La acuicultura latinoamericana busca un nuevo marco de gobernanza ante el cambio climático

Representantes de la academia y la industria llamaron a integrar ciencia, política y comunidad en sistemas de gobernanza que aseguren sostenibilidad y equidad en los territorios.
Durante la sesión plenaria realizada en la segunda jornada de LACQUA 2025 “Gobernanza: pilar para una acuicultura sostenible en contexto de cambio climático”, moderada por la académica de la Universidad Austral de Chile Sandra Marín, expertos coincidieron en que la gobernanza adaptativa es esencial para la sostenibilidad del sector. En un escenario marcado por la incertidumbre ambiental y económica, los expositores llamaron a fortalecer la cooperación público-privada, la educación, la participación de los territorios y la integración del conocimiento científico en la toma de decisiones para enfrentar los desafíos que impone el cambio climático sobre la acuicultura regional.
Gestión corporativa
El gerente de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Multi X, Francisco Lobos, subrayó que la sostenibilidad no debe verse como una meta aislada, sino como el eje central de la gestión empresarial. “Actualmente las compañías enfrentamos un ecosistema mucho más demandante, donde los grupos de interés exigen respuestas más rápidas y transparentes. En ese contexto, la sostenibilidad no puede ser una estrategia que corra en paralelo al negocio: debe ser el core del negocio y, por tanto, su estrategia principal”.
Lobos explicó que Multi X modificó su modelo interno para que la sostenibilidad dejara de ser un área técnica y pasara a ser transversal dentro de la organización. “Desde 2019 contamos con un Comité de Sostenibilidad que sesiona con el directorio, define el marco de acción y evalúa nuestros avances. Este cambio nos ha dado foco y agilidad, porque las decisiones se toman con visión corporativa y de largo plazo”.
El ejecutivo destacó que la innovación y la comunicación son componentes fundamentales dentro de la gobernanza moderna. “Incorporar la innovación en la estrategia acelera los procesos, genera resultados visibles y facilita la comprensión de los avances. Pero también debemos comunicar con claridad, porque la sostenibilidad debe ser entendida por todos, no solo por los expertos”, indicó, mencionando el modelo “ABC de la sostenibilidad” de la compañía, basado en los ejes de animales, biosfera y comunidad.
Lobos sostuvo que la gobernanza debe incluir una mirada más amplia, que combine lo ambiental, social, financiero, tecnológico e institucional. “El crecimiento de la salmonicultura ha contribuido a reducir la pobreza en más de un 20% en el sur de Chile y genera 90 mil empleos directos y 4 mil Pymes. Esa es la mejor demostración de que la acuicultura es una oportunidad para el desarrollo sostenible, siempre que exista una institucionalidad robusta y políticas de Estado que aseguren su proyección”.
Gobernanza del agua y educación ambiental
Por su parte, la directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Acuacultura de Ecuador, Yahira Piedrahita, expuso que el éxito del modelo camaronero ecuatoriano ha sido posible gracias a una gobernanza sólida y una articulación efectiva entre los sectores público y privado. “La industria ha avanzado porque logramos construir una institucionalidad clara. Hoy el 95% o 96% de las áreas de cultivo están formalizadas, con permisos, concesiones y cumplimiento tributario y ambiental. Esa base legal es la que da estabilidad y confianza al sistema”.
Recordó que Ecuador enfrentó observaciones internacionales sobre trazabilidad y uso de antimicrobianos, lo que llevó a una profunda transformación del sector. “Acreditamos laboratorios, fortalecimos los sistemas de control y trabajamos en una nueva Ley Orgánica de Acuicultura y Pesca. Además, durante la pandemia, implementamos protocolos que permitieron mantener la producción sin afectar el bienestar de los trabajadores”, relató, destacando la resiliencia del sector frente a crisis sanitarias y climáticas.
