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Frutillar fue epicentro del debate de candidatos presidenciales sobre el futuro de la salmonicultura

Foto: Salmonexpert.

El Salmón Summit 2025 reunió propuestas, como modificar la Ley Lafkenche, para destrabar el crecimiento de una industria clave que enfrenta trabas regulatorias, centralismo y falta de visión política.

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Con más de 1.400 asistentes provenientes del mundo gremial, académico, político y productivo, se realizó las segunda versión del Salmón Summit 2025 en el Teatro del Lago de Frutillar, consolidándose como el principal encuentro de reflexión sobre el presente y futuro de la industria salmonicultora en Chile. La instancia, organizada por SalmonChile, convocó a actores estratégicos para discutir propuestas que impulsen el desarrollo sostenible, territorial y descentralizado del país, en un contexto donde la acuicultura enfrenta importantes desafíos normativos, productivos y sociales. Durante la jornada inaugural se abordaron temas clave como la permisología, el ordenamiento territorial, la necesidad de certezas regulatorias y las proyecciones del sector hacia 2050.

En su intervención, Arturo Clément, presidente de SalmonChile, planteó un diagnóstico crítico sobre el trato que ha recibido la salmonicultura por parte del Estado. “Hemos perdido tiempos muy valiosos para volver a crecer por la falta de visión país respecto a la salmonicultura”.

Clément lamentó que, en lugar de avanzar hacia la expansión sostenible del sector, buena parte de los esfuerzos recientes han estado destinados a la resistencia frente a un entorno adverso. “En vez de pensar en crecer, invertir y generar valor, en estos últimos años nuestros esfuerzos han estado destinados a no desaparecer y aguantar. Chile está desaprovechando su ventaja competitiva mientras otros países, como Noruega, apuestan decididamente por duplicar su producción”.

Arturo Clément.

El líder gremial destacó el impacto social, económico y territorial de la actividad salmonicultora, afirmando que esta representa el 2,1% del PIB nacional y más de 86 mil empleos, principalmente en regiones del sur austral. “Somos una industria moderna, presente, dialogante y consciente de su rol descentralizador en la macrozona sur. El país necesita crecer y desarrollarse, pero para eso se requieren certezas, reglas claras y una visión país”. En ese sentido, hizo un llamado explícito a la clase política. “Podemos crecer aquí y ahora, pero tiene que haber voluntad política”.

Clément también criticó la desconexión de las autoridades centrales con los territorios y la falta de participación en espacios de diálogo sectorial. “Hace más de un mes y medio invitamos a varios ministros. Sin embargo, nuevamente nadie llegó. Es difícil dialogar y avanzar si no hay disposición a escucharnos”.

En su opinión, la industria ha dado múltiples señales de mejora continua, tanto en lo ambiental como en lo laboral y comunitario, pero “para algunos, incluso, es como que no existiéramos, provocando un estancamiento que amenaza la sostenibilidad del sector”.

El presidente de SalmonChile recalcó que la salmonicultura no solo representa un sector económico estratégico, sino también un factor de cohesión territorial. “Somos el encadenamiento productivo, somos descentralización, somos movilidad social. Somos una industria en permanente mejora que es parte de sus comunidades desde hace 40 años. Somos pasado, somos presente y somos futuro. Somos orgullo, somos sur, somos Chile, y nuestro país y su gente merecen más”, concluyó entre aplausos.

Jeannette Jara.

Diálogo social

En su primera participación pública como candidata presidencial de la centroizquierda, Jeannette Jara reconoció el valor estratégico del salmón para la economía nacional. “La industria del salmón, como segunda industria exportadora de nuestro país, todavía tiene mucho espacio para crecer”.

A su juicio, uno de los principales cuellos de botella está en la excesiva centralización de decisiones clave como la relocalización de concesiones acuícolas: “En Chile tenemos permisos de relocalización que se demoran largos años, hasta ocho, según me han informado. Y eso es toda una vida empresarial, son dos gobiernos”.

Jara propuso avanzar decididamente en la descentralización real de esas competencias. “En mi gobierno, si ustedes me eligen su Presidenta, no voy a tener ninguna duda en que este tipo de temas puede resolverse desde el territorio”.

Para ello, sugirió el traspaso de facultades a los gobiernos regionales y la creación de mesas acuícolas regionales que permitan abordar estas decisiones con enfoque local. “No necesitamos estar mirando desde Santiago realidades que ocurren en los territorios. Esto no es sólo para esta región, también para Aysén y Magallanes”.

Respecto a la permisología, fue enfática en señalar que “no es necesario que los temas de la industria del salmón tengan que pasar por permisos que se resuelven entre cinco ministerios. Es urgente racionalizar los permisos sin bajar estándares medioambientales, apostando por una tramitación más coherente, ágil y eficiente. El país necesita crecimiento, pero también necesita hacerlo de manera sostenible, con trabajo decente y con mayor competitividad internacional”.

En su intervención, también abordó la necesidad de fortalecer la innovación, el encadenamiento productivo y el diálogo social. Valoró el trabajo con los sindicatos del sector y puntualizó que “en mi futuro gobierno no vamos a hacer nada sin diálogo social. Porque lo que no nos puede pasar es quedar cada uno amarrado a una posición en la cual lo único que se genera es estancamiento”.

