Innovación, ciencia y sostenibilidad marcaron el segundo día de LACQUA 2025

El bienestar animal, la resistencia genética y las certificaciones internacionales fueron algunos de los temas centrales en las ponencias del segundo día del principal congreso acuícola latinoamericano.
El segundo día de LACQUA 2025 estuvo marcado por un enfoque transversal en áreas clave que definen el futuro de la acuicultura moderna. A lo largo de la jornada, investigadores y especialistas presentaron estudios que combinan ciencia aplicada y sustentabilidad, mostrando cómo la innovación en nutrición, biología molecular y certificaciones puede contribuir a una industria más eficiente, resiliente y competitiva.
Fisiología del estrés
Durante su presentación “Innovative stress mitigation strategies in aquaculture”, Benny Shapira, Senior Director de Phibro Animal Health Corporation, abordó la importancia de comprender y reducir los efectos del estrés en los peces, fenómeno inevitable en los sistemas de cultivo intensivo. Explicó que el estrés representa “la suma de todas las respuestas fisiológicas mediante las cuales un pez intenta restablecer su metabolismo normal”, y que la energía que debería destinarse al crecimiento se desvía hacia la respuesta frente al estrés. “No importa dónde pongamos nuestras manos, el pez estará sometido a estrés; por eso debemos asegurarnos de que cuente con las herramientas adecuadas para manejarlo”, sostuvo, destacando que este estado impacta directamente en la tasa de crecimiento y la resistencia a enfermedades.
Shapira presentó dos estudios de caso sobre el uso de un modulador nutricional del estrés, aplicados en tilapia y salmón, enfocados en condiciones de estrés térmico. En el primer ensayo, realizado durante 42 días, el uso del aditivo —en dosis de 2 y 5 kg por tonelada de alimento— permitió reducir significativamente el factor de conversión alimenticia (FCR) y los niveles de cortisol, además de mantener más bajos los valores de fosfatasa alcalina, indicador de daño hepático. Asimismo, los peces sometidos al producto mostraron mayor número de eritrocitos, lo que mejora el transporte de oxígeno frente a altas temperaturas. “Vimos que los peces alimentados con el modulador presentaron menor estrés y mejores parámetros metabólicos, incluso bajo calor extremo”.
En el ensayo con salmón, desarrollado en un sistema RAS de agua salada con fluctuaciones de temperatura y oxígeno, los resultados fueron coherentes con los observados en tilapia: menores concentraciones de cortisol y glucosa, y mejores indicadores de respuesta antioxidante. Un análisis transcriptómico reveló que el aditivo favoreció la expresión de genes vinculados con la inmunidad, el metabolismo y la regeneración celular en hígado, bazo e intestino. “El uso de moduladores nutricionales del estrés mejora simultáneamente las funciones metabólicas e inmunes del pez”, concluyó Shapira, agregando que, si bien constituyen una herramienta eficaz, “el estrés es multifactorial y su manejo requiere soluciones integrales que combinen nutrición, bienestar y manejo adecuado”.
Respuesta del piojo de mar