Consultada sobre cuál debería ser el cambio estructural prioritario, Piedrahita respondió que “si tuviera que elegir un solo aspecto para fortalecer la gobernanza, sería el agua. Sin el agua, la acuicultura no tiene sentido. Debemos trabajar en su gestión, en su calidad y en la regulación de sus múltiples usos, porque de ella depende la sostenibilidad y la economía de nuestros países”.
Asimismo, resaltó la importancia de la educación como herramienta transversal. “La capacitación continua es vital para sostener la competitividad. En Ecuador desarrollamos el programa SustainED, que cada dos meses aborda temas como resistencia antimicrobiana, innovación o salud de los ecosistemas. La sostenibilidad debe enseñarse y practicarse todos los días, no solo medirse en indicadores”.
Institucionalidad
Por su parte, el biólogo marino de la Universidad de Concepción, Ricardo Norambuena, presentó los principales resultados del estudio Evaluación del Estado de Avance de Políticas y Planes de Adaptación al Cambio Climático de la Acuicultura en América Latina y el Caribe, elaborado junto a la FAO. Explicó que la investigación reveló una gran fragmentación institucional en la región, lo que dificulta la coordinación de esfuerzos frente al cambio climático. “Encontramos una enorme diversidad de realidades productivas y normativas, con 45 países que regulan de manera distinta, leyes que no conversan entre sí y un déficit de coordinación territorial. Esa fragmentación es la principal barrera para una gobernanza efectiva”.
Norambuena advirtió que, aunque la mayoría de los países ya cuentan con leyes de pesca y acuicultura, en muchos casos los marcos institucionales siguen siendo débiles. “Hay regulaciones, pero no dialogan; las instituciones no se coordinan, y eso genera desconfianza entre los sectores público y privado. La gobernanza climática requiere buenas reglas, buenos procesos y personas capacitadas que participen activamente”.
El investigador planteó que la región debe avanzar hacia la creación de un sistema nacional y regional de gobernanza climática, legalmente reconocido y con facultades reales. “Sin un sistema articulado, que conecte ciencia, política y gestión, no moveremos la aguja. La adaptación exige estructuras permanentes, no esfuerzos aislados”.
Norambuena remarcó que la falta de confianza entre los actores sigue siendo una brecha crítica. “Hace décadas identificamos que la desconfianza era la sombra de este sector, y lamentablemente lo sigue siendo. Necesitamos más diálogo y cooperación: sin conversación entre los sectores público, privado y académico, no hay transformación posible”.
Enfoque ecosistémico
En tanto, la Dra. Jessica Fuentes, investigadora asociada del Centro Incar y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), planteó que el desafío más urgente es superar la fragmentación jurídica y avanzar hacia un enfoque ecosistémico real. “El enfoque ecosistémico no puede quedarse en los discursos o en las políticas declarativas. Debe transformarse en una línea directriz efectiva, tanto en la institucionalidad como en el régimen jurídico”.
La especialista señaló que las decisiones deben descentralizarse, otorgando más protagonismo a los territorios. “La toma de decisiones no puede estar concentrada a nivel nacional, porque se pierde oportunidad y sentido local. Las regiones deben definir su vocación productiva, y los actores locales —incluyendo comunidades y proveedores— deben participar en esas decisiones”.
Fuentes sostuvo que la rigidez del sistema jurídico impide reaccionar con rapidez ante los cambios. “El conocimiento que generamos hoy tarda cinco años en traducirse en decisiones. Necesitamos marcos más flexibles y mecanismos eficaces de resolución de controversias. La coordinación entre sectores es fundamental para que medio ambiente y acuicultura dejen de verse como adversarios”.
Finalmente, la profesional recalcó la importancia del conocimiento como base de la gobernanza. “Siempre se habla de sostenibilidad y gobernanza, pero sin información integrada y conocimiento compartido no hay decisiones acertadas. El Estado debe asumir la responsabilidad de mantener sistemas de información abiertos y permanentes, que permitan avanzar hacia una acuicultura sostenible y con sentido público”.