Cádiz y Cantabria: modelos regulatorios exitosos que pueden ser marco para la salmonicultura

Foto: Salmonexpert.

Blue Week Los Lagos 2025 debutó con un llamado a transformar la gobernanza del océano, modernizar las normativas y descentralizar la toma de decisiones para posicionar al sur de Chile como hub azul.

El océano dejó de ser un telón de fondo para transformarse en el eje de una nueva visión de desarrollo para la Patagonia. Bajo esta premisa comenzó Blue Week Los Lagos 2025, evento internacional que busca articular ciencia, industria, comunidades y gobiernos regionales en torno a la Economía Azul. La jornada inaugural, realizada en el Centro de Vinculación Ciudad-Puerto de Empormontt, reunió voces provenientes del sector público y privado, con el objetivo de discutir cómo el sur austral puede liderar una transformación que combine sostenibilidad, inversión y bienestar.

Organizada por Këtrawa Lab, Blue Week Los Lagos 2025 es una iniciativa que cuenta con el respaldo de Corfo, gobiernos regionales, gremios y empresas privadas y se extenderá hasta el 17 de mayo. El evento se enmarca en la Década del Océano de Naciones Unidas, contribuyendo directamente a tres de sus desafíos: una economía azul sostenible, soluciones climáticas basadas en el océano y conocimiento y participación para todos.

Durante la inauguración, María José Urrutia, fundadora y gerente general de Këtrawa Lab, detalló el carácter inclusivo de la semana. “Son actividades abiertas, gratuitas, orientadas a toda la comunidad. Vamos a tener conversaciones sobre la ciencia, la acuicultura, la pesca, los emprendedores, la sostenibilidad financiera y cómo integrar a la tecnología en los desafíos oceánicos”.

Urrutia también enfatizó que “este evento no habría sido posible sin la colaboración del sector privado, especialmente de gremios como SalmonChile, Armasur y AmiChile, y empresas como BioMar, Multi X y Anglo American, que están impulsando proyectos de innovación, compensación de huella de carbono y captura de carbono con macroalgas”.

María José Urrutia.
Eduardo Arancibia.
Panel de conversación.

Eduardo Arancibia, director regional de Corfo Los Lagos, valoró que la región se consolide como polo de innovación sostenible. “La macrozona sur ha sido líder en crecimiento en los últimos diez años y redujo su pobreza en 10 puntos porcentuales. Aquí se genera una nueva clase media basada en empresas de entre 1 y 50 trabajadores, en innovación y en modelos productivos sostenibles”.

Arancibia señaló que se están invirtiendo más de US$10 millones en programas tecnológicos macrozonales, con foco en biotecnología, economía circular e inteligencia artificial. “Nuestra brújula apunta hacia el sur. No sólo hacia la sostenibilidad, sino hacia una estrategia propia, con gobernanza descentralizada y propósito territorial claro”.

Regulación

Uno de los puntos centrales de la jornada fue el panel sobre “Marco regulatorio y políticas públicas”, donde Arturo Clément, presidente de SalmonChile, planteó que “para poder desarrollar una verdadera economía azul requerimos de una normativa moderna, ágil, que sea capaz de impulsar el potencial que tenemos en los océanos del sur de Chile”.

A su juicio, “más que tener muchas regulaciones, necesitamos regulaciones integrales, holísticas, no sectorizadas, y una descentralización efectiva que permita gobernar desde las regiones. Si no lo hacemos, seguiremos atrapados en una permisología paralizante”.

En ese sentido, el líder gremial valoró los modelos europeos. “El éxito de Cádiz y Cantabria radica en su agilidad, su descentralización real y en haber sabido articular ciencia, gobernanza e industria en un solo sistema de desarrollo territorial”.

Por su parte, Vivianne Blanlot, exministra de Estado y directora de empresas, hizo una crítica profunda al modo en que Chile administra su territorio oceánico. “Tenemos un marco regulatorio ambiental bastante bueno, servicios públicos competentes y científicos de alto nivel. Sin embargo, cuando uno recorre el borde costero chileno lo que ve es un territorio terriblemente depredado. Nuestras playas están sucias, las caletas están invadidas por usos ilegales, y los instrumentos de ordenamiento no se implementan”, sentenció, agregando que “el problema no está en la ley, sino en la gestión. No hay implementación coherente. Lo que falta es capacidad de coordinación entre sectores y niveles de gobierno, y sobre todo un cambio cultural que nos permita mirar realmente al mar”.

