Cristóbal de la Maza, superintendente del Medio Ambiente. Foto: SMA.

“La salmonicultura no debe considerar la variable ambiental como mero costo”

Chile: El superintendente del Medio Ambiente, Cristóbal de la Maza, afirma que la fiscalización remota y en línea irá ampliando su uso en acuicultura, para generar mayores alertas tempranas.

Publicado Actualizado

Para el superintendente del Medio Ambiente, Cristóbal de la Maza, es posible esperar en Chile que la salmonicultura se convierta en unos de los ejes principales de la generación de proteína en los esquemas de alimentación para la población. Sin embargo, con ello vendrán más desafíos: “el sector deberá tener en consideración, como paraguas de sus procesos productivos y de distribución, el concepto y la filosofía de la sustentabilidad como pilar de su gestión”.

En entrevista con Salmonexpert, de la Maza indica que la sustentabilidad en esencia implica generar un espacio “donde de manera equilibrada, convivan el desarrollo económico, social y el ambiental, ámbitos que impulsen al sector no sólo a sostener sus reconocidos esquemas de inocuidad alimentaria, sino que también, a relevar de manera sistemática su acercamiento al territorio y al cuidado y preservación del medio ambiente donde se pueda seguir desarrollando su actividad productiva. Lo anterior, significaría para toda la industria, movilizar sus esfuerzos hacia esquemas de gestión preventivos, donde el concepto del nuevo Ecosistema de Cumplimiento que ha sido acuñado por la Superintendencia tomaría relevancia”.

Así las cosas, para la Autoridad, el cumplimiento de los compromisos ambientales es el “mínimo esperable” de cualquier sector en la normativa. La adecuada gestión de ellos significa comprender, establecer y mantener, a su juicio, un vínculo virtuoso y constante con cada comunidad en los diferentes territorios; generar espacios de acceso a información pública que dé cuenta de sus cumplimientos; que tenga una gestión resiliente en su actividad productiva. 

“El cambio climático llegó para quedarse y lo que hasta hace un tiempo considerábamos hechos extraordinarios, hoy son parte del día a día. Por motivos como éste, es que debemos demostrar nuestros mayores esfuerzos de resguardo con el medio ambiente, no sólo desde nuestro rol desde el Estado, sino que también desde y con la propia comunidad”, apunta el titular de la SMA.

De este modo, la fiscalización remota y en línea de la SMA se ha instalado como una herramienta que irá ampliando su uso en salmonicultura, con la consecuente necesidad de fortalecer los planes de alerta temprana, como instrumento de gestión preventivo. Del mismo modo, según de la Maza, el “Compliance Ambiental” también debería ir tomando fuerza como herramienta de gestión y de demostración efectiva por parte de los regulados del cumplimiento ambiental. 

La mirada sobre el posicionamiento de los centros de cultivo de salmones, evaluación sistemática de la producción y manejo de las contingencias, constituyen los tres elementos principales sobre los cuales los titulares de los proyectos de este sector deberían aplicar el “Compliance Ambiental”.

Por tanto, “el sector debe incorporar en su gestión productiva la variable ambiental como un eje relevante que le otorgue valor agregado a la empresa acuícola, no debe ser considerado sólo como un mero costo. Los mercados y la comunidad se encuentran cada día más sensibles ante los temas ambientales y más motivados a actuar frente a comportamientos de la empresa que afecten su percepción de valor que le otorgan al territorio marítimo y su entorno ecosistémico. Las comunidades además tienen una mayor capacidad de organizarse y convocar a los medios, a las RRSS y a los servicios públicos a recibir y hacerse cargo de sus demandas lo que obliga al estado a adaptarse y disponer los recursos necesarios para la supervisión y fiscalización adecuada”, expresa la Autoridad.

El llamado del titular de la SMA es a implementar sistemas de gestión ambiental preventivos, que además de dar un estricto cumplimiento al marco normativo vigente “se hagan cargo de los efectos ya generados en el territorio insular en la Patagonia. Un ejemplo de esto es el retiro de la basura de playas, la limpieza de residuos desde el sustrato bentónico, ajustar sus producciones para evitar efectos negativos en el ecosistema, como las condiciones anaeróbicas e incorporar a las comunidades aledañas en la actividad acuícola”.