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Columna de Opinión

El futuro del salmón se decide en los directorios

Julieta Ronconi.

"El liderazgo en salmonicultura no se mide sólo en toneladas exportadas. Se mide en la capacidad de anticipar el futuro", manifestó Julieta Ronconi de Spencer Stuart.

*Columna de opinión de Julieta Ronconi, socia de Spencer Stuart.

Chile ha consolidado su salmonicultura en la élite mundial. Es el segundo mayor productor global de salmón atlántico y el principal exportador no minero del país. Sus retornos superan los US$6.500 millones y genera más de 70.000 empleos directos. Sin embargo, como ocurre con muchas industrias exitosas, el liderazgo alcanzado no garantiza su permanencia. 

El sector enfrenta una encrucijada marcada por consumidores más exigentes, regulaciones ambientales más estrictas y la necesidad urgente de innovar para mantener su competitividad y legitimidad social.

El futuro de la salmonicultura chilena dependerá de la capacidad de sus empresas —y, en particular, de sus directorios— para liderar la transformación del sector. Desde Spencer Stuart, a través del estudio Feeding the Future: Leadership in the Food and Agribusiness Industries, identificamos tres prioridades clave: innovación tecnológica, colaboración estratégica y desarrollo de talento con visión global.

1. Innovación tecnológica: el próximo salto competitivo. La tecnología ha sido el motor de las grandes transformaciones en las industrias alimentarias. Hoy, herramientas como la inteligencia artificial, la automatización y la acuicultura de precisión abren una nueva etapa para la salmonicultura.

Su adopción no es sólo una oportunidad para aumentar eficiencia. Es una exigencia. Directorios estratégicos deben asumir la innovación como parte de su agenda central. No como respuesta reactiva ante crisis, sino como política permanente de desarrollo. El caso de Mowi en Noruega, que integró tecnologías de predicción para reducir el uso de antibióticos, es un buen ejemplo de cómo la innovación técnica puede ir de la mano con legitimidad social.

2. Colaboración radical: una nueva forma de liderar. Los desafíos actuales son demasiado complejos para abordarlos en solitario. La licencia social para operar, la gestión de residuos, la resistencia a antibióticos o la adaptación al cambio climático requieren un enfoque colaborativo.

Esto implica establecer alianzas con comunidades, centros de investigación, reguladores y actores de toda la cadena de valor. Aunque gremios como SalmonChile y el Consejo del Salmón han avanzado, el verdadero impulso debe venir desde los directorios. Allí se define si la colaboración se vuelve parte de la estrategia o se queda en las buenas intenciones.

3. Diversidad y talento: la próxima ventaja competitiva. El talento será determinante en la reinvención del sector. La salmonicultura necesita líderes capaces de anticipar tendencias en un entorno regulado, competitivo y global.

Los directorios deben reflejar esa diversidad, incorporando perfiles con experiencia en sostenibilidad, tecnología y gestión de crisis. En Chile, los directorios tienen en promedio 7,8 integrantes. Hay avances, pero aún falta para lograr mayor diversidad de género, edad y origen profesional. Esos elementos son clave para la innovación y la resiliencia.

El momento de actuar es ahora. Chile avanza en una hoja de ruta a 50 años para la salmonicultura, con foco en sostenibilidad, desarrollo territorial y capital humano. Pero los objetivos no se cumplirán sin un liderazgo activo desde los directorios. Si no se actúa con decisión, el riesgo es perder competitividad frente a mercados que ya apuestan por modelos más sustentables. También se corre el riesgo de enfrentar crecientes tensiones sociales o restricciones internacionales.

El liderazgo en salmonicultura no se mide sólo en toneladas exportadas. Se mide en la capacidad de anticipar el futuro, responder a nuevas demandas y construir un sector que alimente al mundo de manera responsable.

La oportunidad está sobre la mesa. Es el momento de que los directorios la tomen y definan un nuevo estándar de liderazgo para toda la industria.