En su diagnóstico, Blanlot también cuestionó la excesiva centralización. “La toma de decisiones no puede seguir concentrada en Santiago. Hay una élite profesional brillante, pero muchas veces absolutamente desconectada del territorio. Lo que necesitamos es transferir todas las atribuciones de los delegados presidenciales a los gobernadores regionales, y que las políticas públicas se adapten a la diversidad territorial del país”.

Vivianne cerró su intervención con una reflexión sobre la sostenibilidad. “Nada se puede conservar si no tiene valor económico. Las personas protegen lo que les da futuro. Si no hacemos de la sostenibilidad un buen negocio, no habrá conservación real”.

Gobernanza

El senador Matías Walker se sumó al llamado por una gobernanza oceánica moderna. “Lo que nos falta son políticas de largo plazo que entreguen certezas. Necesitamos planificación espacial marina vinculante, basada en evidencia científica y con enfoque ecosistémico. Hemos avanzado en leyes como la de cambio climático y la ley que sistematiza los delitos ambientales, pero aún no logramos una mirada integral del territorio marino”, sostuvo. Walker advirtió también sobre la Ley Lafkenche. A su juicio, “su aplicación ha generado conflictos en áreas de manejo y solicitudes de concesión, lo que termina atentando contra el desarrollo sostenible. Hay que perfeccionarla para compatibilizar derechos indígenas con generación de empleo y protección ambiental”.

Además, el senador Walker planteó la necesidad urgente de vincular el desarrollo marino con la superación de las desigualdades sociales, reiterando que la economía azul no puede reducirse a una estrategia ambientalista, sino que también debe tener una estrategia de desarrollo humano.

“La protección del océano debe ir acompañada de una política de empleabilidad, encadenamientos productivos, transferencia tecnológica y mejoramiento de las condiciones laborales en sectores como la pesca artesanal y la acuicultura”, puntualizó el parlamentario, añadiendo que el Congreso encargó recientemente a un grupo de 40 científicos y científicas la elaboración de una propuesta para el desarrollo sostenible de la acuicultura. “Este tipo de iniciativas permiten construir legislación con base en evidencia y diálogo técnico, y no solo por presión política o conflicto”. 

Economía azul

Desde España, Ana María Sanjuan Luna, concejala del Ayuntamiento de Cádiz, compartió cifras del modelo andaluz “Actualmente hay más de 36 mil empresas ligadas a la economía azul sólo en Andalucía, que generan 150 mil empleos formales y calificados. En Cádiz, una ciudad con apenas 12 kilómetros de largo, tenemos más de 100 startups en la incubadora Cuba Azul, incluyendo una chilena. Y desde 2022 contamos con una consejería específica de Economía Azul en la Junta de Andalucía. La economía azul no sólo es conservación, también es empleo de calidad, bienestar social e innovación territorial”.

En tanto, Raquel Manzanares, directora de Sodercan (Cantabria), expuso que el 9% del PIB de su región proviene del mar. “Hemos reconvertido nuestros sectores tradicionales, como la pesca de la anchoa o la industria conservera, con estándares de sostenibilidad, trazabilidad y certificaciones. También hemos impulsado proyectos de energía offshore y reciclaje de plásticos marinos”.

Sobre gobernanza, Raquel subrayó que “la regulación debe ser firme en lo ambiental, pero también ágil y no invasiva. Si convertimos cada emprendimiento en un laberinto burocrático, la innovación no va a prosperar. Por eso trabajamos con clústeres como Sea of Innovation y Marca, que articulan ciencia, empresa y políticas públicas”.

Con un cierre potente del panel de conversación, Clément argumentó que “Chile tiene una de las zonas oceánicas más ricas y biodiversas del planeta. Esta es una oportunidad histórica para liderar el desarrollo sostenible del hemisferio sur, pero ese liderazgo no se decreta, se construye. Y para construirlo necesitamos decisión política, modernización institucional y gobernanza colaborativa”.

En tanto, para Vivianne Blanlot, el desafío, es convertir estas instancias en políticas reales. “Ya no tenemos tiempo para juegos fragmentados ni para regulaciones pensadas desde la desconfianza”, concluyó.

“La Patagonia chilena está frente a una ventana estratégica. Pero el salto hacia una Economía Azul global no ocurrirá si no se moderniza el aparato estatal, se descentraliza la toma de decisiones y se garantiza la coherencia entre las distintas escalas de gestión. La planificación, la certeza jurídica y la confianza público-privada son pilares fundamentales”, recalcó el senador Walker.

Blue Week continuará esta semana con talleres de financiamiento sostenible para emprendedores, actividades sobre tecnología oceánica y diálogos con startups nacionales e internacionales.