales predictores de abundancia juvenil fueron la densidad larval por cada 100 m³, el peso promedio del pez, la exposición temporal y el uso de tratamientos orales, en particular lufenurón, con interacciones que explican hasta 77% de la variación observada. Indicó que “la combinación entre la carga larval y el peso del pez explica más del 66% de la variabilidad, mientras que el efecto del sitio y el vecindario aporta menos del 8%, lo que demuestra que los factores productivos y ambientales son determinantes en la dinámica del parásito”. Además, apuntó la correlación superior a 0,7 entre peso del pez y categorías móviles y grávidas, y la contribución larval individual cercana al 10%, subrayando la importancia de fortalecer el monitoreo del plancton para anticipar brotes y ajustar estrategias preventivas.
Dentro del bloque dedicado al modelamiento epidemiológico, Rodrigo Montes, investigador adjunto del Incar, abordó su análisis de largo plazo titulado “Detecting long-term abundance changes and epidemic transitions of sea lice in salmon farming areas using complexity measures and early warning indicators”, enfocado en los vecindarios ACS 10a y 10b de la Región de Los Lagos. Basado en series temporales oficiales de Sernapesca y Subpesca entre 2012 y 2022, el estudio identificó seis puntos de transición epidemiológica, tres de ellos asociados a fenómenos oceanográficos extremos como “El Niño” de 2016, la anomalía cálida de 2017–2018 y el evento “hot blob” de 2020. Montes explicó que “nuestro objetivo fue anticiparnos a estos grandes brotes utilizando indicadores de alerta temprana y medidas de complejidad, capaces de revelar cuándo un sistema se aproxima a un umbral crítico incluso antes de que la perturbación ambiental ocurra”.
Al profundizar en los indicadores de resiliencia ecológica, el investigador detalló que la autocorrelación, el coeficiente de Hurst y la entropía por permutación evidenciaron patrones de “pérdida de memoria” y aumento de aleatoriedad antes de los grandes brotes, lo que refleja un ecosistema que se acerca a un cambio de estado. Según señaló, “el coeficiente de Hurst disminuyó abruptamente previo al hot blob, reflejando un sistema cada vez más impredecible; cuando la abundancia aumenta y el Hurst cae hacia 0,5, el comportamiento del parásito se aproxima a un proceso totalmente aleatorio, lo que dificulta cualquier pronóstico sanitario”. Estas métricas, afirmó, ofrecen un marco robusto para anticipar brotes y entender la resiliencia sanitaria, incluso en escenarios donde podría existir pérdida de eficacia de tratamientos.
Impacto productivo de los tratamientos por baño
En el análisis sobre desempeño productivo, Alex Moyano, líder del Proyecto Caligus de Aquabench, expuso la charla “Effects of caligus bath treatments on salmon production mortality, growth and feed conversion ratio in Chilean salmon aquaculture (2020–2025)”, presentando un análisis basado en 7.200 jaulas con datos actualizados hasta octubre de 2025. Manifestó que el 73% del control de Caligus en Chile corresponde a tratamientos por baño —farmacológicos, no farmacológicos y peróxido—, lo que implica una manipulación constante de los peces. Exhibió que “cuando se observa el ciclo completo, los grupos con entre 0 y 4 baños presentan mortalidades muy inferiores a aquellos que superan los 9, donde la mortalidad infecciosa aumenta desde 1,18% hasta casi 1,8%, mostrando una correlación directa entre el número de baños, el estrés y la mortalidad”.
En la evaluación de los impactos bioeconómicos, Moyano expuso que el incremento de baños también deteriora los parámetros productivos: los centros con menor número de tratamientos registran conversiones económicas de 1,05, mientras que aquellos con más de 9 baños alcanzan 1,45, acompañados de una caída del crecimiento desde 2,5 kg a 1,45 kg por pez. Subrayó que “a medida que aumentan los baños, el crecimiento disminuye, la conversión se dispara y el rendimiento cae desde 4,7 hasta 4,1 kilos por smolt cosechado”, enfatizando el impacto bioeconómico para los productores. Agregó que en los últimos dos años el sector ha duplicado la cantidad de baños respecto de 2023, y que el estrés asociado a la manipulación —especialmente mediante wellboats— es un factor determinante en la mortalidad infecciosa y la pérdida de desempeño.
En el ámbito de nuevas alternativas terapéuticas, Marcela Delgado, CEO de Sudvet, abordó los resultados de su estudio en la charla “Efficacy of a novel insecticidal formulation for the control of the salmon lice Lepeophtheirus salmonis and Caligus rogercresseyi in Atlantic salmon”, donde evaluó 19 formulaciones botánicas en ensayos in vitro e in vivo. Tras un primer cribado, cuatro formulaciones avanzaron a pruebas de infestación controlada, destacando la S16, que alcanzó cerca de 46% de eficacia en adultos, chalimus y juveniles a los 20 días de administración. Señaló que “los botánicos aportan un modo de acción novedoso, compatible con el bienestar animal y con estrategias de manejo integrado, y permiten reducir riesgos de resistencia mientras potencian la eficacia de los productos farmacológicos existentes”.
Al analizar el desempeño combinado de formulaciones botánicas y farmacológicas, la ejecutiva detalló que la combinación de S16 con un fármaco cuya eficacia inicial bordeaba el 40% permitió elevar el control del parásito a cerca de 90% en adultos y 72% en copepoditos, con periodos de acción de 14 a 20 días. Destacó que “al combinar el botánico con el producto farmacológico se logra una eficacia superior en menos tiempo, sin comprometer el crecimiento, el comportamiento ni la conversión, y sin registrar mortalidades”. Subrayó que estas herramientas pueden reducir la dependencia de terapias farmacológicas, fortalecer certificaciones orgánicas y aportar a la sostenibilidad productiva.
En cuanto a la resistencia farmacológica, Diego Valenzuela, investigador adjunto del Centro Incar, expuso la charla “A new molecular approach for monitoring pesticide resistance in the sea lice (Caligus rogercresseyi) based on gene copy number variants (CNVs)”, mostrando un método innovador para detectar resistencia a antiparasitarios mediante la cuantificación de variaciones en el número de copias génicas. Señaló que “era necesario desarrollar una herramienta que permitiera monitorear resistencia sin depender del traslado de ejemplares vivos; por eso trabajamos con CNVs, que se pueden medir mediante qPCR y que ofrecen un indicador temprano del potencial de resistencia en poblaciones de Caligus”, destacando que este método puede servir como filtro previo para priorizar centros donde realizar bioensayos.
En su intervención, Valenzuela explicó que el equipo trabajó con poblaciones de alto y bajo desempeño terapéutico frente a azametifos y deltametrina, realizando cuantificaciones absolutas mediante qPCR para evaluar variaciones en el número de copias de genes previamente identificados como relevantes en procesos de detoxificación, como citocromo P450, glutatión S-transferasa (GST) y multidrug resistance protein. Según detalló, “las poblaciones provenientes de sitios donde los tratamientos mostraban baja eficacia presentaron un menor número de copias en genes como citocromo P450 y multidrug resistance protein, mientras que en el caso de GST observamos una mayor cantidad de copias respecto de los sitios con buena respuesta terapéutica”. El modelo de regresión mostró que cada copia adicional de GST incrementa 2,3 veces la probabilidad de resistencia, confirmando el valor de las CNVs como biomarcadores tempranos para la vigilancia de susceptibilidad en Caligus rogercresseyi.