En su presentación “Cambios transcriptómicos y de microbiota en Caligus rogercresseyi en respuesta a huéspedes resistentes de salmón del Atlántico”, Constanza Sáez-Vera, estudiante de doctorado del Centro Incar, abordó los resultados de una investigación pionera que analiza cómo responde el ectoparásito Caligus rogercresseyi —el piojo de mar— frente a salmones del Atlántico genéticamente resistentes. La investigadora explicó que este parásito, uno de los principales desafíos sanitarios de la salmonicultura chilena, “afecta la piel, el mucus y la sangre del pez, generando heridas, estrés y alteraciones en la osmorregulación”. Por ello, sostuvo que entender las respuestas moleculares del parásito frente a diferentes fenotipos de hospedero “podría abrir nuevas rutas para el control biotecnológico del Caligus más allá de los tratamientos farmacológicos tradicionales”.
Sáez-Vera detalló que el estudio se basó en Caligus obtenidos de familias de salmón clasificadas como susceptibles y resistentes dentro de un programa de selección genética, mediante los cuales se realizaron análisis de ARN y ADN para evaluar diferencias transcriptómicas y de microbiota. Los resultados mostraron que los parásitos provenientes de hospedadores resistentes presentaron una mayor cantidad de genes diferencialmente expresados, en su mayoría subexpresados, mientras que los parásitos de hospedadores susceptibles evidenciaron una sobreexpresión de genes asociados al desarrollo de la cutícula y la quitina. “Encontramos que los Caligus provenientes de peces resistentes mostraron un enriquecimiento en genes relacionados con citoesqueleto, reparación celular y respuesta al estrés”, precisó, subrayando que en los hospedadores resistentes también se identificaron genes vinculados a procesos de transcripción y diferenciación celular.
Asimismo, los análisis de microbiota revelaron una marcada disminución en la diversidad bacteriana de los parásitos que provenían de hospedadores resistentes, acompañada de un cambio en la composición de sus comunidades microbianas, con predominio de proteobacterias y un metabolismo orientado hacia los aminoácidos. “Estos resultados entregan evidencia de que los fenotipos resistentes efectivamente generan un cambio a nivel molecular en el ectoparásito”, indicó la investigadora, quien advirtió que se requieren estudios a mayor escala y a largo plazo para evaluar si el Caligus logra adaptarse a estos hospederos. Finalmente, destacó que este tipo de hallazgos “abre la posibilidad de desarrollar herramientas basadas en el microbioma para el control del piojo de mar”, contribuyendo al avance de estrategias sostenibles para la industria del salmón.
Impacto económico de la certificación

En su charla “El impacto de las ecocertificaciones en el precio de los productos de salmón”, el Dr. Manuel Estay, investigador adjunto del Centro Incar, presentó los resultados de un estudio que analizó el efecto de la certificación ASC (Aquaculture Stewardship Council) sobre los precios de exportación del salmón del Atlántico chileno hacia Estados Unidos. Según explicó, las certificaciones “buscan reducir la brecha de información entre cómo las empresas producen y lo que los consumidores esperan de esos procesos”, promoviendo la sustentabilidad y las buenas prácticas a lo largo de la cadena de valor. El investigador sostuvo que el principal beneficio para las compañías es el llamado premio por precio, ya que “los consumidores están dispuestos a pagar más por productos certificados, lo que debiera traducirse en un incentivo económico directo para las empresas”.
El estudio —el primero en evaluar el impacto de la certificación ASC sobre precios reales de exportación— utilizó más de 11 mil registros aduaneros de envíos de salmón chileno a Estados Unidos entre 2015 y 2017, cruzados con información de empresas certificadas. Los resultados muestran que los productos certificados alcanzan precios consistentemente superiores a los no certificados, con un premio promedio del 15% según el modelo más simple, y entre 2% y 3% al considerar variables adicionales como tipo de corte, preservación y pertenencia a SalmonChile. “Observamos que los productos certificados reciben un mayor precio en sí y estadísticamente significa que eso incluye un retorno positivo”, destacó Estay, precisando que este efecto es más pronunciado en los filetes frescos, donde la percepción de calidad es mayor.
El investigador añadió que estos resultados aportan evidencia empírica inédita, ya que “a diferencia de estudios internacionales basados en la disposición a pagar, este análisis se basa en precios reales percibidos por los productores chilenos”. A su juicio, el hallazgo sugiere que la certificación ASC no solo otorga ventajas económicas, sino que también fortalece la competitividad y sostenibilidad del sector. “Este mayor precio percibido debería motivar a más empresas a certificarse, lo que generaría una mejora en la sustentabilidad de la industria”, afirmó. Sin embargo, advirtió que en el futuro el premio por precio podría diluirse si todas las empresas adoptan el estándar, aunque —concluyó— “ello implicaría una industria más equilibrada y con mejores indicadores ambientales”.