Estudio mexicano recomienda consumir salmón y trucha

México: Investigadores mexicanos analizaron información histórica sobre la ingesta nacional de alimentos de origen marino y la contribución de cada producto a la exposición total de MeHg, así como el equilibrio entre las exposiciones estimadas a los ?3-AGPI y al MeHg.

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Los productos del mar (pescados y mariscos) representan una fuente de alimentos con proteínas de alta calidad, baja en grasas saturadas y colesterol. También proporciona una amplia gama de micronutrientes esenciales. En particular, los productos del mar contienen Ácidos Grasos Poliinsaturados Omega-3 (?3-AGPI), que han demostrado un papel potencial en términos de promover el desarrollo del cerebro y proteger contra enfermedades coronarias, accidente cerebrovascular, degeneración macular relacionada con la edad y enfermedad mental. La importancia de los ?3-AGPI reside en el hecho de que los seres humanos no pueden sintetizarlos, y su acumulación en el cuerpo depende de las cantidades y los tipos de la dieta, siendo la fuente principal, los peces grasos.

En tanto, el mercurio (Hg) es un elemento químico tóxico de preocupación mundial debido a su amplia gama de efectos adversos para la salud humana. Su presencia en los productos de origen marino plantea un dilema para los consumidores y para las agencias de salud pública. El balance entre los beneficios del consumo de pescados y mariscos, frente a los riesgos planteados por la contaminación por metilmercurio (MeHg) no es trivial.

Por ejemplo, un estudio reciente realizado en México, encontró que los niveles de exposición al Hg eran, aproximadamente, 3-5 veces mayores en mujeres y niños de la Ciudad de México, que los niveles promedio encontrados en los programas de biomonitoreo en Estados Unidos.

En este contexto, investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública de México y de la Facultad de Ciencias Ambientales y de Agricultura de la Universidad de McGill, Canadá, describieron los hábitos de consumo de productos del mar y estimaron las exposiciones a nivel de población, de MeHg y ?3-AGPI en México, proporcionando la primera evaluación integral del consumo de productos del mar, así como los riesgos y beneficios asociados a la población de México.

Para ello, los investigadores analizaron información histórica de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de México de 2012 (n = 10.096 sujetos de 1 año y más). Con esta información, se obtuvo datos de la ingesta nacional de alimentos per cápita, así como información sobre edad, sexo, situación socioeconómica y región geográfica. Además, se estimó la contribución de cada producto pesquero a la exposición total de MeHg, así como el equilibrio entre las exposiciones estimadas a los ?3-AGPI y al MeHg.

Entre los resultados, el artículo reveló que la ingesta diaria media de pescado es de 10 g/día. Las principales especies consumidas en orden decreciente fueron: conservas de atún, pez luna, camarones, lisa, carpas y el cazón (constituían el 60% de la ingesta de mariscos). El atún en conserva y el cazón (tiburón) contribuyeron con el 75% de la exposición estimada de la población a MeHg. El mejor equilibrio entre la exposición ?3-AGPI y el MeHg se encontró en el salmón, la sardina, la trucha y las anchoas.

A juicio de los autores, la exposición alimentaria al MeHg es un problema de salud pública y, por lo tanto, se necesita una buena comprensión del consumo de pescados y mariscos para crear pautas nacionales de consumo.

“Según nuestro análisis, las especies más recomendadas para consumir (en términos de minimizar la exposición a MeHg y maximizar la ingesta de ?3-AGPI) son: salmón, sardina, trucha y anchoas. Sin embargo, el salmón y las anchoas se consumen raramente, probablemente, debido a sus precios comerciales relativamente altos. En tanto, la sardina y trucha tienen un consumo moderado con un precio relativamente bajo en el mercado”, concluyó el artículo.

Referencia

Cantoral, A., Batis, C., Basu, N., National estimation of seafood consumption in Mexico: Implications for exposure to methylmercury and polyunsaturated fatty acids. Chemosphere (2017), doi: 10.1016/j.chemosphere.2017.01.109.