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Innovación científica redefine la prevención sanitaria en la salmonicultura

Foto: Salmonexpert.

En FAV Salmon Connect 2025 se presentaron avances en vacunas, autovacunas y control de patologías que buscan reducir pérdidas y fortalecer la competitividad global del sector.

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En un esfuerzo por reunir a la industria, la academia y el mundo científico en torno a la salud y el bienestar de los peces, FAV —parte de la división veterinaria de Abbott— realizó la primera edición de Salmon Connect 2025, encuentro que se convirtió en un espacio de diálogo clave sobre los desafíos sanitarios actuales y las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías inmunológicas. Durante la jornada se presentaron investigaciones y desarrollos con alto potencial de impacto productivo, especialmente en áreas críticas como la prevención de enfermedades virales, el desarrollo de vacunas de nueva generación y el control de patologías que afectan directamente la rentabilidad del cultivo.

En su exposición, el Dr. Marcelo Cortez, director del Doctorado de Biotecnología del Laboratorio de Virología Molecular y Control de Patógenos de la Universidad de Santiago (UsaCh), abordó los avances más recientes sobre el Piscine orthoreovirus (PRV) y su interacción con el sistema inmune. Durante su presentación, explicó que este virus, responsable del síndrome inflamatorio musculoesquelético en salmones, “es un patógeno complejo y altamente resistente, capaz de permanecer activo por semanas en el ambiente debido a su estructura con doble capa proteica”. Según señaló, esta característica obliga a repensar las estrategias de bioseguridad y vacunación en los centros de cultivo.

Además, Cortez enfatizó que el conocimiento de la biología del virus es clave para diseñar vacunas más eficaces. “Cuando analizamos al PRV debemos preguntarnos qué hacen sus ‘primos’ en otras especies. Los reovirus aviares, por ejemplo, generan artritis severa en pollos, lo que nos da pistas sobre los posibles efectos en peces”, sostuvo. Esta comparación, explicó, ha permitido identificar similitudes en los mecanismos de infección y en la respuesta inflamatoria, abriendo el camino hacia enfoques de control más precisos.

Dr. Marcelo Cortez.
Pedro Ilardi.
Sara Valdés.
Dr. Sebastián Escobar.
Expositores.

El virólogo destacó también el alto grado de variabilidad genética del PRV, lo que ha llevado a la identificación de diferentes genotipos con comportamientos clínicos distintos. “Actualmente sabemos que PRV1 y PRV3 son los más relevantes para la industria, presentes en los principales países productores como Chile y Noruega. Esta diversidad implica que no basta con una sola vacuna, sino que debemos pensar en formulaciones adaptadas a cada variante. Este fenómeno evolutivo tiene implicancias directas en la eficacia de los programas sanitarios”.

En esa misma línea, el especialista explicó que las primeras vacunas desarrolladas contra el virus han mostrado resultados prometedores, pero aún insuficientes. Los ensayos con vacunas inactivadas evidenciaron respuestas desiguales entre individuos, mientras que las formulaciones basadas en ADN mostraron un mejor control de la carga viral. “Estamos en el camino correcto, pero todavía no existe una solución definitiva. El futuro de la vacunación contra PRV pasa por enfoques biotecnológicos que integren varias proteínas estructurales y no estructurales del virus”.

Cortez advirtió además sobre la importancia de realizar un diagnóstico molecular preciso antes de vacunar, dado que la combinación entre infección activa y vacunación podría generar efectos no deseados. “Es fundamental conocer la carga viral antes de aplicar una vacuna. Vacunar a individuos infectados puede intensificar la inflamación y aumentar el riesgo de mortalidad”, advirtió, llamando a establecer análisis de riesgo como parte del manejo sanitario rutinario en la industria.

Microdosis y autovacunas

En el bloque de presentaciones corporativas, Pedro Ilardi, jefe de proyectos de I+D de FAV-Abbott, destacó la relevancia de las estrategias innovadoras para enfrentar enfermedades bacterianas como la piscirickettsiosis, responsable de pérdidas millonarias cada año. El investigador recordó que cerca del 90% del uso de antibióticos en la salmonicultura está destinado a tratar esta enfermedad, lo que demuestra la urgencia de soluciones preventivas más eficaces. “Necesitamos actualizar nuestras vacunas constantemente, tal como lo hacen compañías farmacéuticas humanas con las cepas virales. La dinámica bacteriana exige respuestas adaptativas”.