Jara finalizó indicando que el desarrollo debe estar centrado en mejorar las condiciones de vida de las personas, con un Estado presente que no sea un obstáculo sino un facilitador. “Tengo sumamente claro que en materia de permisos tenemos que hacer esfuerzos. Pero también tengo sumamente claro que esos esfuerzos tienen que ir orientados a mejorar la vida de todas las personas. Chile necesita avanzar con confianza, diálogo y responsabilidad”.

Desregulación

José Antonio Kast.

Desde una perspectiva crítica y con tono confrontacional, José Antonio Kast centró su discurso en la desregulación profunda como camino para destrabar el potencial de la salmonicultura. “El emprendimiento está asfixiado. Y hay una gran cantidad de desempleados. El Estado, que debía ser un facilitador, se ha convertido en un obstáculo atrapado en su propia burocracia. La permisología, los impuestos y el gasto público improductivo son lastres que deben eliminarse con urgencia para permitir el desarrollo”.

Respecto a la industria salmonicultora, Kast apuntó que “no se trata de subsidios ni privilegios. Lo que esta industria necesita es que el Estado deje de ponerle obstáculos y permita emprender en paz y con reglas claras”.

Para ello, propuso una desregulación sustantiva y la aplicación de un “shock de crecimiento” que permita recuperar competitividad, especialmente ante amenazas como los aranceles impuestos por Estados Unidos a las exportaciones chilenas.

El candidato Republicano arremetió particularmente contra la Ley Lafkenche, calificándola como una herramienta de chantaje. “Lo que partió con una finalidad legítima se ha desvirtuado hasta convertirse en una herramienta de chantaje político. Más de mil solicitudes se mantienen paralizadas”, apuntó, proponiendo vetar las solicitudes bloqueadas por dicha ley y restituir el poder de decisión a las comisiones regionales de uso del borde costero, aplicando sin dilación el dictamen de Contraloría que lo permite.

Kast también relacionó el desarrollo económico con la seguridad pública, afirmando que “cuando se consolida el crimen organizado, extorsiona, y también pasa por sobre la industria del salmón. Nosotros no vamos a negociar con los delincuentes. Vamos a aplicar todo el peso del Estado. Chile volverá a ser un país donde las personas puedan trabajar en paz y donde los criminales sepan que su único destino será la cárcel”.

Finalmente, el abanderado concluyó que la solución a los problemas del país requiere liderazgo valiente, voluntad de enfrentar la burocracia y convicción para ir contra la corriente. “Así como el salmón nada contra la corriente, nosotros también estamos llamados a nadar contra esta corriente de mediocridad y desidia. Chile necesita volver a creer en sí mismo”.

Buenas prácticas

Evelyn Matthei.

Evelyn Matthei centró su presentación en una propuesta concreta: el Plan Salmón 2050, una hoja de ruta inspirada en el modelo noruego que busca impulsar el crecimiento ordenado, sostenible y regional de la industria. “Allá decidieron triplicar su producción al 2050 con una política pública consensuada, juntando al gobierno, las empresas, la academia, los trabajadores y los vecinos. Aquí llevamos diez años creciendo sólo un 1%. La diferencia radica en la voluntad política y la articulación entre actores”.

Matthei respaldó decididamente el plan elaborado por autoridades regionales, trabajadores y gremios del sur austral, y aseguró que su ejecución debe contar con apoyo estatal y participación de los territorios. “Esta es una industria netamente regional, probablemente la más regional de todas. No depende del Estado, nunca ha recibido subsidios, y lo que pide es que el Estado no sea un obstáculo sino un aliado. Sin duda, la mitad de los recursos adicionales generados por el crecimiento deben quedar en las regiones”.

La candidata de Chile Vamos fue particularmente dura al referirse a la Ley Lafkenche. “Los salmones ocupan 4.120 hectáreas, pero con la ley se están pidiendo 3.900.000 ECMPO. Es decir, hay un abuso flagrante que no se puede seguir permitiendo. Es más, la modificación de esta ley debe ir más allá de la salmonicultura e incluir a pescadores artesanales y otros actores. Porque esta paralización no es sostenible”.

Matthei también apuntó a la permisología como factor que ha desincentivado inversiones y bloqueado proyectos millonarios. “El actual gobierno intentó destruir la industria del salmón con un proyecto que eliminaba la posibilidad de cultivar en áreas protegidas. Y cuando 15 mil trabajadores salieron a la calle, no vimos a la ministra del Trabajo”.

En su cierre, la candidata recalcó que la industria debe seguir avanzando en buenas prácticas, innovación y relación comunitaria. “Si ustedes trabajan con las comunidades, con los colegios técnicos, con la academia y con otras regiones, se ganan el respeto. Y cuando uno se gana el respeto, puede exigir decisiones. Porque la toma de decisiones tiene que trasladarse a las regiones. Y si las regiones hacen bien las cosas, pueden y deben exigir un nuevo trato”.