Marta Oyarzo, vocera de la Coordinadora Nacional de la Industria Salmonera y Ramas Afines. Foto: Coordinadora Nacional de la Industria Salmonera y Ramas Afines.

Los desafíos de la salmonicultura frente a sus trabajadores

*Columna de opinión para Salmonexpert de Marta Oyarzo, vocera de la Coordinadora Nacional de la Industria Salmonera y Ramas Afines.

Los desafíos de la industria salmonicultora chilena son muchos y de gran envergadura frente a sus colaboradores, entendiéndose por colaboradores a todos quienes en distinta forma nos relacionamos y nos desarrollamos a diario en el rubro.

Creemos, de hecho, que la industria tiene cosas pendientes que mejorar de manera conjunta con sus principales colaboradores que somos nosotros los trabajadores. Las salmonicultoras del país deben respetar la legislación laboral en todos sus aspectos ya que ambas partes nos necesitamos. Reconocemos que al día de hoy existen grandes avances, pero también hay temas por perfeccionar.

Para empezar, debe existir un mayor avance en mejorar las relaciones y la armonía con los grupos de trabajadores representados por sus respectivas organizaciones sindicales, ya que de esa forma se progresa y se logra la cohesión adecuada.

Las empresas deben abrirse igualmente a negociar colectivamente en busca de perfeccionar las condiciones laborales de sus empleados, a crear modelos que permitan una equidad para todos, pues si a la industria le va bien porque genera ganancias, parte de estas utilidades también tendrían que ser el incentivo para sus trabajadores, yendo en directo beneficio de una mejor calidad de vida para los colaboradores.

Asimismo, hay otros temas pendientes como el rol que hoy cumplen las mutualidades respecto de las enfermedades profesionales, que es un ámbito complejo porque también está el factor de la legislación de por medio.

En esa línea, si bien las prestaciones que otorgan las mutualidades están cubiertas por las primas, no siempre se logra catalogar una patología como una tendinitis, túnel carpiano, lumbago o lesiones del manguito rotador, como de origen laboral. A nosotros como trabajadores nos cuesta mucho eso y lo que se hace es otorgar la atención médica al colaborador, pero finalmente terminan siendo, en la mayoría de los casos, declaradas como enfermedad común.

La industria debe ver, en ese sentido, cómo se hace parte cuando un trabajador ha desarrollado una patología de tipo laboral y cómo le abre camino después para buscar una reinserción de ese colaborador, lo que es importante. Es un tema para sentarse a la mesa a discutirlo, ciertamente.

Otro tema pendiente radica en que la normativa laboral también ha ido ajustándose a los cambios en ámbitos como la inclusión laboral, y la industria salmonicultora también debe ir haciéndose cargo de cómo va enfrentar estos aspectos que tiempo atrás no existían.

La inclusión laboral es lo que determina hoy día la ley 21.015 que comenzó a regir el 1 de abril del 2019, incentivando a las empresas a incluir personas con discapacidad de distinto tipo, y por lo mismo la industria del salmón está llamada a cumplir con esta obligación, efectuando toda una adecuación a sus sistemas e instalaciones. Es un gran desafío por la cantidad de trabajadores con que cuenta cada compañía y los respectivos procesos que realiza. 

También quisiera comentar sobre la equidad de género, que es un desafío para el sector salmonicultor nacional, en cuanto a abrir los espacios para dar una mayor participación a la mujer en la toma de decisiones. Si bien hoy existe presencia femenina dentro la industria, no cuenta con una participación directa en puestos de liderazgo.

Son temas que más allá de que exista o no una legislación al respecto, hoy para nosotros se ubican  en una mirada desde lo social.

La industria chilena del salmón hace tiempo está siendo cuestionada por la sociedad y para que esto vaya teniendo un cambio positivo, las empresas del rubro deben tener una coherencia con lo que dicen y con lo que hacen.

Nosotros como colaboradores del sector estamos claros que este trabajo lo debemos construir entre las dos partes y estamos dispuestos a eso.

Como trabajadores de la industria, también observamos desafíos de la salmonicultura chilena tales como seguir siendo un sector productivo y competitivo, que tenga sostenibilidad para poder desarrollarse en mercado mundial y que siga siendo una fuente de alimentación para el mundo.

Otro desafío es que la industria sea cuidadosa y respetuosa con el medio ambiente, y aquí influyen muchos factores para que se cumpla como todos queremos. Por ejemplo, que exista regulación, pero ajustada al buen desempeño, que vaya de la mano con exigencias que hagan sostenible al sector.

No debe ser una regulación de castigo como lo que hemos visto en el último tiempo, donde el Estado impone cambios que no ayudan al buen crecimiento de la salmonicultura nacional, y por tanto no sabemos si a futuro será posible seguir operando.

Pero es ahí donde la salmonicultura chilena tiene el desafío de aportar con la experiencia que ha tenido en estos 30 años de desarrollo y que le ha dado buenos resultados. El Estado debe crear una Ley Acuícola que posea todas estas variantes para mantener la   sostenibilidad y crecimiento de una fuente de trabajo y crecimiento tan importante para el país.