Ilardi presentó los avances en el desarrollo de nuevas vacunas microdosis que combinan cepas actualizadas de campo y cultivos libres de células, con el objetivo de aumentar su eficacia y prolongar su efecto protector. “Estamos trabajando con aislados recientes y formulaciones que expresan antígenos que no se obtenían con los métodos tradicionales. Esto representa un salto significativo en nuestra capacidad de controlar brotes y reducir la mortalidad”, explicó. Según detalló, los prototipos han mostrado reducciones de riesgo cercanas al 75% en condiciones experimentales exigentes.

Por su parte, Sara Valdés, jefa de laboratorio de I+D de FAV-Abbott, presentó los avances en la generación de autovacunas de última generación, un área que ha cobrado especial relevancia ante la diversidad de cepas circulantes y la necesidad de respuestas rápidas. “La capacidad de producir autovacunas en nuestra propia planta no solo reduce tiempos de respuesta, sino que también nos permite personalizar las soluciones según las necesidades específicas de cada centro de cultivo”, explicó. Este enfoque, añadió, representa un paso decisivo hacia un modelo sanitario más ágil y eficiente.

La profesional destacó que las autovacunas están pensadas no solo como herramientas de emergencia, sino también como parte integral de programas preventivos a largo plazo. “La personalización es clave en un escenario donde los patógenos evolucionan rápidamente. Con estas tecnologías podemos adelantarnos a los brotes y reducir significativamente el uso de antibióticos. Su desarrollo responde directamente a las demandas de sostenibilidad que hoy marcan la agenda de la salmonicultura global”.

Melanosis

Durante su intervención, el Dr. Sebastián Escobar, director del Laboratorio de Acuicultura Molecular y coordinador del Magíster en Sistemas de Producción Animal de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), profundizó en la caracterización molecular de la melanosis, un fenómeno fisiológico que —aunque no representa un riesgo sanitario— tiene un impacto significativo en la calidad del producto final y, por ende, en la rentabilidad de la industria salmonicultora. Con amplia experiencia en biotecnología aplicada y miembro del Comité de Ética Animal de su universidad, Escobar recordó que su línea de investigación ha estado enfocada en entender procesos fisiológicos complejos y su relación con la sanidad acuícola. “Este trabajo busca explicar el cómo y el cuándo de la melanosis, porque solo entendiendo sus mecanismos podremos encontrar estrategias efectivas para prevenirla”.

El investigador detalló que la melanosis se manifiesta en etapas finales del proceso productivo, específicamente durante el faenamiento, cuando aparecen pequeños gránulos negros en el filete, afectando su calidad comercial y provocando importantes pérdidas económicas. “Este es un problema que muchas veces pasa inadvertido en las primeras fases del ciclo productivo, pero que se hace evidente cuando el daño ya está hecho”, señaló, destacando que algunos estudios han demostrado que estos focos pueden estar presentes incluso en etapas tempranas del desarrollo del pez, asociados a marcadores inmunológicos detectables antes de que la melanina se acumule visiblemente.

En ese sentido, Escobar subrayó la importancia de abordar la melanosis desde una perspectiva preventiva, integrando conocimiento molecular, inmunológico y productivo. Según explicó, existe evidencia de que ciertas infecciones virales, como las causadas por el Piscine orthoreovirus (PRV), pueden modular la respuesta inflamatoria de los peces de manera que favorece la aparición de este fenómeno. “El desafío para la industria no está solo en detectar la melanosis cuando ya aparece, sino en anticiparse a los procesos biológicos que la desencadenan. El análisis temprano de biomarcadores podría ser una herramienta decisiva para reducir su incidencia”.

Asimismo, el especialista enfatizó que este conocimiento abre nuevas posibilidades para el desarrollo de programas de manejo sanitario más precisos y selectivos. Estrategias basadas en la identificación de poblaciones con mayor susceptibilidad, la adaptación de regímenes nutricionales y la sincronización de calendarios vacunales con el estado inmunológico de los peces son algunas de las líneas de trabajo que se están explorando. “Conocer los factores moleculares que intervienen en la melanosis permitirá diseñar intervenciones más inteligentes y menos costosas, que impacten directamente en la eficiencia del cultivo”.

Finalmente, Escobar concluyó su exposición destacando que el abordaje integral de la melanosis representa una oportunidad concreta para mejorar la competitividad del salmón chileno en los mercados más exigentes. Reducir la incidencia de este fenómeno no solo mejora la calidad del producto, sino que también disminuye el desperdicio en planta, optimiza el rendimiento por pez y potencia la percepción de valor agregado. “Entender este proceso fisiológico con profundidad científica es una inversión estratégica para la industria. No se trata solo de evitar pérdidas, sino de asegurar que cada ejemplar llegue al mercado con el máximo estándar de calidad”.