Michel Leporati. Foto: Universidad de Talca.

La inexistencia de evidencia científica en transmisión de Covid-19 por alimentos

*Columna de opinión para Salmonexpert de Michel Leporati, director Innovación y Transferencia Tecnológica Utalca; director Ceres BCA; presidente CHAFP.

Paradojalmente, la incertidumbre parece ser la única certeza que tenemos al enfrentar los escenarios de mediano plazo de la pandemia. Esto ha sido particularmente notorio para la industria de alimentos, que ha visto sucederse alertas basadas en la especulación y/o percepciones que nada, o poco, tiene que ver con la evidencia científica disponible respecto de los riesgos reales de la transmisión del virus a través de los alimentos, sus envases y embalajes, provocando graves daños económicos y pérdida reputacional a la industria de los alimentos.

Afortunadamente, en el último tiempo, la consolidación de algunas certezas comienza a cimentar un cambio de tendencia en el panorama global. En términos generales, la disponibilidad de vacunas y el avance de la vacunación a nivel global, permiten estimar un elevado nivel de inmunidad de la población hacia el segundo semestre de este año, y en lo sectorial, situaciones como la reciente divulgación por parte de la FDA y del USDA, reiterando en base a evidencia epidemiológica, el nivel de riesgo insignificante de la transmisión de la enfermedad a través de los alimentos.

Como profesionales del sector creo importante ser proactivos en difundir certezas como esta última, evitando alimentar la incertidumbre a través de la transmisión de especulaciones o interpretaciones erróneas respecto de la relación entre COVID19 y la manipulación y consumo de alimentos. Como la aparecida recientemente a propósito de la misión de la OMS a China para determinar el origen del virus, en dónde se insinuaba la posibilidad, siempre remota, de la transmisión alimentaria.

En este sentido, es necesario reiterar lo que sabemos desde la evidencia científica. Los órganos diana del SARS Cov2, son los del tracto respiratorio, el método de transmisión principal es de persona a persona, por la inhalación de partículas en suspensión emitidas por individuos infectados. Hay escasos hallazgos del virus en los alimentos, envases y/o embalajes y hasta aquí, han sido de detecciones de trazas del virus (huella genética), en los que en ningún caso hay evidencia de transmisión de la enfermedad.

La razón de esto último, tiene que ver con que la carga viral necesaria para el contagio por vía respiratoria u oral es muy alta, mientras que las detecciones realizadas en alimentos, envases y/o embalajes son muy bajas, lo que representa un riesgo insignificante de contagio al manipular y/o comer los productos eventualmente contaminados.

A pesar de ello, hemos asistido a reiterados eventos, particularmente en China, que han provocado alertas y reacciones injustificadas de parte de las autoridades y de los mercados, generando una percepción de riesgo en los consumidores que nada tiene que ver con la realidad.

Es por ello la relevancia de la reciente noticia dada a conocer por la FDA y el USDA respecto a que no hay pruebas creíbles de que los alimentos o los envases de alimentos estén asociados o sean una fuente probable de transmisión viral del SARS-CoV-2.

Esta aseveración se basa en el análisis de más de 100 millones de casos del COVID-19, a través de los programas de vigilancia de los CDC, en los que hay relativamente pocos casos de detección de virus en alimentos y en que no se ha encontrado evidencia epidemiológica alguna de que estos, sus envases y/o su manipulación sean la fuente de transmisión y/o transporte del virus.

Esta información es, además, consistente con los hallazgos de entidades como la Comisión Internacional de Especificaciones Microbiológicas para los Alimentos, ICMSF; la Organización Mundial de la Salud, OMS y la Autoridad Europea de Inocuidad Alimentaria, EFSA.